Buscamos a Dios, pero lo buscamos en cosas y criaturas caducas que realmente no nos sacian. Quien busca su satisfacción queda vacío, porque se encierra en sí mismo. Solo buscando el bien de otros y deseando a Dios, hallaremos paz. «Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón permanece inquieto hasta que en Ti descanse».
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