Jesús acaba de decir a los que le escuchan que "quedará desierta vuestra casa"(Mt) ¿Qué había querido decir con estas palabras? Pronto lo sabrán…
Jesús se enfrenta a sus enemigos, éstos no encuentran adecuada respuesta, pues como no tenían intención de encontrar la verdad y convertirse, las palabras de Jesús resbalaban en ellos como el agua en la roca granítica. Su reacción es de odio, no de conversión. Jesús sale del Templo dolorido por la dureza de corazón de aquellos hombres tan cercanos a la palabra de Dios y tan lejanos de Dios mismo. Los apóstoles participan de aquel dolor sin entenderlo del todo. Jesús acaba de decir a los que le escuchan que "quedará desierta vuestra casa"(Mt) ¿Qué había querido decir con estas palabras? Pronto lo sabrán.
En el camino de vuelta a Betania predomina el silencio, hasta que alguno de los discípulos -quizá para crear un ambiente más distendido- se admira de la belleza del Templo, y dice: "Maestro, mira qué piedras y qué edificios"; otros aprovechan la ocasión y al admirar las riquezas del Templo, quizá comentan los valiosos dones y regalos de personajes como Ptolomeo, Augusto, Julia, Herodes el Grande y muchos otros benefactores insignes y personas particulares que guardaban sus fortunas en el Templo. Basta pensar en la vid de oro macizo puesta a la entrada del Templo que tenía la altura de un hombre. Tácito dice que era un templo de gran opulencia, bien construido, algunas de las piedras eran enormes de unos diez metros de tamaño.
El tono de la conversación debió animarse, Jesús calla, y, de repente, les dice: "¿Veis estas grandes construcciones? No quedará aquí piedra que no sea derruida"(Mc), la expresión "no quedará piedra sobre piedra"(Mt) es expresiva. Todos quedaron consternados ante estas palabras, tanto por el tono profético, como por la dureza de la misma revelación, pues les estaba diciendo que el mismo Templo, orgullo de todo israelita, iban a ser destruidas; cosa que ocurrió efectivamente antes de haber transcurrido cuarenta años por manos de Tito. Al no poder dominar un incendio ordenó la destrucción total del Templo que dura hasta hoy.
Todos callan, y un silencio cortante domina la escena. Ascienden un poco más hasta el huerto de los olivos, que está frente al Templo, y allí, en confianza "le preguntaron aparte Pedro, Santiago, Juan y Andrés: Dinos: ¿cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal de que todo esto está a punto de cumplirse?"(Mc).
Los cuatro discípulos escuchan con fe, con curiosidad, y con un cierto temor en el corazón. Respecto al tiempo del fin del mundo no les quiere revelar el momento: “en cuanto a aquel día y a aquella hora, nadie la conoce: ni los ángeles, ni el Hijo, sino sólo el Padre"(Mc), cosa comprensible, pues el temor, el desaliento, el cansancio, o la despreocupación podrían hacer mella en los hombres, y conviene que cada uno luche en el presente. Lo característico del final es la venida de Cristo como juez y rey, es un tiempo de plenitud y salvación definitiva. ”Y cuando venga el Hijo del hombre en su majestad y todos los ángeles con El, entonces se sentará sobre el trono de su majestad, y serán congregadas delante de El todas las gentes, y los apartará los unos de los otros, como el pastor aparta las ovejas de los cabritos”(Mt).
Las palabras del Señor sobre lo que acaecerá en los últimos tiempos se van mezclando con lo que sucederá al Templo y al Israel incrédulo, y, en cierta manera, irá sufriendo siempre la Iglesia a lo largo de los siglos.
Lo primero es el engaño, las guerras y las catástrofes naturales. "Mirad que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre diciendo; Yo soy, y engañarán a muchos. cuando oigáis que hay guerras y rumores de guerras, no tengáis miedo. Es preciso que esto suceda, pero no es todavía el fin. Pues se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos sitios, habrá hambres"(Lc). Muchos han visto en estas palabras la situación de Israel antes del año 70 en que fue destruida Jerusalén. Es notorio que también han sucedido muchas cosas similares a lo largo de la historia, pero parece que serán más intensas estas pruebas antes del fin definitivo, pues es sólo “el comienzo de los dolores”(Mc).
La segunda serie de señales es la aparición de persecuciones similares a las que padeció Cristo. "Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y por mí seréis odiados de todos los pueblos. Muchos desfallecerán y unos a otros se traicionarán y se odiarán mutuamente. surgirán muchos falsos profetas y con el crecer de la maldad se enfriará la caridad de muchos"(Mt), realidades fuertes que sólo atempera la insinuación sobre la conversión de los judíos(Pb). Y ante el temor que podrían producir les consuela con la promesa de una ayuda especial del Espíritu Santo para perseverar: "el que persevere hasta el fin, ese se salvará"(Mt), es más, "no se perderá ni un cabello de vuestra cabeza"(Lc), pero necesitan paciencia.
