No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido
ni me mueve el Infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor. Múeveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas, y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera…..
Humildad y paciencia, son atributos por loe debemos esforzarnos para ser merecedores de la gracia de Dios.
Humildad para reconocer que cue cuando Dios se digna darnos su gracia es porque él quiere y nos permite paladear la dulzura de su presencia en nosotros, sin ensoberbcernos por ello, sino recordando que no tenemos mérito alguno para ser merecedores de su gracia, por nuestra condición de pecadores.
Paciencia en nuestros momentos de aridez en que sentimos que Dios se aleja de nosotros y no acude a nuestro llamado.Ana, la esposa de Elcaná, padres de Samuel, cuantas veces durante años se dirigía al Señor llorando porque le concediera un hijo hasta que ello sucedió. Así nosotros, en nuestros momentos de desierto, lejos de desfallecer y caer en el mundanal ruido de atractivos terrenales, abandonémonos en manos de Dios y no en las de los hombres, pues así como es grande su amor hacia nosotros, así de grande es su misericordia… Bendito seas hoy siempre Dios mío… Alabado seas por siempre…
No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido
ni me mueve el Infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor. Múeveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas, y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera…..
Humildad y paciencia, son atributos por loe debemos esforzarnos para ser merecedores de la gracia de Dios.
Humildad para reconocer que cue cuando Dios se digna darnos su gracia es porque él quiere y nos permite paladear la dulzura de su presencia en nosotros, sin ensoberbcernos por ello, sino recordando que no tenemos mérito alguno para ser merecedores de su gracia, por nuestra condición de pecadores.
Paciencia en nuestros momentos de aridez en que sentimos que Dios se aleja de nosotros y no acude a nuestro llamado.Ana, la esposa de Elcaná, padres de Samuel, cuantas veces durante años se dirigía al Señor llorando porque le concediera un hijo hasta que ello sucedió. Así nosotros, en nuestros momentos de desierto, lejos de desfallecer y caer en el mundanal ruido de atractivos terrenales, abandonémonos en manos de Dios y no en las de los hombres, pues así como es grande su amor hacia nosotros, así de grande es su misericordia… Bendito seas hoy siempre Dios mío… Alabado seas por siempre…