Los ojos de Jesús son penetrantes, los ojos de Jesús son ojos de amor, de perdón… Aquellos que golpeaban a Jesús no podían soportar su mirada, por eso le cubrieron los ojos. Su mirada es una mirada que desnuda, por eso Él no alzaba su mirada ante Herodes. Debemos pedir al Señor que nos mire, que nos penetre con la mirada de Aquel que se dejó maltratar por amor.
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