Recientemente pude acompañar en una reunión sorpresa a un estimado amigo. Se le reconoció por su ejemplo de congruencia, trabajo, servicio y sencillez cristiana, como padre de familia y abuelo, como empresario exitoso, cómo colaborador y promotor de obras sociales y comunitarias, por su actividad y gestión política, y por su amistad.
La frase que se incluyó en el video y en la escultura simbólica que recibió esta persona, está tomada de las llamadas “Bienaventuranzas de Santo Tomás Moro” y describe su estilo de vida: “Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables.” Me detengo a explorar los dos elementos fundamentales de esta expresión del patrono de los políticos: el amor y la humildad.
El Papa Francisco en una homilía en Santa Martha expresó: “Estas son las dos virtudes de un gobernante(…): amor al pueblo y humildad (…) ¿yo amo a mi pueblo para servirle mejor? ¿Y soy humilde para oír las opiniones de los demás a fin de elegir el mejor camino?” Si los políticos “no se hacen estas preguntas, su gobierno no será bueno”.
El amor que puede ser descrito como la actitud de quién está dispuesto a dar su vida por los demás es la primera condición del buen político, y es una necesidad en la política actual, se necesitan comunidades que puedan ser reconocidas por la manera en la que se aman, lamentablemente hoy la divisa parece ser el egoísmo y el individualismo que producen comunidades en la indiferencia o el conflicto.
El Papa insistió en la misma homilía “La política, dice la doctrina social de la Iglesia, es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común (…) un buen católico toma parte en política ofreciendo lo mejor de sí para que el gobernante pueda gobernar.” A pesar de que muchas veces por razones históricas o ideológicas hay gobiernos que buscan evitar que los cristianos participen en política, éstos deben hacerlo como ejercicio de amor, como una expresión natural de su fe, en la búsqueda de servir a los demás construyendo el bien común.
La segunda virtud que menciona el Obispo de Roma es la humildad que pareciera antitética con el ejercicio del poder. La soberbia, la prepotencia, el autoritarismo y la autosuficiencia, muchas veces se perciben en la actuación de las autoridades, marcando así todo el ejercicio de la política, por ello el pontífice invita a orar para que sean humildes y amen a su pueblo y asegura: “Un cristiano que no reza por los gobernantes no es un buen cristiano.”
¿Qué difícil es ser humilde cuando se está constantemente bajo el escrutinio del público? Por ejemplo en tiempo de elecciones. Sin embargo, he conocido a políticos ejemplares que aún en el ejercicio de altas responsabilidades mantienen su sencillez y humildad, y esto hace que se construyan comunidades felices y en paz.
Algunos tips para cultivar la humildad: no querer siempre tener la razón, no querer tener el control de todo, escuchar las razones de los demás y estar dispuesto a corregir, reconocer el trabajo del equipo y de las múltiples personas que nos ayudan, apoyan, enseñan y motivan, hacer lo que tenemos que hacer en la familia, el trabajo, y la sociedad a través de la política con alegría y sencillez.
El Canciller de Inglaterra y santo que murió mártir, nos da una clave para buscar la humildad en el ejercicio de la política hoy, hay que hacer las cosas “sin sentirse indispensables.”
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
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