16.6.14
En la actualidad, los equipos de futbol trabajan prácticamente todos los aspectos que tienen que ver con un la preparación en torno a sus partidos y los torneos en que participan. De esa manera, está el director técnico como cabeza de todo; a su vez, tiene a varios auxiliares que, como su nombre lo indica, colaboran en el trabajo del día a día.
El preparador físico se encarga de la puesta a punto de los atletas y, en algunos casos, hay hasta quién se especializa en porteros, defensas, medios y delanteros.
Esto se complementa con sicólogos, nutriólogos, médicos, masajistas, motivadores, visores de partidos, gente que lleva estadísticas y, en algunos casos, hasta médiums, brujas y podólogas.
Lo que muy pocos equipos tienen es un asesor en materia de arbitraje. Quizá no lo consideran importante o creen que el entrenador y los jugadores, como son tan buenos, ya llevan implícito el conocimiento reglamentario.
Por supuesto que no se trata de enseñarles el reglamento de la A a la Z, sino de aplicar un sistema que impida que la indisciplina y la violencia se apoderen del equipo y pague las consecuencias con expulsiones y suspensiones que solo merman al once titular.
En el mismo sentido, hay jugadores a quienes sus antecedentes condenan. Esos que se les ha dado en llamar “boletinados” y que no es otra cosa que los medios de comunicación y por supuesto, los árbitros, tienen en la mira.
En el partido de Portugal ante Alemania apareció uno de estos sujetos. Pepe, el defensa central del Real Madrid y de la selección lusitana a quién el apodo de “carnicero” le queda al puro centavo.
A la mitad del primer tiempo, se enfrascó en una discusión con Thomas Müller, le tiró un cabezazo, quizá no tan violento pero por ser quién es, el árbitro le sacó la roja directa. Creo que existieron los suficientes elementos para justificar la decisión del nazareno.
En mi opinión, la culpa de que Pepe se comporte como lo hace, es de los árbitros españoles. En la “madre patria”, parece que vestir los colores del Madrid le dan al futbolista una especie como de fuero constitucional y el portugués se da vuelo repartiendo candela a más no poder.
Alemania es una máquina de jugar al futbol y seguramente le hubiera ganado a Portugal pero la goleada se consuma a partir de la absurda indisciplina del defensor.
Crea fama y échate a dormir, reza un viejo dicho mexicano y en el caso de Pepe, se aplica cabalmente.
Ahora, los portugueses tienen que enfrentar a Ghana y al durísimo cuadro de Estados Unidos. Con el multicitado Pepe suspendido, Fabio Coentrao lesionado y Cristiano Ronaldo como zombie en la cancha, es muy probable que el equipo de mi amigo Luís Figo vea las finales por televisión.