Las señales de la ruina de Jerusalén también son aplicables al fin del mundo; se trata de la "abominación de la desolación"(Mt). Con esta expresión el profeta Daniel señala una idolatría, algo así como la profanación del Templo de Dios realizada por Antíoco dos siglos antes al colocar un ídolo allí; o bien ocupar el lugar más sagrado de una manera sacrílega y llena de un sorprendente poder. Las palabras "donde no debiera estar", quizá anuncian un poder humano que intentará suplantar el poder divino que en la tierra ejerce la Iglesia. Y el consejo del Señor para esta situación es rezar: "Orad para que no suceda en invierno", expresión que quizá quiere decir con pocos frutos, aunque la oración de los justos acortará el tiempo de prueba. "Habrá en aquellos días tal tribulación cual no la ha habido desde que Dios creó hasta ahora, ni la habrá. Y si el Señor no acortase aquellos días, nadie se salvaría. En atención a los elegidos se abreviará"(Mc). Estas señales ya son más directamente aplicables al fin de los tiempos.
La tercera serie de señales es la aparición de falsos Cristos y falsos profetas, capaces de hacer prodigios y "de engañar si fuera posible a los elegidos", dice el Señor. Vendrá "una gran apostasía", unida a la aparición de "un anticristo" al que llama "hijo de la perdición que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse a sí mismo Dios"
El final de la exposición de Jesús sobre aquellos hechos fue sorprendente, pues dijo: "Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá y la luna no dará su resplandor y las potestades de los cielos se conmoverán. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre, y en ese momento todas las tribus de la tierra prorrumpirán en llantos. Y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes con gran poder y gloria. Y enviará a sus ángeles que, con trompeta clamorosa, reunirán a sus elegidos desde los cuatro vientos, de un extremo a otro de los cielos"(Mt).
Realmente es el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, que retribuirá a cada uno según sus obras: la vida eterna para quienes, mediante la perseverancia en el bien obrar; y la ira y la indignación, en cambio, para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la injusticia. Por último, parte les revela el gozo de la restauración definitiva cuando se cumplan los planes de la divina sabiduría respecto a los hombres que pudieron usar bien o mal su libertad.
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias
pedidos a eunsa@cin.es
Dijo Jesús que ni él sabía el día y la hora en que ocurriría la segunda venida. Cosidero, al igual que algunos exégetas , que ésto lo dijo para tranquilizar a sus seguidores, pues él y el Padre son uno "dicho por él" , entonces Cómo no sabría cuándo sucederá la parusia. De todas formas, hay una venida intermedia , que sostiene a los cristianos hasta la venida definitiva del mesías, y ésta la recibimos a través de los sacramentos y sobre todo de la Eucaristía.
esta pagina es muy buena
Amigo Enrique: Leyendo y visitando páginas, viendo las teorías sobre fechas supuestamente ocultas en las escrituras, no puedo por menos que sonreir ante la controversia que envuelve el asunto, en un eterno ir y venir de teorías, supuestos y, no hay más…El que espera de verdad, sabe que el día y la hora, es cosa suya y de sus allegados y, por tanto, buscar lo que no existe, es perder tiempo y confundir, en lugar de unir a los que confían en la vuelta.Otra cosa es el dónde, porque alguna pista fiable sí que hay, gracias a un curioso facsímil del s. X V llegado a mis manos, que sacude los pilares del evolucionismo hasta los mismos cimientos.Vengo de dar una vuelta por las páginas de la competencia evolucionista, dejándoles un recado poco alentador, y el perdido Paraíso bíblico en la pantalla, reencontrado donde siempre estuvo, y las pruebas y el satélite lo confirman.Os invito a dar una vuelta por las cosas de churruca-junto-, con el punto y el com detrás, entrando directamente a la galería, los mapas y el resto detrás, y los escenarios bíblicos aparecen en todo su contexto histórico, poniendo patas arriba las tesis darwinistas y argumentos asociados.Podéis bajarlo, junto con la traducción, que se las trae, y resto de material disponible y por aportar, que ofrecen pruebas físicas, geológicas y documentales, que cuentan lo que narran los escritos bíblicos.Espero os sea de provecho para comprender otra historia más real, avalada por los más prestigiosos hombres de letras de cada etapa humana.Saludos, y atentos al cielo, que alguien dijo que, al final de los tiempos se harán grandes descubrimientos arqueológicos…Saludos. Vidal.