El demonio, sus terrenos y su combate

En uno de los canales de alta audiencia televisiva se presentó un “supuesto exorcismo” como parte de una serie de fenómenos paranormales que el investigador de este programa presenta. Esto ha causado una gran polémica y un gran cuestionamiento sobre su existencia y realidad.

Es por ello que en esta catequesis quisiera poner ante sus ojos la realidad de lo sobrenatural, su posibilidad y en su caso, quién la causa. Espero en Dios, que esto pueda poner, por un lado, paz en sus corazones, pero por otro ponerlos en guardia, sea de los charlatanes, como de la multiforme acción del demonio que busca nuestra infelicidad, y si le fuera posible nuestra perdición eterna.

EL DEMONIO Y SU EXISTENCIA

Uno de los temas que poco se tocan, o que se tocan con poca seriedad es el tema del demonio. Esto ha hecho que, sobre todo en la actualidad, mucha gente dude incluso de su existencia, atribuyendo el mal a situaciones puramente psicológicas o de orden natural. La Sagrada Escritura es consistente en afirmar la existencia de este ser espiritual, el cual, busca por todos los medios de destruir al hombre y su felicidad. Es por ello que es importante esta catequesis, sobre todo en este tiempo en el que se niega su existencia o se ridiculiza su acción, con lo que se le da la gran oportunidad de actuar desde la oscuridad… desde el anonimato. Recordemos lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «La Iglesia enseña que Satanás primero fue un ángel bueno, creado por Dios. El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos» CIC 391

Empecemos diciendo que el demonio no es un ser eterno, pensamiento difundido por el Maniqueísmo, el cual, ve en él el principio del mal, coexistente con Dios, principio del bien. El Demonio es una criatura creada por Dios, por lo que en su origen fue bueno. La Escritura nos dice que su nombre era Luzbel, es decir «luz bella». Diferentes comentaristas de todos los siglos lo identifican como el ángel más bello, el cual debido a esa extraordinaria belleza se llenó de soberbia y se reveló contra Dios, siendo así arrojado de su presencia para siempre. «La Iglesia enseña que el demonio primero fue un ángel bueno, creado por Dios como dice el Concilio de Letrán «El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos»(DS 800)» CIC 391.

Podemos decir que en la lucha espiritual que se desarrolla desde el Génesis hasta el Apocalipsis, se encuentra implicado el demonio, como un auténtico adversario. Su inteligencia angelical supera grandemente la nuestra, por lo que su acción es temible y su poder busca únicamente desorientar, deprimir y finalmente destruir. Cuando hablamos del demonio nos encontramos ante el misterio del mal y de la perdición eterna. El Catecismo nos lo dice enfáticamente: «Satán o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber rechazado libremente servir a Dios y su designio. Su opción contra Dios es definitiva. Intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios» CIC 538.

Otra de las cosas que a veces nos causan confusión es: si el demonio es uno o si son varios, y esto es debido a que a veces se habla del «diablo», del «demonio» o de «Satanás». Así pues, diremos que el nombre de «Satanás» es usado para indicar al Jefe de todos los demonios, al cual podríamos identificar con Luzbel. Prácticamente esto mismo se podría decir en el término «diablo». Sin embargo, este término indica una función de Satanás, y en general de todos los demonios, que es la de dividir (del latín «diavolus»). Finalmente él término «demonio» sirve para indicar a todos los ángeles rebeldes. Ahora bien, este último nombre, en el uso que le da el Nuevo Testamento, nos revela parte del misterio de estos seres malignos, ya que en él se muestra el «caos que es el infierno». En el pasaje en el que Jesús se enfrenta al demonio de Gerasa (Mc 5,10), éste le pregunta: “¿Cómo te llamas?» Con lo cual, nos da a entender que habla con uno (en singular). A esta pregunta el demonio responde: «Me llamo legión pues somos muchos». En la respuesta notamos que responde en singular, pero que en realidad se refiere a una multitud. Así vemos que mientras que en Dios todo es orden y unidad, en el demonio todo es desorden y desunión; todo en él es imperfecto e indeterminado. Es de esta manera como ejerce su acción destructiva en el hombre y en el Reino, creando caos, desorientación y toda clase de perturbaciones que buscan únicamente quitarle la paz y la felicidad al hombre.

