En el mismo lugar en que se cita a Juana en el Evangelio de San Lucas se habla de Susana. Nada especial se dice de ella, salvo que estaba con otras muchas que le servían con sus bienes[370]. Parece pequeña la referencia, pero nos presta la posibilidad para meditar un aspecto esencial de la predicación de Nuestro Señor Jesucristo: el servicio.
Jesús había dejado muy claro a sus discípulos que no había venido a ser servido sino a servir,y muchas serían las manifestaciones de esta actitud humilde, tan en contraste con la de los maestros del momento que se hacían servir por sus discípulos, pero es constante en su vida, como se evidencia en la última Cena cuando se puso a lavar los pies a los suyos y al acabar les dijo: Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro os he lavado los pies, vosotros también os debéis lavar los pies los unos a los otros. Os he dado ejemplo para que como yo he hecho con vosotros también os debéis lavar los pies unos a otros. Os he dado ejemplo para que como yo he hecho con vosotros, así hagáis vosotros. En verdad, en verdad os digo: no es el siervo más que su señor, ni el enviado más que el que le envió. Si comprendéis esto y lo hacéis seréis bienaventurados[371].
Todos los que quieran ser discípulos de Jesús deben ser servidores unos de otros. Servir es una de las formas de caridad más fina y delicada. El que sirve no alardea de virtud, pero la vive. El Vicario de Cristo ha querido en los últimos siglos llamarse siervo de los siervos de Dios, un buen título de honor: servir a todos.
Servir es algo para todos, especialmente los cristianos, pero en la mujer tiene unas características específicas que conviene reflexionar. Ya veíamos como Juan Pablo II hacía referencia a la femineidad como una destinación de la mujer a cuidar del hombre, del ser humano, de una manera especial: es decir de estar más atentas a los problemas personales y vitales. La mujer es igual al hombre en derechos y deberes, pero está dotada de unas cualidades enriquecedoras y específicas: algo característico, que le es propio y que sólo ella puede dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y sencilla, su tenacidad… La feminidad no es auténtica si no advierte la hermosura de esa aportación insustituíble y no la incorpora a la propia vida[372].
No es difícil evocar el ambiente de Jesús con sus discípulos. Cristo estaba continuamente recibiendo gente, hablando en grupo o a solas con unos y con otros; muchas veces no tenían tiempo ni para comer, otras se alargan las visitas hasta la noche, otras veces se cansa en largas caminatas. Los discípulos debían aprende y Jesús les enseñaba, ayudaban al Maestro atendediendo a muchos que le buscaban, estaban en muchas cosas que les parecían importantes, y seguramente lo eran. Pero ¿quién se preocupa de la comida? alguien tiene que hacerla, comer de lo que se encuentra por el camino se soporta bien unos cuantos días, pero no demasiados. ¿Y la limpieza de la ropa? No pueden ir hechos unos mendigos, deben cambiar de ropa, arreglar rotos, reparar las bolsas, las sandalias y mil cosas más. Dedicarse a ello resta tiempo de lo importante. ¿Qué hacer?. Las mujeres están en ello. Algunas son familiares de los discípulos, allí están las madres de Juan y Santiago, la de Judas Tadeo y el otro Santiago, quizá alguna otra, y Susana con las demás que les dirían: "dejadnos a nosotras, no os preocupéis, quedaos tranquilos y haced vuestra obligación, ¡que más podemos hacer nosotras que ayudaros un poquito!, además sabemos hacerlo mejor que vosotros, no seáis pesados y dejaos ayudar". Y aquellos buenos hombres, seguidores de Jesús, se dejarían servir; ellos sabían pescar, ganar dinero, hablar o explicarse, pero quizá eran un poco adanes.
Por otra parte si miramos los trabajos humanos vemos uno que destaca de una manera extraordinaria: preparar la comida. No hay trabajo que se le pueda igualar en lo humano, ya que se puede vivir sin muchas cosas pero no sin comer; además es muy ingrato comer sólo para sobrevivir. Cierto que puede cocinar hombre o mujer, el número de los buenos cocineros es notable, pero también es muy cierto que ha sido muy frecuente y agradecido que sean las madres de familia las que lleven esa tarea en los hogares. Ellas dieron de comer a los recién nacidos, y ellas saben bien que un marido bien cuidado en este terreno se reanima cuando las inquietudes del trabajo le agobian. Todos los demás trabajos se presentan como superfluos ante la necesidad de comer, es más, parecen dirigidos a la alimentación como cuestión necesaria y diaria. ¿Será bueno recordar la necesidad de incluir el espíritu de servicio en la comida? Es obvio que, por no cuidar algo que parece poco importantecomo es el servicio muchas personas se sienten desdichadas. Una cuestión secundaria da buen o mal sabor a las cuestiones necesarias como es sobrevivir.
¿Y el vestido? También es una cuestión necesaria. El frío y el pudor los reclaman, pero también la vida social. Se valora a las personas por su modo de vestir. No se trata de que todos tengan que vestir como reyes, pero sí conviene ir limpios y bien cuidados. Y eso requiere tiempo, hilo, aguja y saber, es decir, espíritu de servicio. ¿Hombre o mujer?, no importa demasiado, pues depende de la distribucion de los trabajos en la casa, pero sería triste trabajar mucho fuera de casa para tener que pagar a otra persona que realice estas funciones. Siempre será lo ideal que alguien con cariño lo haga, si tiene tiempo y habilidad.
