Introducción:
En cada hombre surge inevitablemente la pregunta acerca del sentido de la vida: ¿por qué existo?, ¿qué valor tiene la vida?, ¿qué es lo más importante en este mundo?
La vida se presenta como una realidad sumamente compleja, problemática y a veces incomprensible. Han pasado miles de años y el hombre por su sola razón no ha podido dar una respuesta satisfactoria. Como el alfarero que crea y da forma a una vasija, y solamente él sabe cuál es su finalidad, del mismo modo, Dios, el que creó al hombre, sabe para qué lo creó.
¿Qué es la vocación?
Dios nos dio la existencia para algo, para un determinado fin, para una misión concreta, de tal modo que en el cumplimiento de esta misión alcanzaremos la realización plena. Dios nos ha llamado a una vocación.
Vocación es el llamado que Dios hace a todos los hombres y mujeres para que respondan y cumplan con una misión en la construcción del Reino de Dios en medio de nuestra realidad concreta.
La vocación tiene tres elementos:
1. Llamada:
El llamado es la iniciativa amorosa y gratuita que Dios nos hace para construir su Reino.
2. Respuesta:
Es la aceptación del llamado que nos mueve a actuar. Debe ser consciente, libre, generosa, alegre y dinámica.
3. Misión:
Consiste en colaborar en la construcción del Reino de Dios, desarrollando la propia persona y sirviendo a la comunidad, en un estado de vida concreto.
La vocación tiene tres niveles:
VOCACIÓN A LA VIDA
El primer llamado que recibimos de Dios es a la vida, entendida como un don que él nos dio para desarrollarnos plenamente como personas: asumiendo las cualidades y limitaciones propias, así como el contexto político, económico, social, cultural y religioso en que nos encontramos; luchando por vivir la justicia, la libertad y la solidaridad; entablando relaciones de armonía consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios.
La vida es sobre todo un llamado a ser “imagen y semejanza de Dios” (Gn 1,27), a participar de la intimidad con Dios, a entablar una relación de amistad con su creador.
VOCACIÓN A LA VIDA CRISTIANA
Sin embargo, Dios no solamente nos llama a la existencia en un mundo que posee sus propios condicionamientos, radicalmente determinados por la finitud y la temporalidad, marcados por la sombra de la muerte. Dios nos ha dado una vocación que trasciende estos condicionamientos y nos conduce a la plenitud de la vida: la vocación a la vida cristiana.
La vocación a la vida cristiana es el llamado que Dios hace al hombre a través del Bautismo para que crea y siga a Jesucristo en la Iglesia. El Bautismo es un acontecimiento que marca totalmente la vida del hombre, ya que lo purifica del pecado original, le da la gracia santificante; le hace hijo de Dios, templo del Espíritu Santo, miembro de la Iglesia y lo configura con Cristo Sacerdote, Profeta y Rey, haciéndole participar de su vida, muerte y resurrección.
La vida cristiana, iniciada en el Bautismo, es fundamentalmente seguimiento de Cristo, con todo lo que ello implica: pensar, orar, servir, amar y actuar como él, con miras a cumplir la voluntad del Padre, es decir, la construcción del Reino de Dios.
VOCACIONES ESPECÍFICAS
La vida cristiana, a la cual están llamados todos los hombres y mujeres, tiene varios modos de concretización. Son caminos igualmente válidos y necesarios que nos conducen a la santidad de la vida en la fe, y que reciben el nombre de vocaciones específicas:
Las vocaciones específicas es el llamado que Dios hace a una persona en particular a vivir su vida de un modo especial en la Iglesia.
Son tres las vocaciones específicas:
• Vocación laical.
• Vocación a la vida religiosa.
• Vocación al ministerio ordenado.
Jornada Vocacional.
Equipo Diocesano de Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de Acapulco.
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Fuente: Pastoral Juvenil Coyuca