En la noche oscura de su Pasión, Jesús instituye la Eucaristía y ordena sacerdotes a sus apóstoles. En el Huerto de los Olivos, Jesús ora al Padre, se angustia, se entristece, pide a sus discípulos que velen, que recen con Él para no caer, porque «el espíritu está pronto, pero la carne es débil». Jesús está sufriendo una profunda oscuridad en su alma, porque, para salvarnos del pecado, Él tiene que hacerse pecado.
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