San Juan de Brébeuf y San Isaac Jogues, presbíteros y compañeros mártires
Juan e Isaac son los abanderados de los ocho jesuitas que fueron sacrificados por Cristo en los actuales territorios del Canadá y de los Estados Unidos, allá por los años 1642-1649. Isaac Jogues fue martirizado por los indios iroqueses cerca de Auriesville (Estado de Nueva York). Juan de Brébeuf murió a manos de los indios hurones, en territorio canadiense.
San Lucas del Espíritu Santo
Lucas Alonso Gordo nació en Carracedo de Vidriales, Diócesis de Astorga y provincia de Zamora (España), el 18 de octubre de 1594. Sus padres, Domingo Alonso y Leonor Gordo, le pusieron el nombre del santo del día y fue bautizado en la misma fecha.
El 31 de junio de 1610 tomó el hábito dominicano en el convento de Santo Domingo de Benavente y el 2 de Junio de 1611 hizo su profesión en el mismo. Estudió en Tríanos (León) y en el colegio de San Gregorio (Valladolid).
El 25 de abril de 1617, fiesta de San Marcos, sale para Sevilla, rumbo a México voluntario para ir a misiones. Ahí se ordenó de sacerdote a finales de 1617 y en 1618 llegó a Filipinas donde trabajó en el colegio Santo Tomás de Manila como Lector de Artes.
En 1623 partió para Japón, donde durante diez años asistió a los perseguidos, reconcilió a los apostatas y llevó a todos el consuelo.
El 8 de septiembre de 1633 fue encarcelado en Osaka y llevado a Nagasaki, le pusieron en el tormento de horca y hoya el 18 de octubre, día de su 39 cumpleaños y entregó su alma al Señor al día siguiente. Su cuerpo fue reducido a cenizas.
El 18 de noviembre de 1981 fue beatificado en Manila y canonizado en Roma el 18 de octubre de 1987 por el papa Juan Pablo II.
San Pablo de la Cruz, presbítero (1694-1775)
Experimentaba un atractivo especial en contemplar la pasión de nuestro Señor y en evangelizar las zonas rurales. Junto con sus compañeros, de la Congregación de los Pasionistas, por él fundada, se dedicó a sus anhelos. En 1765 se estableció en Roma, cerca de la basílica de los santos Juan y Pablo.
San Pedro de Alcántara (1499-1562)
Nació en Alcántara, España, de origen noble. Ingresó a un monasterio franciscano desde los dieciséis años. Más tarde fundó una nueva rama de esta congregación- “los descalzos”- muy austeros y pobres, y animó a Santa Teresa de Ávila a hacer lo mismo en el Carmelo.
Caía San Pedro con frecuencia en éxtasis, y en esos momentos se le oía gritar de alegría, por lo que algunos lo consideraban loco.
Era sumamente austero y penitente consigo mismo, pero alegre y amigable con los demás. Santa Teresa dejó escrito acerca de él lo siguiente: “Al afecto que me tenía le debo las confidencias que me hizo. Me contaba que durante cuarenta años no comió más que una vez cada tres días; que no dormía más que una hora y media por la noche, tumbado en el suelo, con la cabeza apoyada en el muro. No se le veía más que piel sobre los huesos, cuando lo conocí; se podría decir que tenía un cuerpo formado por raíces de árbol. Llevaba siempre los ojos bajos. Era tan afable y de tan sabrosa conversación que no hablaba más que cuando le preguntaban.”. Sin duda fue un alma privilegiada, y la gracia de Dios y su correspondencia a ella obraron maravillas.
San Renato Goupil (+1642)
Misionero jesuita, originario de la región francesa del Maine y Loira, a quien los indios iroqueses de Quebec asesinaron, convirtiéndolo en uno de los primeros mártires canadienses.
* Procura cuando menos los viernes meditar sobre la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Te ayudará a amar más a Jesús y a crecer en vida interior.