En el cuento clásico de los Hermanos Grimm, Hansel y Gretel dejan tras de si un camino hecho con migas de pan desde su casa para no perderse en el bosque, pero el plan falla cuando los pájaros acaban comiéndoselo todo.
Es lo que le pasa a los pródigos cuando van tras cantos de sirenas por buscar aventuras, que al final terminan por perder el camino de regreso a casa, al verse envueltos en pasiones desordenadas que aparentemente eran mejores que lo que tenían en casa.
Llega la tentación y convencidos que una aventura, una canita al aire no les haría perder el camino, dejan esas migas de pan en las mentes, que susurran que nada cambiará y regresarán como si nunca se hubieran ido. Sin embargo caen en la tentación, disfrutando de “momentos”, y cuando les llega la hora de volver ya esas migas han desaparecido, pierden el camino de regreso porque no fueron aquí los pájaros que se las comieron, sino el pecado que se las devoró.
Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan, 1-9 ). Este es el camino de regreso, la confesión. Dios te ama sin medida, conoce tu corazón pero también conoce tus debilidades por eso te ofrece Su Gracia (poder sobrenatural) para que puedas llevar una vida de santidad y como hijo de Dios, puedes confesarle tus pecados, el Señor es fiel y justo para perdonarlos cuando el arrepentimiento es de corazón y hay propósito de no volver a pecar.
Si actúas con confianza en Dios puedes pisar con fuerza por el que ya será tu camino, camino de conversión y cambiar lo que necesites o incluso transformar ese camino esperado de vuelta en un camino esperanzado de ida, donde tu mente y corazón te guíen de regreso viendo como por obra y gracia las migas de pan que habían desaparecido por el pecado reaparecen a través del arrepentimiento.
Jesús te dice lleno de amor, “Yo Soy el Camino , la Verdad y la Vida”, sígueme y verás grandes cosas y los planes que tengo para ti.
No importa a dónde hayamos ido ni lo que hayamos hecho, El Padre Celestial desea que regresemos a casa, a Él. Él hace ese camino de regreso con migas de pan, Su Misericordia y de Su Mano nos guía para que volvamos a donde debemos regresar y encontrar en Su regazo la paz que sólo Él puede dar.
“Este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado”(Lc 15,24).
Señor te pedimos por todos aquellos que han pecado contra Ti con el pecado de la lujuria y ahora están tomando la decisión de alejarse de ese pecado y dejarlo atrás. Te pedimos les des Tu perdón y la gracia de un arrepentimiento sincero para mantenerse en comunión contigo y regresen a sus hogares donde les esperan unas esposas e hijos para abrazarlos, perdonarlos como Tu los perdonas y ser testimonio de Tu amor y Misericordia. Que puedan unidos a sus familias, recibir Tu Poder para llevar una vida de santidad y la salvación de sus almas, ¡amén!
Luce Bustillo Schott