Santoral 5 de mayo | San Antonino, San Hilario de Arles, San Ángel y Santa Judith

San Antonino,  arzobispo (+1459) 

Fue fundador del famoso convento de San Marcos en Florencia y encargó a Fray Angélico, su compañero de noviciado y afamado pintor, la pintura de todos los ahora célebres cuadros en este convento.

A pesar de su mala salud, fue nombrado Arzobispo de Florencia y se supo ganar el cariño de sus gentes por su bondad y caridad, pues daba a los pobres todo lo que caía en sus manos.  Pero también sabía exigir, y combatió los juegos de azar, la usura y la brujería que se practicaba en esta ciudad.

San Hilario de Arles (400-449)

Hombre de letras, de palabra fácil y brillante, no se rindió sin lucha a la vida de renuncias y sacrificio que le proponía abrazar su pariente san Honorato, abad de Lérins, cuando trataba de convencerle a su paso por la Borgoña.  Sucedió a su pariente como segundo abad cuando Honorato fue nombrado obispo de Arles, y luego lo sucedió también en la silla episcopal, cuando no había cumplido aún treinta años.

Fue un obispo memorable que solía recorrer su diócesis descalzo, aunque nevase, que predicaba horas y horas a sabios y a ignorantes, queriendo que todos compartiesen el tesoro de su fe.  Era tierno y compasivo con los pecadores y duro hasta la denuncia pública y arriesgada con los grandes personajes. 

Se decía de él que era muy dedicado en todo, pero en lo que más trabajo fue en la caridad con los demás.

San Ángel (1185-1220)

Nació en Jerusalén ingresó en el Carmelo de Palestina a los dieciocho años.  Cuando fue sacerdote se le envió a Roma para defender los intereses de su Orden.  Ya en Italia, predicó contra los cátaros en Sicilia.  Cuando predicaba en la iglesia de Santiago de Licata murió acuchillado por un noble incestuoso que no perdonó a Ángel que hubiera convertido a su amante.

Santa Judith o Jutta (+1260)

Nacida y casada en Turingia, Alemania, quedó viuda muy joven.  Abandonó su patria y su familia y partió hacia el feudo de los caballeros teutónicos, Prusia.  Allí gobernaba su hermano, el maestre de la Orden Hannon von Sangerhausen.  Bajo la protección de Hannon pasó el resto de su vida en Kulmsee dedicada a la oración y a las buenas obras.  Llegó a ser la patrona nacional de Prusia.

*  “El que ayuda al pobre, le presta a Dios”.  Hoy procuraré ayudar a alguien necesitado. 

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