¿Y el clima de hogar? Aquí habitualmente tiene más importancia la mujer que el hombre:el hogar y la familia ocuparán siempre un puesto central en la vida de la mujer…la atención prestada a su familia será siempre para la mujer su mayor dignidad: en el cuidado de su marido y sus hijos o, para hablar en términos más generales, en su trabajo para crear en torno suyo un ambiente acogedor y formativo, la mujer cumple lo más insustituíble de su misión y, en consecuencia, puede alcanzar su perfección personal [373].
Susana no necesita grandes discursos para ponerse a servir a Jesús y a los discípulos, sirve y basta. Es muy posible que su posición en la vida la eximiese de trabajos que algunos han llamado inferiores, de una manera poco inteligente. Los soberbios no entienden el servicio, quieren ser servidos por los demás, si todos actuasen igual el mundo sería un jaula de fieras aisladas. Todo trabajo es servicio, pero algunos son servicios privilegiados porque llenan la vida de clima familiar, y eso vale mucho. Eso es lo que hace Susana y las otras mujeres.
Sin embargo, conviene no olvidar que no es fácil. Jesús en el lavatorio de los pies promete felicidad a los que sirven con dos condiciones: primero si lo entendéis, sabe que los orgullosos no entenderán y que los humildes se sentirán felices cuando los demás estén contentos; luego añade si lo practicáis, no bastan los buenos deseos hay que pasar a las obras.
Meta ambiciosa es que todos tomen su profesión como un servicio. El abogado, el médico, el taxista, la enfermera y el periodista, pero debemos reconocer que el lugar privilegiado para desarrollar el espíritu de servicio es el hogar, pues allí se sirve directamente a las personas. En los otros trabajos pueden mediar papeles, burocracia, salarios y otras cuestiones, pero en un hogar se sirve al hijo como hijo, al padre como padre y al esposo como esposo. Esta labor no es exclusiva de nadie en los matrimonios pero la esposa suele ser la mejor dispuesta para ello. Así se consigue que todos los ambientes tengan el clima del hogar de Nazaret, y para ello es deseable la presencia de muchas Susanas capaces de poner ese algo personal tan propio de la mujer, que muchas -gracias a Dios- saben poner de una manera casi insustituíble.
Para servir, servir repetía muchas veces el Beato Josemaría. Este es un buen resumen de lo dicho. Ser útiles en la práctica, no sólo en los bellos discursos, y después capacitarse pues no basta la buena voluntad para hacer las cosas bien.
Servir, servir, hijos míos, es lo nuestro; ser criados de todos, para que en nuestros días el pueblo fiel aumente en mérito y número (0ración de la Misa). Mirad a María. Jamás criatura alguna se ha entregado con más humildad a los designios de Dios. La humildad de la ancilla Domini, de la esclava del Señor, es el motivo de que la invoquemos como Causa nostrae laetitiae, causa de nuestra alegría. Eva después de pecar queriendo en su locura igualarse a Dios, se escondía del Señor y se avergonzaba: estaba triste. María, al confesarse esclava del Señor, es hecha Madre del Verbo divino, y se llena de gozo. Que este júbilo suyo, de madre buena, se nos pegue a todos nosotros: que salgamos en esto a Ella -a Santa María-, y así nos pareceremos más a Cristo[374]
[370] Lc 8,3 [371] Jn 13,13-17 [372] Beato Josemaría Escrivá. Conversaciones n. 87 [373] Beato Josemaría Escrivá. Conversaciones n. 87 [374] Beato Josemaría Escrivá. Conversaciones n. 87
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Mujeres valientes 3ª ed Eunsa pedidos a eunsa@cin.es
Gracias por este maravilloso artículo sobre Susana
Que mi Dios ilumine a todas las mujeres cristianas´para asi llegar a ser unas buenas SUSANAS Y EN CONSECUENCIA MEJORES HOGARES……
Ma Sr.Alguna vez usted me dijo:"Es la Susana del Evangelio mi Santa Patrona"
Ma Sr.Alguna vez usted me dijo:"Es la Susana del Evangelio mi Santa Patrona"
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Me encanta mi Señor porque siempre esta la pendiente de los que El quiere que le sirvamos, y no por la sabiduria, porque por eso los capacita a ustedes y piedo en nombre de mi amado Jesús que su Santo Espíritu los colme de su gracia y sigamos trabajando para extender el Reino de Dios desde el estado que El disponga.Con María todo sin María nada, Amén
Me encanta mi Señor porque siempre esta la pendiente de los que El quiere que le sirvamos, y no por la sabiduria, porque por eso los capacita a ustedes y piedo en nombre de mi amado Jesús que su Santo Espíritu los colme de su gracia y sigamos trabajando para extender el Reino de Dios desde el estado que El disponga.Con María todo sin María nada, Amén
Me encanta mi Señor porque siempre esta la pendiente de los que El quiere que le sirvamos, y no por la sabiduria, porque por eso los capacita a ustedes y piedo en nombre de mi amado Jesús que su Santo Espíritu los colme de su gracia y sigamos trabajando para extender el Reino de Dios desde el estado que El disponga.Con María todo sin María nada, Amén
Muy interesante la reflexión y nos anima a seguir sirviendo de corazón a Nuestro señor, invitando a otros que lo conozcan. Gracias Bendiciones
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QUERIDOS HNOS. HE TOMADO ESTA PÁGINA, YA QUE LLEGÓ MUY DE FONDO EN MI SER, YA QUE PRESTO UN SERVICIO DE VOLUNTARIA ACÁ EN LA CIUDAD DE COPIAPÓ EN EL "HOGAR DE ANCIANOS NUESTRA SRA. DE LA CANDELARIA, DESDE EL AÑO 1982 A LA FECHA, GRACIAS A DIOS QUE ESTO ME DÁ MÁS FUERZA PARA CONTINUAR.UNIDAS EN J.J.M.
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