“Perros” y misioneros

La primera vez que viví en Estados Unidos enfrenté las múltiples opciones de cereales, jabones, y toda clase de artículos en los supermercados, en contraste con las conocidas opciones (y únicas) que teníamos en la pequeña comunidad serrana donde viví mi niñez.

La imagen me ayuda a entender la confusión de los jóvenes que al enfrentar tal cantidad de información tienen problemas para discernir lo útil de lo inútil, lo importante de lo intrascendente, e incluso para decidir sobre alternativas para estudiar o trabajar. Los errores en mis opciones frente a los anaqueles comerciales tenían consecuencias irrelevantes, frente a las implicaciones que tiene hacer malas opciones de vida o no hacerlas.

Una de las características de la época actual es la ausencia de compromiso que se puede ver en la falta de interés y participación de los jóvenes en política o en agrupaciones de servicio y voluntariado. Muchos aducen la corrupción en la política y los liderazgos partidistas y económicos como la causa de la no participación, sin embargo, otra causa parece ser la dificultad para optar frente a la confusión de ideas e intereses, frente a las múltiples causas que a veces son contradictorias y que llevan a dudar de las opciones que se presentan y que derivan en apatía o cinismo.

La falta de compromiso se manifiesta también en las diferentes opciones de muchos jóvenes que no están dispuestos a engendrar y a educar hijos o a adquirir un compromiso matrimonial, ya sea por el uso de anticonceptivos en las relaciones sexuales, por la tendencia a vivir relaciones temporales, o incluso a experimentar relaciones con personas del mismo sexo que cancelan la posibilidad de procrear, también hay quienes se abstienen de tener relaciones con otras personas y optan por vivir aislados, privilegiando las interacciones virtuales que permite la tecnología y la conectividad actuales.

Y también existen quienes no optan, porque la marginación y la exclusión los dejan sin opciones.

En este entorno de exceso o ausencia de opciones, de corrupción, y de confusión, existen quienes rompen el círculo vicioso a través del compromiso con los demás. Son personas que optan, que escogen con entusiasmo un camino que les da una ventaja contra quienes temen al compromiso y se mantienen en la dubitación, en la consideración interminable de las siempre nuevas opciones que se les presentan a diario, o en la angustia de no tener opciones. Son personas que convierten su opción en una misión.

Hay quienes optan por ganar dinero o tener poder, “éxito” al precio que sea, sin importar los medios o los límites éticos o legales. Se comportan como los personajes descritos en “perros” de Pink Floyd, al final con corazones de piedra, dispuestos a matar -de muchas maneras- a quién se interponga en su camino, para terminar en la soledad de su inagotable ambición, más que una misión parece que los mueve una obsesión.

Recientemente conviví con un grupo de jóvenes que se dedican a ayudar a personas en necesidad desde diversas asociaciones civiles y de voluntarios, con programas de escuelas de tiempo completo para apoyar a niños y jóvenes mientras sus padres trabajan, o que solo tienen papá o mamá, apoyos nutricionales, educación para padres, atención a mujeres embarazadas o con cáncer, cuentan también con programas de autoestima y formación para jóvenes, para ayudarles a dar sentido a su vida en un mundo que pareciera no tener sentido.

En este caso la opción de ayudar a los demás se convierte en una misión, en un compromiso de vida que fortalece lazos en la sociedad y que sigue la lógica de que todos avancen, no sólo una persona por encima de los demás, sino ayudándose unos a otros, uniendo esfuerzos de distintos grupos de voluntariado y apoyo solidario.

Se puede optar por la obsesión individual hacia la isla desierta, o por el servicio a los demás en la autoconstrucción personal y social. La obsesión individual y el compromiso social, se convierten en un antídoto a la duda, a la apatía y a la inseguridad que llena de ansiedad y paraliza. Nuestro mundo necesita más compromiso, menos obsesionados por el éxito individual y más misioneros dispuestos a llegar a las periferias existenciales.


 

OscarFidencioIbanez

Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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