Había una vez un burro que trabajaba en una granja. Cuando el burro se hizo viejo, su amo decidió llevarlo al matadero. Pero el burro descubrió sus planes y escapó de la granja. "¡Qué injusticia! He gastado toda mi vida y mis fuerzas al servicio del amo… ¡y mira cómo me lo agradece!", murmuraba el burro.
Entonces, pensó ir a la ciudad de Bremen para hacerse músico de la banda municipal. Por el camino encontró a un perro de caza y le preguntó: "Amigo, ¿por qué corres con la lengua fuera?". "Porque soy viejo y mi amo quiere matarme…". El burro escuchó todas las desgracias del perro y dijo: "Compañero, vente conmigo a Bremen y nos haremos músicos de la banda municipal. Yo tocaré la guitarra y tú el tambor."
Al cabo de un rato, el burro y el perro se encontraron con un gato. "Compañero, ¿por qué estás triste?", le preguntaron. "Como ya soy viejo, mi ama quería ahogarme. Por eso he escapado y ahora no sé cómo voy a ganarme la vida…". "No te preocupes -le dijeron-; tu historia es igual que la nuestra. Ven con nosotros, nos haremos músicos."
Un poco más adelante, el burro, el perro y el gato oyeron a un gallo que cantaba, parecía que se iba a romper la garganta. El gallo les dijo: "¡Qué injusticia! Toda la vida he trabajado de despertador y mañana piensan echarme a la sopa… Ahora, canto hasta desgañitarme mientras puedo." Entonces, el burro le dijo: "¿No tienes cerebro debajo de esa cresta? Vente con nosotros a Bremen. Vamos a ser músicos de la banda municipal."
Pero la ciudad de Bremen estaba lejos y la noche se les echó encima a medio camino. Los cuatro músicos decidieron pasar la noche junto a un árbol grueso. El burro y el perro se quedaron bajo el árbol, el gato trepó a una rama y el gallo se encaramó a la rama más alta. Desde aquella altura, el gallo gritó: "¡Se ve una luz a lo lejos…!". "Vamos allá, compañeros -dijo el burro-; seguro que es mejor posada que ésta."
Cuando llegaron a la casa, el burro se asomó a una ventana y dijo: "Hay un grupo de bandidos sentados a la mesa. Tienen preparada una cena fastuosa." Los animales, después de alguna discusión, prepararon un plan para echar a los bandidos. El burro apoyó las patas delanteras en la ventana; el perro se puso encima del burro; el gato se encaramó sobre el perro y el gallo, sobre la cabeza del gato. A una señal, todos comenzaron su música: el burro rebuznaba, el perro ladraba, el gato maullaba y el gallo cantaba. Y, a una señal, todos se echaron sobre la ventana. El cristal se rompió en mil pedazos y los bandidos gritaron asustados: "¡Fantasmas! ¡La casa está embrujada!". Y todos huyeron aterrorizados al bosque.
Entonces, los cuatro músicos de Bremen se sentaron a la mesa y dieron buena cuenta de todos los alimentos. Cuando terminaron de cenar, apagaron la luz y se acostaron. Cuando los bandidos se tranquilizaron, el capitán mandó a uno que fuera a la casa para espiar. El bandido entró sin hacer ruido; al fondo de la habitación brillaban los ojos del gato. El bandido pensó que era fuego y acercó una cerilla para encender una vela. Entonces, el gato se lanzó sobre él y le arañó la cara; en su huida tropezó con el perro y éste le mordió en una pierna; finalmente, el burro le atizó una coz tremenda. Cuando escapaba aterrorizado oyó cantar al gallo: "¡Quiquiriqui!". El ladrón volvió junto a sus compañeros y les dijo: "En la casa hay una bruja horrible. Nada más entrar me arañó la cara. Luego, me agarró la pierna con unas tenazas y un monstruo negro y peludo me golpeó con una porra. Cuando escapaba, un fantasma gritó: ¡Traédmelo aquí!".
A partir de aquel día, los bandidos no se atrevieron a volver a la casa y los cuatro músicos de Bremen se quedaron en ella para siempre.
me a encantado mucho este resumen gracias
lo encontre muy bueno , muchas gracias lo necesitaba muchoo