Una de las tácticas favoritas y que en los últimos tiempos le ha dado muy buen resultado al demonio, como ya lo decía al principio, es el «pasar desapercibido» o hacerle creer a la gente que no existe, y que todo esto es un mito inventado por la Iglesia o en el mejor de los casos, por el mismo hombre ante el misterio del mal, de la enfermedad, etc. De ahí que hoy se busque hacer creer a la gente que dado que el demonio no existe, tampoco existe la tentación, ni la perturbación y posesión diabólica. Sin embargo, el testimonio de la Biblia no deja lugar a dudas sobre la acción del poder del Demonio. Dado que sería muy extenso el análisis de todos los textos en los que Jesús combate al demonio y demuestra así su existencia, nos limitaremos a presentar, a guisa de ejemplo, el caso del «epiléptico endemoniado» (Mt 17,14-18, Mc 9,14-29, Lc. 9,33-45), ya que éste pasaje ha sido usado frecuentemente para decir que Jesús en realidad, lo más que se le puede atribuir al caso, es el haberlo sanado de una enfermedad de tipo psiquiátrica.

El caso del Epiléptico se desarrolla después de que Jesús ha regresado de la Transfiguración, y se encuentra con que sus discípulos no han podido expulsar a un demonio. En este episodio han buscado, como ya decíamos, reducir el exorcismo realizado de Jesús a una simple enfermedad curada por el poder de Jesús. De acuerdo a un especialista, los síntomas presentados por el muchacho corresponderían a un ataque de epilepsia: 1. el enfermo grita; 2. enseguida el enfermo se tira al suelo y se pierde la conciencia; 3. continúa la fase tónica caracterizada por la rigidez; 4. enseguida sigue la fase clónica con movimientos convulsivos, la respiración se hace difícil y le sale «baba», se corre en este momento el riesgo de que el enfermo se muerda la lengua y se rechinan los dientes; 5. finalmente viene la fase de recuperación, la cual siempre es larga y penosa. Todas estas coincidencias ¿prueban que el evangelio confunde la posesión diabólica con una enfermedad? ¿Podemos decir que fue una sanidad o un exorcismo lo que realizó Jesús?

En este pasaje nos encontramos: 1. Que sí se describen muchos de los fenómenos que se presentan en una crisis epiléptica, esto es debido a que muchas traducciones han buscado conducir los síntomas del muchacho hacia esta enfermedad. Sin embargo, el texto griego nos ofrece una interpretación diversa. SPARASSEI no significa que el muchacho fue únicamente precipitado por tierra, sino que fue «destrozado o lacerado» de la misma forma que el arado lo hace con la tierra al hacer el surco (cosa que ocurre con frecuencia en los posesos o endemoniados). Por otro lado se presentan algunos aspectos que no tienen nada que ver con la epilepsia, como es el mutismo del muchacho, los impulsos suicidas al arrojarse al fuego y al agua; la reacción del muchacho al encontrarse con Jesús, todas ellas características que están relacionadas a la posesión diabólica. Por otro lado, de acuerdo a la experiencia de los exorcistas, el demonio usa de las debilidades del poseído incluyendo sus enfermedades. Y vemos que los evangelistas distinguen perfectamente entre poseído y enfermo, ya que mientras con los primeros se establece un diálogo con el demonio y se dan reacciones violentas que terminan con una orden de Jesús, en el segundo se da una terapia en las que se imponen las manos, se unge con óleo u otro signo de curación. Es pues evidente que el demonio es una realidad en el mundo y que puede ser capaz de destruir una vida.

El demonio obra en este mundo con el poder que la misma Escritura le reconoce, lo mismo que la experiencia secular de la Iglesia. Esta acción la ejercita de dos modos: por medio de la seducción y por medio de la constricción. La primera forma de obrar del demonio es también lo que conocemos como la tentación, y consiste en incrementar en nosotros el deseo, presentando por medio de engaños, una realidad que es en sí misma mala y destructora, pero que sabe esconder muy bien bajo la apariencia de un bien, como lo podemos ver claramente tanto en el paraíso como en las tentaciones de Jesús, en donde se les ofrece, el poder, el placer y la gloria. Es la manera como engaña y atrapa a sus víctimas para llevarlas al pecado, que en ocasiones pude incluso llevarlas hasta hacer un pacto con él, a fin de tener todo cuanto le ha sido ofrecido. Esto en principio aparece como un bien, pero pronto se desenmascara descargando sobre su víctima todo su odio, destruyendo su vida y todo cuanto tiene a su alrededor. Debemos saber y recordar siempre que Satanás no tiene amigos, solo esclavos. Es tan hábil que sabe desestabilizar el alma y llevarla a sus terrenos como son el espiritismo, curanderismo y en general la búsqueda del conocimiento al margen de Dios, en donde fácilmente pude ir teniendo mayor participación en su vida hasta incluso llegar a la posesión. Sobre estas prácticas la misma Biblia nos previene (Lv 19,26.31; 20,27; Dt 18,10-11; 1Re 28,7.9-10.13).

