Estoy de regreso. Gracias por la paciencia de esperarme querido lector. Lo que me gusta de ser bloguera es precisamente la flexibilidad que se me da para el escribir pues esto no tiene que ser una formalidad. Los últimos dos meses de mi vida han sido intensos y llenos de pruebas y propuestas de la vida y esto me obligo a estar alejada de ti , pero gracias a Dios estoy aquí! Y hoy , en un día tan especial en que celebramos a San Valentín, ese mártir de la iglesia que fue muerto por defender el amor matrimonial quiero dedicar unas líneas al amor. El amor es la fuerza que tiene girando al mundo y el amor es Dios. Dios es amor y nosotros, tú y yo hechos a su imagen y semejanza por su amor. Me gusta pensar en el amor, como esa esencia exclusiva de los humanos, sabemos que los animales aman, pues cuidan y defienden a sus crías, pero saben ellos que están amando? No lo creo. El ser humano, es el único que lo sabe y darse cuenta de ello no es para menos. Pues cuando se descubre que en verdad somos amor, a pesar de una infancia triste, o de acontecimientos amargos con otras personas siempre tenemos la última palabra para decidir amar. Amar bien. Amar buenamente. Amar para ser felices.
Estar enamorado es sentir al otro de una manera intensa y especial como no lo haces con nadie más. Es asombrarse ante el ser único , irrepetible , especial y maravilloso que tienes frente a ti. Estar enamorado como lo dice Pedro Juan Viladrich es “descentrarse de sí mismo e instalarse en su epidermis, para percibir al otro, comunicarse y aspirar entrar en comunión” , una comunión en el cuerpo, el corazón y el alma. La gran comunión de los sentidos. El ser humano sexuado es un cuerpo poseible y por ello, te casas para donarte en todo lo que eres y lo que tienes y para recibir con todo lo que tienes y lo que eres. El amor cuando es auténtico transforma al enamorado. Le inyecta optimismo a la vida, ilusión por construir, aventurarse a desnudarse tal y cómo se es frente al otro. ¿Estaré siendo muy exagerada? Yo creo que no. Veinte años de la vida se escriben rápido. En mi matrimonio ha habido de todo: felicidad, desilusión, grandes pruebas, peleas, llantos, celebración pero sobre todo ha prevalecido esa tendencia a estar “sólo con” el otro. Los dos a solas porque a pesar de todo, amo tu presencia, tu mirada, y la forma en la que me amas, porque nunca nadie me amo así y porque nadie nunca te amará como te amo yo. Creo que esto es el amor, el que dura, el que se sobrepone al paso del tiempo y el que sobrevive a todo lo que venga. Pero por supuesto que no siempre el amor será como al principio, pero no hay que olvidar que tenemos el regalo de la voluntad y que esa voluntad es la que nos empuja a re-avivar el amor, refrescar el amor, reinventar el amor todos los días. Los matrimonios pueden ir creando sus rituales año con año o simplemente pensar, ¿qué podemos hacer las siguientes 10 semanas juntos que sea algo que jamás hemos intentado antes? Solos tú y yo. ¿De qué forma nos acercaría más, nos uniría más y nos recordaría que el corazón es siempre joven?
Que Dios bendiga el amor por los siglos de los siglos. Amén.
Sheila Morataya
Austin, TX
sheilamorataya.co