Se sitúa su martirio en el siglo I.
En aquel tiempo, el emperador romano envió a su primo Vartán a Sanadruk, rey de Armenia, acompañado de cuatro funcionarios de alto rango. Encontraron en la corte a san Judas que intentaba sin éxito convertir al rey Sanadruk. Ellos, en cambio, creyeron de inmediato en el Evangelio y fueron bautizados.
Cuando se enteró Sanadruk hizo que mataran al apóstol Judas. Saliendo de incógnito de la corte, los nuevos cristianos buscaron un lugar apartado donde poder, sin peligro de muerte, practicar los consejos evangélicos. Lo encontraron en las fuentes del Eufrates y se establecieron allí, dedicándose en adelante sólo a la oración y a la agricultura.
Con el paso de los años volvió a rondarles la idea de que tal vez era el momento de intentar de nuevo la conversión de Sanadruk. Se pusieron en camino, pero dieron media vuelta al saber que el monarca armenio había prometido exterminar a cuantos cristianos cayeran en sus manos. Un gran consuelo les esperaba en el camino de regreso. Se encontraron a tres georgianos que iban a visitar a su prima la reina de Armenia. Vartán los bautizó y, como manifestaran vocación religiosa, regresaron todos juntos a las fuentes del Eufrates.
Vivieron felices allí bajo la dirección de Vartán hasta el día en que llegó el hijo de Sanadruk con intención de matarles por haberse hecho cristianos. De paso, también dieron muerte a Vartán y a sus amigos romanos, acusados de hacer proselitismo en el reino.
* Propaga el Evangelio en toda ocasión que se te presente.