FORMAS DE ACTUAR DEL DEMONIO

a. Maleficios y sortilegios

Dentro de la constricción, podemos distinguir diferentes maneras en que el demonio actúa. Entre ellas están los maleficios y los sortilegios. Estos, aunque no son comunes pues la mayoría de las veces, se confunden con enfermedades de tipo psíquico o sobre todo con sugestiones, la Iglesia reconoce que existe una forma de obrar del demonio en la que por medio de objetos y pociones preparadas por aquellos que tiene pacto con él, son capaces de producir males morales e incluso físicos en las personas.

Es común escuchar personas que dicen: “le hicieron un trabajito”. Esto se refiere precisamente a esta forma de actuar del demonio sobre terceras personas, las cuales pueden verse afectadas gravemente por enfermedades y desgracias que no encuentran ninguna explicación científico ni normal.

Cuando una personas sospecha que ha sido víctima de uno de estos males es necesario recurrir a un sacerdote que conozca de esto para que ore sobre el y pueda así liberarlo del maléfico o “factura” que lo esta perturbando o afectando físicamente (es por ello que esta oración se llama “oración de liberación». Si la Factura ha sido hecha por una persona que tenga  mucho poder con Satanás, no bastará la oración de liberación, sino que incluso será necesario recurrir al exorcismo. Normalmente, ni el mismo demonio, por ser tan soberbio, da mucho poder a los brujos, y generalmente quien ha sido víctima de un “trabajito” puede ser liberado dentro de la oración de liberación.

Debemos decir a continuación, que una de las grandes trampas del demonio es llevar junto con el afectado a otras personas a sus garras. Esto lo logra cuando en lugar de recurrir a un sacerdote, se remite a otro brujo, con lo cual no solo se empeora la situación del afectado sino que el demonio aprovechara de dañar incluso a los que lo acompañan o sugieren a visita al mago o brujo.

En los casos en que esto está ligado a objetos, estos deben ser tratados con mucho cuidado y por alguien que sabe de esto con el fin de evitar daños mayores. El demonio es un ser perverso y utiliza todo cuanto está a su alcance para destruir. Como ya decíamos, las víctimas no sólo son a los que se les hace el maleficio, sino también a quien lo procuró, pues ha entrado a tomar parte activa en el proyecto del mismo demonio.

Por ello el acudir con magos, hechiceros y curanderos lejos de resolver cualquier problema lo empeoran y dificultan, pues lo que podría haber sido algo relacionado con la Psicología puede transformarse en una verdadera enfermedad espiritual e inclusive en una perturbación o una posesión diabólica. Quien lo ha hecho por ignorancia para conocer el futuro, puede estar también él o alguno de los miembros de su familia dañados. Si se ha visitado a uno de estos hechiceros en necesario confesarse y pedir al sacerdote que junto con la absolución ore pidiendo la liberación y rompiendo cualquier caso de perturbación demoníaca que se pudiera haber establecido con la persona.

b. La posesión

La forma más grave de intervención del demonio es la posesión. En esta situación quien es dañado por el demonio, puede padecer una serie de enfermedades físicas y psicológicas que lo martirizan terriblemente todas ellas sin cura y sin razón aparente. El demonio actúa desde dentro (por lo que se llama posesión) dejando incluso muy dañada la libertad, por lo que se pueden llegar a cometer acciones perversas por cuenta del demonio.

Aunque no es común que el demonio llegue a poseer a una persona, como lo hemos visto directamente en la experiencia de Jesús, esto puede ocurrir. Para la liberación de este mal en el hombre, es necesario recurrir a un exorcista, el cual no solo tiene que ser un sacerdote, sino que tiene que tener el mandato expreso del Obispo para poder realizar la expulsión de Satanás.

Cuando hablamos de posesión se habla de palabras mayores y el exorcismo es un combate espiritual que mantiene el sacerdote con Satanás. Quien no está preparado para enfrentar esta lucha puede recibir serios daños en su persona y en su salud como nos lo narra el pasaje de los hechos de los apóstoles Hech 19,15-16.

Si alguien supusiera que él o alguno de sus familiares o amigos se encontrara en esta terrible situación, es necesario acudir al sacerdote para que el, en su momento lo remita con el exorcista de la diócesis y de esta manera empezar el proceso de liberación y exorcismo. Acudir con cualquier otra persona, siempre resultará en una situación más grave que la que ya se tenia.

Para realizar el exorcismo, muchas veces el sacerdote se vale de la intercesión de personas de probada virtud y oración que durante la sesión de exorcismo oran e interceden para que el sacerdote pueda luchar contra el demonio.

