Fuente y cumbre
Comenzábamos nuestro escrito afirmando con la Iglesia que «la celebración de la misa es el centro de toda la vida cristiana» (OGMR 1). Volvamos, pues, sobre este tema, una vez que hemos analizado y contemplado las diversas partes de la eucaristía.
Eucaristía y vida cristiana
En todo momento de gracia, el cristiano, muriendo al hombre viejo carnal, vive el hombre nuevo espiritual. Si un cristiano perdona, mata en sí el deseo de venganza y vive la misericordia de Cristo. Si da una limosna, muere al egoísmo y vive la caridad del Espíritu Santo. Si se priva de un placer pecaminoso, toma la cruz y sigue a Cristo. Y así sucede «cada día», en todos y cada uno de los instantes de la vida cristiana: muerte y vida, cruz y resurrección. No se puede participar de la vida divina sin inmolar al Señor sacrificialmente toda la vida humana, en cuanto está marcada por el pecado: sentimientos y afectos, memoria, entendimiento y voluntad. San Juan de la Cruz es, quizá, quien más profundamente ha explicado este misterio.
Esto significa que toda la vida cristiana es una participación en el misterio pascual de Cristo, que muere y resucita, para salvarnos del pecado y darnos vida divina. De Cristo nos viene, pues, juntamente, la capacidad de morir a la vida vieja, y la posibilidad de recibir la vida nueva y santa. De Él nos viene esta gracia, y no sólo como ejemplo, sino como impulso que íntimamente nos mueve y vivifica.
Ahora bien, siendo la misa actualización del misterio pascual, es en ella fundamentalmente donde participamos de la muerte y resurrección del Salvador. Por tanto, de la eucaristía fluye, como de su fuente, toda la vida cristiana, la personal y la comunitaria. «Todas las obras de la vida cristiana se relacionan con ella, proceden de ella y a ella se ordenan» (OGMR 1).
Esto nos hace concluir que la espiritualidad cristiana ha de arraigarse siempre y cada vez más en la eucaristía. Quiere Dios que haya en la Iglesia diversas espiritualidades, en referencia a un santo fundador, a un cierto estado de vida, a un servicio de caridad predominante. Pero, en todo caso, será excéntrica cualquier espiritualidad cristiana concreta que no tenga su centro en el sacrificio de la Nueva Alianza. Y, pasando ya del plano teórico al de los hechos, habrá que reconocer que hay espiritualidades concretas más o menos centradas en la eucaristía. Las más centradas en el sacrificio eucarístico son las más perfectas, las más conformes a la revelación y a la tradición; las menos centradas son las más deficientes. Éstas, al extremo, pueden ser simplemente una falsificación del cristianismo.
Eucaristía y vida sacramental
El concilio Vaticano II nos enseña que todos los sacramentos «están unidos con la eucaristía y a ella se ordenan, pues en la sagrada eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, Cristo mismo, nuestra Pascua y pan vivo, que por su carne vivificada y vivificante en el Espíritu Santo, da vida a los hombres» (PO 5b).
Todos los sacramentos contienen la gracia que significan, y la confieren a los fieles que los reciben con buena disposición. «Pero en la eucaristía está el autor mismo de la santidad» (Trento: Denz 876/1639). Y en todos y cada uno de los sacramentos -bautismo, penitencia, etc.-, participa el cristiano de la pasión de Cristo, muriendo al pecado, y de su gloriosa resurrección, renaciendo y viviendo a la vida santa de la gracia.
Eucaristía y Liturgia de las Horas
«La «obra de la redención de los hombres y de la perfecta glorificación de Dios» (SC 5b) es realizada por Cristo en el Espíritu Santo por medio de su Iglesia no sólo en la celebración de la eucaristía y en la administración de los sacramentos, sino también, con preferencia a los modos restantes, cuando se celebra la Liturgia de las Horas. En ella, Cristo está presente en la asamblea congregada, en la palabra de Dios que se proclama y «cuando la Iglesia suplica y canta salmos» (SC 7a)» (Ordenación general de la Liturgia de las Horas 13).
-Preparación a la eucaristía. Pues bien, según nos enseña la Iglesia, «la celebración eucarística halla una preparación magnífica en la Liturgia de las Horas, ya que ésta suscita y acrecienta muy bien las disposiciones que son necesarias para celebrar la eucaristía, como la fe, la esperanza, la caridad, la devoción y el espíritu de abnegación» (ib. 12).
-Extensión de la eucaristía. Y, por otra parte, «la Liturgia de las Horas extiende a los distintos momentos del día la alabanza y la acción de gracias [de la eucaristía], así como el recuerdo de los misterios de la salvación, las súplicas y el gusto anticipado de la gloria celeste, que se nos ofrecen en el misterio eucarístico, «centro y cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana»» (ib.).
El Misal de los fieles
Estimamos sumamente recomendable el uso habitual del Misal de los fieles. Él pone en nuestras manos las maravillosas oraciones del Ordinario de la misa, especialmente las Plegarias Eucarísticas, y cada día nos ofrece las lecturas bíblicas, las oraciones variables, que van celebrando, con distintas tonalidades, el Año del Señor, sus grandes misterios, las fiestas de los santos.
Es tal la riqueza del Misal en doctrina y espiritualidad, que apenas puede ser asimilada, si sólo en el momento de la celebración, entra el fiel en contacto con las oraciones y lecturas, anáforas, antífonas y aclamaciones. Sin embargo, la espiritualidad de los cristianos, sin duda alguna, debe buscar y encontrar en el Misal y en las Horas las fuentes más preciosas de donde mana inagotablemente el Espíritu de Jesucristo y de su Iglesia.
En los años de la renovación litúrgica que precedieron al concilio Vaticano II se difundieron abundantemente entre los fieles los Misales manuales, normalmente bilingües. Ellos ayudaron mucho a los fieles a participar en la eucaristía. Pero después del Concilio, una vez traducida la liturgia a las lenguas vernáculas, el uso de esos Misales ha disminuido notablemente. Es, por tanto, muy deseable que todos los hogares cristianos tengan un Misal de fieles, como deben tener la Biblia o el Catecismo de la Iglesia. Y los utilicen, claro.
Muchas gracias, por esta tan interesante explicación de la eucaristía y la vida cristiana sacramental, así como la liturgia de las horas y la misa de los fieles difuntos, así que es muy recomendable que todos los hogares cristianos tengan un misal de fieles y la biblia.
Porque seguimos dudando de la fuente de vida que nos oferece la Eucaristia?.
En ella encontramos Entrega,Muerte y Resurrecion, Que mas pedir.
Gracias,muchas gracias por esta explicacion tan diafana.
QUE EL TODOPODEROSO LOS SIGA BENDICIENDO.