Santa Escolástica, virgen (+ 547)
En la vocación apostólica de los hermanos Santiago y Juan, la Iglesia ha visto una muestra de la Providencia Divina, que llama frecuentemente a los miembros de una misma familia al servicio de Dios.
Los gemelos Benito y Escolástica, nacidos en la pequeña ciudad de Nursia, Italia, son un ejemplo típico de estos llamamientos.
No se saben muchos detalles de su vida; sin embargo, es probable que Escolástica haya dirigido la primera comunidad de jovencitas que alababan a Dios, por medio del culto litúrgico y se sostenían económicamente de sus trabajos manuales, fundando el primer monasterio femenino para benedictinas e imitando a su hermano Benito, que ya había dado vida y forma a los benedictinos. Ambos aprendieron de sus padres la virtud y la fe cristiana. Su comunidad ayudó a numerosas familias pobres, explotadas por algunos señores feudales de aquellas regiones italianas.
Aunque el convento benedictino de Subiaco lleva hoy el nombre de Santa Escolástica, los restos mortales de la santa fueron colocados al lado de los de su hermano, San Benito, en Montecassino, Italia.
Beato Arnaldo Cattaneo (+1255)
Padua estaba en poder de Ezzelino el Feroz, un tirano tan terrible que se decía que era hijo del diablo. Dante lo situó en su Infierno inmerso hasta los ojos en una olla de sangre hirviendo. Arnaldo, abad del monasterio de Santa Sabina, se había refugiado con sus monjes en una cueva por temor al tirano. Cuando se enteró de que Federico II se acercaba a la ciudad para liberarla salió a su encuentro acompañado de sus monjes. Si el santo hubiera sido profeta, hubiera sabido que Ezzelino reaparecería muy pronto y que se mostraría tan cruel como al principio. Arnaldo fue arrestado y arrojado a un cubil infecto. Murió después de ocho años de sufrimientos.
* Poner mucho más amor en nuestras oraciones a Dios.