La Sede Apostólica Vacante

Benedicto XVI ha hecho efectiva su renuncia al pontificado, y por tanto comienza para la Iglesia el período de la Sede Vacante, o sea, el tiempo en que la Silla de San Pedro está vacía, pues no hay un Papa que la ocupe.

Muchos de los fieles se sienten abandonados, como ovejas sin pastor. ¿En verdad la barca de Pedro ha perdido su timonel y viaja a la deriva? El Papa Benedicto XVI ha renuniado por motivos de salud y para dejar el liderazgo de la Iglesia en manos de un hombre más joven. El Papa no es el protagonista de la Vida de la Iglesia, sino Cristo, quien la guía y la lleva al conocimiento del Padre.

Durante el período de la Sede Vacante el gobierno de la Iglesia pasa al Colegio de Cardenales, y en particular en manos del Cardenal Camarlengo, quien se dedica a preparar todo lo necesario para el Cónclave. En este período los Cardenales sólo pueden resolver los asuntos urgentes e inaplazables. No pueden cambiar leyes ni dogmas.

La principal actividad del perído de la Sede Vacante es la preparación del Cónclave que eligirá al próximo Papa. En el momento en que éste acepte su elección termina inmediatamente el período de Sede Vacante y el gobierno de la Iglesia regresa a manos del Pontífice.

 

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