Mes de noviembre: comienza con dos días dedicados a todos los santos y a los difuntos.
Oímos hablar muy poco o casi nada de este tema.
Cada día que pasa nos acerca más a ese momento….
Hoy quiero añadirle solamente esto, que cada uno debe tener presente la perspectiva de la propia muerte. Y debe estar preparado para presentarse frente al Señor y al Juez y al mismo tiempo frente al Redentor y al Padre. Así, yo también lo tengo continuamente en consideración, confiando ese momento decisivo a la Madre de Cristo y de la Iglesia, a la Madre de mi esperanza.
(Testamento de Juan Pablo II)
Comparación: La vida es como un viaje en tren de pasajeros. Los que ven en él viven pensando que un día llegarán a su destino y se bajarán. Ninguno de ellos piensa que estará allí siempre.
A veces se olvidan de que están de viaje, hasta que, al asomarse a la ventanilla, se dan cuenta de que algunas personas dejan el tren y entonces se acuerdan de que está cerca el término de su recorrido. La vida es como uno de esos trenes; nos olvidamos a veces que en ella estamos de paso hasta que vemos a algunos descender, es decir, morirse, y entonces nos acordamos que también nosotros debemos apearnos; pero aunque veamos a muchas personas desaparecer de este mundo, difícilmente llegamos a persaudirnos de que un día nos ha de llegar el turno. Con frecuencia, el hombre no quiere pensar en su muerte; para él la muerte es asunto de los demás.
Es muy sano (de sentido común) que en todos nuestros planes pensemos siempre en la caducidad de la vida. Como los pasajeros, vamos de paso.
Tenemos resistencia a ese pensamiento (instinto de conservación) y preferimos pensar en la muerte de los demás.
Todos los seres vivos mueren, pero sólo el ser humano sabe que va a morir.
Estadísticas: En México país, por ejemplo, fallecen cada año cerca de 400, 000, unos 1, 100 diarios, 45 cada hora, 4 ó 5 cada minuto.
Cada año mueren en el D.F. unas 100, 000 personas. Cada día., alrededor de 300, es decir, una cada 5 minutos (¡!).
Necesitamos considerar estas verdades, es una eternidad lo que está en juego.
La muerte puede venir en cualquier momento, y vendrá inexorablemente. No sabemos cuándo, ni dónde, ni cómo. Lo único cierto es que vendrá.
Meditar en esto nos hace mucho bien: nos vuelve a orientar a lo verdaderamente importante.
Sentido cristiano de la muerte: no es una tragedia (paganos), es el día del nacimiento a la vida eterna.
Para quienes tenemos fe, la muerte es una despedida, a un tiempo dolorosa y alegre. Un cambio de casa, de esta de la tierra a la del Cielo. No es que la fe haga desaparecer esa herida como por encanto, sino que la cicatriza por medio de la esperanza, porque sabemos que los muertos no se mueren del todo.
A que nos lleva esta meditación sobre las verdades últimas:
a) necesidad de aprovechar mejor el tiempo:
Hacemos planes de previsión, de jubilación, de vejez, de enfermedad, de accidentes, de imprevistos, vacaciones, planes, viajes, etc…
Pero ¿por qué no prever y preparar el futuro definitivo, que no es otro que el encuentro con Dios?.
Si todavía no lo hemos entendido así, ojalá que pronto lo comprendamos y obremos en consecuencia.
Un pensador actual ha escrito: ”La vida es como un paréntesis en el tiempo. Se abre con el nacimiento y se cierra con la muerte. Poco importa que ese paréntesis sea largo o corto. Lo que importa es lo que se ponga dentro de él.. A muchos la propia vida les produce vértigo”.
Y aquí, precisamente, está lo desconcertante. Todos nos preocupamos por nuestro futuro inmediato.
Enderezar el rumbo para acercarnos a Dios, tratarlo, etc.
Con razón se llama tiempo perdido el que se gasta sin servicio de Dios ni provecho del prójimo.
Acercar a nuestras familias a Dios….
Hay que llenar el paréntesis de nuestra existencia humana haciendo el mayor bien posible.
La brevedad de la vida nos habla de aprovechar bien el tiempo, de hacer fructificar los talentos que hemos recibido de Dios. Aprovechar el tiempo para desprendernos de las cosas de la tierra, crecer en amor de Dios y acercarle muchas almas. "A los cristianos, la fugacidad del caminar terreno debería incitarnos a aprovechar mejor el tiempo, de ninguna manera a temer a Nuestro Señor, y mucho menos a mirar la muerte como un final desastroso" (Amigos de Dios, n. 39)
b) buen antídoto para vencer el pecado
• En todas tus obras acuérdate de tus postrimerías y no pecarás jamás (Ecl. 7, 36).
c) no valorar de más las cosas materiales, especialmente muchas que nos parecen imprescindibles.
Vivir menos apegados a las cosas materiales (que tantas veces idolatramos)
Aprovechar el tiempo….
Estamos de paso y «la muerte llegara inexorable. Por lo tanto, ¡qué hueca vanidad centrar la existencia en esta vida! Mira cómo padecen tantas y tantos. A unos, porque se acaba, les duele dejarla; a otros, porque dura, les aburre… No cabe, en ningún caso, el errado sentido de justificar nuestro paso por la tierra como un fin. »Hay que salirse de esa lógica, y anclarse en la otra: en la eterna. Se necesita un cambio total: un vaciarse de sí mismo, de los motives egocéntricos, que son caducos, para renacer en Cristo, que es eterno» (SURCO, n. 879).
¿Ha pensado Ud. dónde piensa pasar su eternidad?
• la muerte es puerta que nos abre a la vida verdadera que no se acabará;
• la muerte no es el final: es salir al encuentro con alguien que nos espera.
• No es “una tragedia”, algo que “ocurre”
Lo verdaderamente importante en la vida no son las cosas, personas o asuntos con que nos relacionamos sino Dios, que es nuestro futuro.
San Francisco Javier y sus amigos. Hablaban entre sí cómo le gustaría a cada uno morirse. –Yo de repente, yo con tiempo para darme cuenta, yo ….
El santo dijo: – me gustaría morir, teniendo a Dios por Amigo.
"Velad porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor" (cf.Mt 24, 42), estas palabras me recuerdan la última llamada, que vendrá en el momento que quiera el Señor. Quiero seguirle y deseo que todo lo que forma parte de mi vida terrenal me prepare a ese momento. No sé cuando llegará, pero como todo, también deposito ese momento en las manos de la Madre de mi Maestro: Totus Tuus. En sus manos maternas lo dejo todo y a todos aquellos con quienes me ha ligado mi vida y mi vocación.
(…..) (Testamento de Juan Pablo II)
Para tener el mundo por nada.
Para poner mi mente prontamente en Ti…
Para estar afanado en trabajar por quererte
Y recuperar el tiempo perdido
(S. Tomás Moro).
Comentario muy acertado que nos hace poner los pies en la tierra para pensar en la vida eterna
qué bueno que hagan estos comentarios acerca de la muerte, porque los humanos estamos tan entretenidos en lo del mundo que pocas veces o nunca pensamos en nuestro destino final que es poseer a Dios. Felicidades.