Seguramente por estas fechas el tráfico vehicular será más caótico en las ciudades y el stress matinal se acentuará por algunos días mientras las cosas adquieren la rutina normal del trabajo y la escuela. Quizá en la Sierra Tarahumara algunos papás caminarán entre las barrancas varios kilómetros para llevar a sus hijos a los albergues donde regresarán a iniciar el ciclo escolar, es esa época del año.
En Oaxaca algunos maestros han amagado en continuar sus protestas y no presentarse a dar clases, sin embargo la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) ofreció que los papás darían clases en lugar de aquellos maestros que decidieran no presentarse a trabajar, esto me hizo reflexionar acerca de la responsabilidad e interés de los papás en la educación de sus hijos.
Por muchos años se ha dicho que por una o dos generaciones algunos padres se desentendieron por lo menos parcialmente de la buena educación de los hijos, algunos de ellos agobiados por una educación autoritaria de sus padres decidieron volverse “democráticos” y compartieron la autoridad con los hijos, aunque los niños lo que necesitaban es alguien a cargo de su educación.
Luego el entorno cambió y las nuevas generaciones de padres que se dieron cuenta del involuntario error, sufrieron las consecuencias de unos hijos que no tuvieron la educación que los preparara para las responsabilidades de la vida, entre otras la de educar a sus propios hijos una vez llegada la hora, y así otra generación no tuvo la posibilidad de una buena educación en casa.
En esta confusión educativa nos encontró la nueva época que además está llena de cambios rápidos que retan a padres e hijos en nuevas formas creativas y participativas de educación, hay quienes han identificado no sin razón una crisis educativa en la imposibilidad de los padres de comunicar a los hijos aquellos valores y habilidades necesarias para el buen vivir.
¿En dónde se aprende a respetar la dignidad de las personas? ¿En dónde se aprende a ejercer la libertad y al mismo tiempo actuar con responsabilidad? ¿Dónde se puede aprender a respetar a los demás en un ambiente de amor y confianza que posteriormente pueda manifestarse en la sociedad, si no es en la familia?
¿Si las clases más importantes para desarrollarnos como personas responsables, trabajadoras, humanas y respetuosas las recibimos en la familia? ¿Por qué consideramos la escuela como el “regreso a clases”?
La clave para empezar a resolver la crisis educativa pasa por el compromiso de los papás con sus hijos, asumir su responsabilidad educativa en serio, primero con el testimonio sobre todo en la primera edad de los hijos en donde aprenden por imitación y observando lo que ven en la familia. Si el papá respeta y ama a su esposa eso mismo harán los hijos en su vida, si la golpea, desprecia y no respeta, los resultados serán en consecuencia.
Si al niño se le cría mimado, dándole todo sin necesidad de adquirir hábitos de trabajo, responsabilidad y respeto, su vida en la sociedad será la del clásico “mirrey” que siente que todo lo merece y que los demás están para servirle, sin pensar en la solidaridad y responsabilidad social para con los demás.
Si los padres no asumen la construcción de la afectividad y seguridad de los jóvenes en el hogar a través de la transparencia y acompañamiento constante, lo lógico es que los hijos busquen sus modelos entre sus amigos, o en internet, o donde sea, llevándolos a espirales de consumismo y violencia que no pocas veces atentan contra su dignidad.
Creo que si es tiempo de regresar a clases, pero en la familia, con los papás asumiendo su plena responsabilidad y luchando para que la familia se convierta en la mejor escuela del mundo a la que podrán aspirar sus hijos, el espacio dónde se puede amar a todos porque se reconoce un Padre común, donde se ora y se trabaja por la justicia y la paz. A México le urge que los papás y los jóvenes regresen a clases en el hogar.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
