Nació en el año 315 y es llamado «el Atanasio de Occidente». Luchó con igual ardor contra los arrianos y resistió con firmeza al emperador Constancio. Desterrado a Frigia durante 4 años, llegó a las Galias (Francia), en donde se puso al corriente de la doctrina de los Padres griegos, y compuso el «De Trinate», que defiende, con el testimonio de la Escritura, la divinidad y la generación eterna del Verbo.
La obra ejercerá mucha influencia sobre el «De Trinate» de San Agustín. Fue azotado públicamente varias veces, y reanimó la fe de los católicos débiles y vacilantes de Asia Menor. A su regreso a las Galias, Hilario restauró allí la ortodoxia. En su obra Exegética comenta a San Mateo y los Salmos, y explica los misterios del Antiguo Testamento. El afirmaba la unidad de la naturaleza divina así como la distinción personal del Padre y del Hijo: «Lo que los hace diferentes es la relación de origen, pues el Padre ha engendrado al Hijo sin disminución de su ser, y el Hijo recibe en sí todo del Padre, siendo totalmente igual a El». San Hilario murió en el año 368.