San Claudio de la Colombière
Nació en Saint Simphorien Dózon, Francia, ingresó en la Compañía de Jesús a los diecisiete años y murió tuberculoso a los cuarenta y uno. Fue un gran difusor de la devoción al Sagrado Corazón. Hasta que llegó a Paray, ningún sacerdote había tomado en serio las visiones de santa Margarita María (16 de octubre). El padre de la Colombiére se convirtió en el director espiritual de la vidente. Se percató de la veracidad de su testimonio, y atestiguó de palabra y por escrito la autenticidad de su mensaje.
El P. La Colombiére fue beatificado en 1929 y su Santidad Juan Pablo II lo declaró santo en 1992.
Santa Jorgina
Murió en Clermont-Ferrand hacia el año 500. ¿Será verdad el precioso milagro que ocurrió, durante el entierro de la santa? Ese día un vuelo de palomas acompañó su última salida de casa a la iglesia. Se retiraron durante la misa para no distraer a los asistentes y reaparecieron cuando el cortejo fúnebre se dirigía al cementerio, revoloteando alrededor del cuerpo hasta que fue enterrado. Sólo entonces volvieron al cielo de donde venían, porque esas palomas eran ángeles enviados por Dios para honrar la pureza virginal de su sierva.
En cuanto a la vida que llevó Jorgina, podemos decir que no encajaba con la ruidosa y agitada ciudad que era Clermont. Por eso se retiró muy pronto a un campo que poseía a las afueras, y allí pasó el resto de su vida en trato familiar con Dios, rezando y haciendo penitencia.
San Faustino (Fausto) y San Jovita (siglo II)
San Gregorio el Grande informa que en su época (siglo VII) ya había una iglesia en Brescia, Italia, dedicada a ellos, y que guardaba sus reliquias. Se les recuerda como mártires del tiempo del emperador Adriano (117-138)
* En la oración renueva continuamente tu trato familiar con Dios.