Santoral 20 de febrero | Santos Francisco y Jacinta Marto, San Euquerio de Orleans y Beata Amada

Santos Francisco y Jacinta Marto

Franciso y Jacinta nacieron en Ajustrel, aldea de Fátima, parroquia de la diócesis Leiría-Fátima de Portugal.  De su humilde familia aprendieron a conocer y alabar a Dios y a la Virgen María.

En 1916, mientras cuidaban su rebaño, se les apareció a ellos y a su prima Lucía por tres veces un ángel y en 1917 seis veces la Santísima Virgen que los exhortó a rezar y a hacer penitencia como desagravio por los pecados cometidos, para obtener la conversión de los pecadores y la paz para el mundo.

Ambos quisieron responder inmediatamente con todas sus fuerzas a estas exhortaciones.  Inflamados cada vez más de amor a Dios y a las almas, tenían una sola aspiración:  rezar y sufrir de acuerdo a las peticiones del Ángel y de la Virgen María.

Francisco murió en 1919 a la edad de 11 años y Jacinta un año después, a la edad de 10 años.

Euquerio de Orleans

Nació en Orleans hacia el 695; murió en Saint-Trond (Bélgica) en el 738.

Desde hacía siete años vivía feliz en la abadía de Jurniéges. Carlos Martel lo nombró obispo (hacia el 716). Euquerio simuló no saber nada y siguió como antes. Pero Martel le anunció por escrito que lo traería escoltado hasta Orleans si tardaba en ponerse en camino. Obedeció, pero lloró al dejar la abadía.

Todo fue bien hasta el día siguiente de la batalla de Poitiers (732). Considerando que, gracias a sus soldados, la Iglesia se había salvado de la batalla, y que por eso debían recibir recompensa, Carlos Martel se propuso esquilmarla, apropiándose hasta de los cálices de oro. Todos los obispos callaron por temor; sólo Euquerio protestó. Eso le valió la pena de destierro a Colonia. La Iglesia de Colonia era rica, pero había soportado altos impuestos y recibió como a un héroe al defensor de los bienes eclesiásticos.

No podía convenir a Carlos Martel que se formase, en torno al mártir que acababa de hacer involuntariamente, un núcleo de oposición clerical. Por eso se apresuró a ordenar al duque Roberto, gobernador de Lieja, que fuese a buscar al exiliado y lo secuestrase. Se hicieron grandes amigos Roberto y Euquerio. A propuesta de este último, el duque persuadió a su señor de que el anciano obispo en ningún sitio estaría más apartado, y resultaría más inofensivo que en la abadía de San Trudón. Allí pasó Euquerio sus últimos años tan feliz como lo fue antaño en Jumiéges.

Beata Amada (1200-1252)

Nació y murió en Asís, Italia.  Como sus tíos, santa Clara y el hermano Rufino de las Florecillas, pertenecía a la familia de los Offreduccio, una de las más distinguidas de Asís.  Recibió la vocación un día en que visitaba a su tía en el convento de San Damián.  Decidió de inmediato hacerse religiosa sin pedir siquiera licencia a los suyos.  Sus penitencias eran tales, que según su biógrafo, “sus días se acortaron”.

*  Ponte en la presencia de Dios; pregúntale sin miedo que quiere de ti para el día de hoy, y cúmplelo sin vacilar. 

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