Santos Crispín y Crispiniano
Son dos mártires romanos venerados por franceses e ingleses, y a los que los zapateros los tienen como patronos, pues aprendieron el oficio de zapateros para extender su fe en el desempeño de este humilde oficio, sin despertar sospechas. Se supone que emigraron a Inglaterra, y se establecieron en Faversham, Kent, donde, hasta 1670, se seguía mostrando la tienda donde habían ejercido su oficio. Shakespeare los nombra seis veces en Enrique V y los vuelve a alabar en Julio César por haber sabido curar tanto las almas como calzar los pies de sus clientes.
Cuarenta Mártires de Inglaterra y Gales
(siglos XVI y XVII) Estos católicos ingleses y galeses fueron canonizados por haber perseverado en su fe hasta el martirio durante las persecuciones decretadas por varios monarcas, sobre todo la reina Isabel I, desde que Enrique VIII se separó de la obediencia de Roma. Entre ellos hay madres de familia como Margaret Clitherow, viudas como Ann Line, nobles como Philip Howard, conde de Surrey, oscuros seglares como el maesto galés Richard Gwyn, y sacerdotes como Cuthbert Mayne, John Payne y John Almond. Luego hay una larga lista de religiosos cartujos, agustinos, benedictinos, franciscanos y jesuitas, entre los que se encuentran: Robert Southwell, Henry Walpole, Nicolas Owen, Thomas Garnet, Henry Morse y el más célebre de todos, Edmund Campion, cuya vida escribió Evelyn Waugh.
San Cristanto y Santa Doria
Mártires romanos de los primeros siglos cuyas Actas han desaparecido. Se ignora si eran marido y mujer, o si la primera vez que se encontraron fue cuando se les enterró juntos en la Vía Salaria, en Roma.