Santoral 6 de abril | San Prudencio, San Marcelino y Beata Pierina Morosini

San Prudencio (+861)

Nació en España pero salió de su patria invadida por los musulmanes y encontró asilo en la corte de Carlomagno, donde fue capellán de su hijo Luis el Bonachón.  Fue Prudencio un fecundo escritor, y  en cada página de sus escritos se respira su amor a Dios y a las almas.  Cuando fue nombrado Obispo de Troyes, escribió numerosas obras para defender la ortodoxia de la fe contra los herejes.

San Marcelino (+413)

San Agustín hizo grandes elogios de este alto funcionario romano que llegó a ser su amigo.  El emperador Honorio lo envió a Cartago para poner fin al cisma donatista que estaba degenerando en guerra civil.  Ayudado por los consejos del obispo de Hipona, Marcelino se dedicó a su labor con imparcialidad y sabiduría ejemplares.  Los donatistas decidieron asesinarlo, pero había completado ya su obra y ese crimen tardío no impidió que desaparecieran sin dejar rastro.  Era un hombre muy culto:  San Agustín escribió varias obras para responder a las preguntas que Marcelino se planteaba y le hacía leer los capítulos de La Ciudad de Dios según los iba escribiendo.

Beata Pierina Morosini, obrera mártir (1931-1957)

Pierina fue la primogénita de siete hermanos de una familia muy cristiana de Fobbio, Italia.  Tenía un carácter alegre y servicial. A los quince años fue admitida como obrera en la fábrica de algodón Honneger en el cercano pueblo de Albino.  Todos los días recorría los 6 kilómetros a pie en todas las épocas del año después de haber asistido a la Santa Misa en la iglesia parroquial. Utilizaba el tiempo del recorrido para hacer la acción de gracias después de la comunión y al retorno rezaba el Santo Rosario.

El trabajo era para ella no sólo un medio de conseguir ayuda económica, sino que quiso unir su labor cotidiana con lo que Cristo hizo como obrero en el taller de Nazaret, poniendo en práctica la doctrina sobre el valor santificador del trabajo que más tarde formularía el Concilio Vaticano II.

Una tarde que regresaba de la fábrica atravesando un pequeño bosque fue atacada por un hombre con intenciones de abusar de ella.  Pierina se defendió con buenas razones pero el hombre, obsesionado y furibundo, la golpeo en la cara, en la cabeza y en la nuca. El asesino confesó después en la corte que antes de perder la conciencia, Pierina pronunció todavía palabras de perdón.

Fue beatificada en 1987, junto con otros dos mártires: el joven obrero francés Marcel Callo y la joven italiana Antonia Mesina.

*   Cada católico debe ser un defensor de su fe, según sus circunstancias personales.  Haz hoy un propósito de leer el Catecismo de la Iglesia Católica, para recordar o aprender todo lo concerniente a tu religión, y luego poder vivirla mejor y enseñarla.

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