Papás que siembran esperanza

Mi Papá como buen agricultor de temporal era un hombre lleno de esperanza. Alguien que depende del agua que cae del cielo para asegurar su trabajo, su bienestar, su vida y sus sueños, ha de cultivar la esperanza cada día; y a pesar de los años de secas, de las plagas, de los animales, de las heladas, del mercado y demás obstáculos, el cariño de cuidar una semilla, verla germinar y después de meses dar su fruto, renueva la esperanza. Pero hay que sembrar la semilla.

Hay algunos videos inspirados en la novela del francés Jean Giono sobre “El hombre que plantaba árboles”. Una historia de esperanza y de perseverancia basada en la convicción de una persona que transforma su entorno a partir de pequeños esfuerzos diarios, constantes, sin arrostrarse por las condiciones agrestes e incluso hostiles del terreno, que concluye con la creación de bosques y manantiales en lo que fue un erial desolado. Pero empezó sembrando la semilla.

La confianza en sí mismo puede ser sembrada por los padres en la vida de los hijos, pero no basta sembrar, hay que cuidar y cultivar para que esa pequeña semilla germine y produzca fruto, y el mejor fruto de esa semilla es una vida llena de esperanza; implica la posibilidad de que las cosas pueden cambiar y mejorar a partir de los actos que cada quien siembre. ¿Se puede sembrar y cultivar sin amor?

Para un cristiano la confianza se deriva de la fe en el cuidado amoroso que el Padre tiene de sus hijos, y por ello se puede decir que el cristiano obra con la libertad que brinda esa confianza, consciente de que sus acciones darán fruto “como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo.” (Mc 4, 26-27)

Hay muchas maneras de sembrar para transformar nuestro entorno, con buenas acciones que a veces parece que no llevan a ningún lado o que no tienen efectos espectaculares, es aquí donde la confianza nos ayuda a ir adelante siempre sembrando, cuidando y cultivando en cada acto de nuestra vida, sea en la familia, con los amigos o en el trabajo.

Siempre podremos regodearnos en nuestra desesperanza o desánimo, y ver cómo crece la mala hierba de la corrupción, la injusticia, la pobreza, el sufrimiento y la contaminación; o en lugar de eso podemos limpiar un poco el terreno donde estamos parados y para empezar a sembrar.

La paternidad biológica está asociada al depósito del semen, que como semilla fecunda y da origen a la vida, para iniciar un lento y callado ejercicio de crecimiento de día y de noche que trae a la luz del mundo nuevos niños y niñas, en donde hay que seguir sembrando amor, confianza, seguridad, y muchas otras cosas que darán fruto en su momento.

¿Cuántos padres están sembrando las semillas de un mundo mejor a través de una educación para la fe, para la esperanza, para el amor y para la libertad? Para todos esos padres que entienden que están en este mundo para cuidarlo y para dar fruto principalmente en sus hijos, pero también en todo lo que se nos da para sembrar y cultivar ¡feliz día del padre!


Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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Un comentario

  1. Hay que seguir sembrando, siempre sembrando.
    Mi Padre trabaja siempre y yo también.

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