Los expulsados

Un joven centroamericano decide migrar porque la pandilla lo obliga a asesinar para que no asesinen a su familia, una adolescente centroamericana también escapa junto con su bebé de su pareja, un pandillero que la golpeaba y que a su vez la rescató de su padrastro que abusaba de ella. Estas historias fueron compartidas por sacerdotes Salesianos recientemente en un foro en Ciudad Juárez posterior a la visita del Papa Francisco. Y son similares a otras contadas por otro sacerdote que estuvo de misionero 12 años en Honduras.

Muchas veces pensamos que los migrantes son gente que llega a nuestra puerta o a nuestro país a pedir limosna, otros piensan que vienen a quitarles su trabajo, y muchos más creen que los migrantes son un asunto lejano, una tragedia de los pobres, que no conviven con nosotros, sino que viven en los techos de los trenes, en los camiones clandestinos, en las veredas del desierto o agazapados en las márgenes del río, en fin, en lugares lejanos a nosotros, como en una realidad alterna, que no nos afecta.

Desde que el Papa Francisco planeaba su visita a Estados Unidos, el hoy Nuncio en Estados Unidos Christophe Pierre, quien entonces era el Nuncio en México, recibió propuestas para que Su Santidad entrara a Norteamérica a través de Ciudad Juárez, para mostrar su apoyo a los millones de migrantes que “buscan pasar al ‘otro lado’”. El Papa quería venir a Ciudad Juárez no sólo a consolar a quienes han sufrido la violencia criminal en la frontera, sino como un gesto de acompañamiento a los migrantes.

Después de hacer oración en la Cruz del Migrante que se construyó para significar el sufrimiento de los desplazados al intentar cruzar la frontera, reflexionó sobre el fenómeno global de la migración forzada, junto a miles que escuchábamos su homilía a escasos metros de la línea que divide a México y a Estados Unidos.

Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado.

Para muchos, la migración no es una decisión voluntaria de dejar su familia, su casa, su tierra, el lugar a donde pertenecen, sino que son expulsados por tragedias, incluso por la sequía o por la degradación y explotación ambiental, porque se agotan los recursos naturales que antes eran la supervivencia de las comunidades.

El Papa señala que los pobres y particularmente los jóvenes “son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. Y qué decir de tantas mujeres a quienes les han arrebatado injustamente la vida.” El Papa es latinoamericano, y conoce de primera mano estos problemas, porque hay gente de Iglesia comprometida ayudando a personas en estas condiciones límite.

Ya en su mensaje a los obispos en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México les había dicho que tendrían que colaborar más con los obispos norteamericanos, para que fuera una sola comunidad de cristianos sin frontera la que se uniera para apoyar a estos hermanos, y a los cristianos también nos invitó a ayudar en cualquier lugar a aquellos que van de paso, para curarles sus heridas y su necesidad, para que no sean un número, para que todos reconozcamos al hermano que sufre y necesita nuestro apoyo.

Dar posada al peregrino, dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, visitar al cautivo, consolar al triste, orar por vivos y muertos, enseñar al que no sabe, cualquier obra de misericordia se puede realizar con miles de personas que no escogieron emprender el camino, sino que fueron forzados a salir.

En la frontera de México hay demanda de mano de obra, así que se pueden establecer programas de empleo temporal para migrantes, en lugar de perseguirlos y criminalizarlos, esta fue una de las propuestas del foro de migrantes en Juárez, y seguramente con poquita voluntad habrá muchas otras que atiendan a las distintas realidades asociadas a la tragedia de los expulsados de distintos lugares de México y el mundo.


 

OscarFidencioIbanez

Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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