Santoral 20 de agosto | San Bernardo, San Filiberto y Profeta Samuel

San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia (1090-1153)

«El hombre que se enamoró de Dios».  «El gran amante».  «El reformador del Císter».  «El amado de María».  Todo esto se ha dicho y muchas cosas de este gran hombre que influyó en la Iglesia de la Edad Media más que los reyes y Papas de su tiempo.                                

Tescelín el Moreno y la dulce y encantadora Alicia, padres de Bernardo fueron bendecidos por el Señor con siete hijos y todos ellos serían santos y beatos.  Este santo matrimonio -los dos son venerables y beatos-, supieron educar cristianamente a sus hijos.  Bernardo nació el año 1090 cerca de Dijon (Francia). Fue el primero en seguir el llamamiento de Cristo y fue él posteriormente,  el que arrastró uno a uno a sus hermanos y a su madre al claustro.   A la edad de 21 años se unió a los monjes del Císter. Poco después fue elegido abad del monasterio de Claraval, cargo que desempeñó con gran provecho para sus monjes.   

Bernardo estaba dotado con todos los dones que puede envidiar una persona: porte elegante, inteligencia despierta, simpatía arrolladora, corazón ardiente. Fue el hombre que se enamoró de Dios, el hombre de alma ardiente; caudillo de nacimiento.  Era un huracán, magnetizando a cuantos le trataban. Estos eran los lemas que se eligió para sí y que encierran toda su rica vida y espiritualidad:

«ALCANZAR A CRISTO».  Una vez que abandonó el mundo ya nada le importaba más que esto: SER TODO DE CRISTO, Y SÓLO PARA ÉL.

«ABSORTOS EN CRISTO».  Era un alma profundamente contemplativa.  Pasaba horas y horas ensimismado en Dios y en las obras de la naturaleza que le llevaban a Dios.

«PENDIENTES DE CRISTO».  «CONSCIENTES DE CRISTO».  Estos lemas eran para él y para su hermana Humbelina, a quien amaba con toda su alma.  El sabía muy bien que su misión no era otra, que la de continuar la obra comenzada por Cristo en su alma, al abrazar la vida del Císter.  Estos lemas le servían como de espuelas para amar más y más al Señor y servir a los hermanos.

Bernardo fue el verdadero reformador de la vida religiosa y hasta cristiana de la Edad Media. Fundó 68 monasterios durante su vida. La acción de Bernardo no se limitó a sus conventos, sino que llamó la atención a reyes, príncipes y Papas cuando vio que no iban por buen camino.  Estos mismos jerarcas acudían a él sabedores de que siempre les diría la verdad.

Bernardo supo hermanar, como pocos, a María y Marta del Evangelio, en sí mismo.  Era contemplativo y celoso apóstol como ninguno: predicó Cruzadas, dirigió batallas, pasó largas horas en oración.  Escribió mucho sobre Teología y ascética. Amaba a Jesús con toda su alma y a María tiernamente, como pocos lo hayan hecho.  Murió el 20 de agosto del año 1153, a la edad de 63 años.

San Filiberto (618-685)

Nació en Euaze, Francia, en la corte del rey Dagoberto. Abandonó la corte y se hizo religioso. Fue un gran propagador de la vida monástica y fundó varias abadías.

Profeta Samuel (A.T.)

Fue profeta  y líder de los hebreos por un tiempo. Su historia se cuenta en el libro que lleva su nombre en el Antiguo Testamento.

* Procura hoy repetir esta jaculatoria de San Bernardo:  “Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María”, para demostrarle tu cariño a la Virgen nuestra Señora.

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