Dirección: Wally Pfister. Países: Reino Unido, China y USA. Año: 2014. Duración: 119 min. Género:Ciencia-ficción, drama.
Interpretación: Johnny Depp (Will Caster),Paul Bettany (Max Waters), Morgan Freeman (Joseph Tagger),Rebecca Hall (Evelyn Caster), Kate Mara (Bree), Cillian Murphy(agente Buchanan), Cole Hauser (coronel Stevens), Clifton Collins Jr. (Martin). Guion: Jack Paglen. Producción: Broderick Johnson y Andrew A. Kosove. Producción ejecutiva: Christopher Nolan, Emma Thomas y Dan Mintz. Música: Mychael Danna. Fotografía: Jess Hall. Montaje:David Rosenbloom. Diseño de producción: Chris Seagers. Vestuario: George L. Little. Distribuidora: eOne Films Spain.
Reseña:
El Dr. Will Caster (Johnny Depp) es el investigador en Inteligencia Artificial más importante y famoso del mundo. Ahora está trabajando en la creación de una máquina sensitiva que combine la inteligencia colectiva de todo lo conocido con el rango completo de emociones humanas.
Sus experimentos, altamente controvertidos, le han convertido en el principal objetivo de los extremistas anti-tecnológicos que, en su intento de asesinar a Will, se convierten sin querer en los catalizadores de su éxito, haciéndole partícipe de su propia trascendencia.
Los peores miedos de su esposa Evelyn (Rebecca Hall), y de su mejor amigo, Max Waters (Paul Bettany), se hacen realidad cuando el ansia de conocimiento de Will evoluciona en una omnipresente búsqueda de poder de consecuencias desconocidas. Y lo peor es que parece no haber un modo razonable de detenerle.
El estadounidense Wally Pfister fracasa en este su debut como director, que le ha producido generosamente el londinense Christopher Nolan, con el que ha colaborado en casi todas sus películas como director de fotografía, ganando el Oscar con una de ellas: “Origen”.
Impresionan la excelente planificación de Pfister y los sofisticados efectos visuales, algunos muy imaginativos; pero esos puntos fuertes no logran dar alas al arrítmico y repetitivo guion del debutante Jack Paglen, muy inferior al oscarizado de “Her”, de Spike Jonze, cuyos similares planteamientos están mucho mejor trabajados y resueltos.
Sobre todo, el guion de Paglen no logra clarificar el distópico argumento, inicialmente sugerente pero, a la postre, enormemente confuso y muy críptico en sus planteamientos supuestamente científicos y trascendentales a la vez, aunque más New Age que verdaderamente religiosos, por más que se invoque repetidas veces la vieja tentación humana de obviar los límites morales de la ciencia y hacerse como Dios.
Esta imprecisión narrativa y dramática debilita también las interpretaciones, que fluctúan demasiado de la contención al histrionismo, según el momento. Una pena, pues tenía un enorme potencial esta especie de actualización del mito de Frankenstein.(Cope J. J. M.)