En la muerte, Jesús da lo más preciado suyo: "entregó el Espíritu"(Jn). Da el Espíritu Santo al mundo. El Padre escucha la petición del Hijo y envía también al Espíritu Santo que hará efectiva y pública su presencia en Pentecostés. Una nueva época en la Historia de la Humanidad ha comenzado. Ya está consumada la reconciliación, satisfecha toda justicia, ahora se da al Dador de vida, al dedo del eterno Padre, al fuego de amor en el mundo. La historia de los hombres es desde ahora la historia de la acción del Espíritu Santo y la de las respuestas libres de los hombres.
Ahora que el Espíritu Santo ya ha sido enviado en su misión conjunta con el Hijo, Jesús ya puede marchar "Y bajó la cabeza y expiró". La Redención se ha consumado y alcanza su plenitud en la Resurrección
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias
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