Hollywood ha distorsionado grandemente lo que es en sí la posesión y el exorcismo. Estas acciones son realmente terribles y nada tienen que ver con lo que se presenta en televisión o en las prelícualas.

Finalmente diremos, al respecto que el Demonio usa de la «constricción (en cualquiera de las dos formas)» sobre dos tipos de personas: a) Aquellas que se abandonan a él con el pecado o con el pacto; y b) Aquellas que constituyen un peligro para su reino. En los santos y en quien busca con radicalidad la santidad, el demonio produce en ellos lo que se conoce como «obsesión», a través de la cual busca desestabilizar su acción, hacerla ineficaz, y que finalmente desistan de este propósito. Para ello usa de todos los medios a su alcance incluyendo la perturbación física.

LOS TERRENOS DE SATANÁS Y SU INFLUENCIA

 a. Consulta de magos y adivinos

 Para que el demonio pueda “perturbar” a una persona, es decir tener acceso a ella de manera directa o indirecta, es necesario, aparte del permiso de Dios, el que la misma persona se haya expuesto a lo que se conoce como “los terrenos o dominios de Satanás”. Esto se refiere a actividades en las cuales el demonio tiene una participación directa y activa. Entre ellas están: la lectura de las cartas y de la mano, la consulta de magos o adivinos, y todo lo que sea búsqueda del conocimiento al margen de Dios (incluidos los Horóscopos y la Huija). Estas actividades, de las cuales la mayoría son charlatanería que solo buscan sacar dinero, debilitan la fe que es nuestro escudo, pues se pone la confianza no en el Dios providente, en el Dios que nos ama y que hace que “todas las cosas cooperen para aquellos que le aman”. Más grave aun es el hecho de que algunos de estos elementos de adivinación son, como ya lo hemos visto, verdaderamente dirigidos por Satanás, el cual conoce nuestro pasado y puede conocer también nuestro futuro, lo cual acredita a quienes se dedican a esta actividad como verdaderos servidores del demonio. Quien tiene la desgracia de toparse con uno de estos, ha puesto en grave riesgo su vida espiritual y muchas veces incluso psíquica y física, pues el demonio nunca deja de cobrar lo que se le debe.

b. El curanderismo

Otro de los terrenos favoritos de Satanás se encuentra en el “curanderismo”, el cual es una mezcla (sincretismo) de fe con medicina herbórica (la cual no es mala) y prácticas supersticiosas (amuletos y talismanes). Se presume que mediante el rezo de ciertas oraciones acompañadas de hierbas,  comidas o bebidas, o el uso de algunos objetos, la persona puede obtener la salud. Recordemos que nada ni nadie puede condicionar a Dios, que es libre y no se condiciona por nuestras prácticas religiosas. Pensar que rezando un número determinado de oraciones especificas mientras se realiza una acción determinada (comer, beber, ejecutar alguno otro signo) dará la salud al enfermo es equivocado y dañino a la fe, ya que si el enfermo no se cura (cosa que sucede de manera ordinaria), no sólo perderá la fe en el curandero, sino y principalmente en el mismo Dios que es “ineficaz”, con lo cual el deomio habrá logrado su cometido: Alejarnos de Dios. Muy relacionado con esto está lo que en México se conoce como el “Fidencismo” en el cual los “Cajitas” (personas que supuestamente guardan en sí el espíritu del “Niño Fidencio”) hacen creer a la gente que tienen el poder para curar. Para ello piden a quienes acuden a ellos (además de una jugosa suma de dinero) el rezo de algunas oraciones y la práctica de algunos ritos de tipo totalmente paganos en los cuales de ordinario se ofende la misma dignidad de la persona. Signo de su irreligiosidad es la sustitución del rostro de la Santísima Virgen de Guadalupe por el del “Niño Fidencio”. La ignorancia religiosa y la falta de fe en el Dios del amor, del Dios providente, es causa de muchos males. «La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf. Mt 23,16-22)» CIC 2111

 c. La superstición

Un terreno que ha sido siempre utilizado por el demonio para confundir a los cristianos y debilitar su fe es el uso de amuletos y talismanes. Con ellos consigue que en lugar de confiar en la providencia de Dios y caminar en la fe, la vida y la seguridad estén puestas en objetos. La mayoría de estos objetos no tienen ningún valor sino la superstición que se crea al rededor de ella, sin embargo el demonio pude utilizar algunos para causar el mal. Se vale también de la ciencia la cual, por la ignorancia y el deseo de conocer el futuro desvía el corazón y la fe. Esto hace que se le atribuyan poderes “mágicos” o “sobrenaturales” a las pirámides, los cuarzos y otros objetos. Esto es promovido generalmente por ciencias extrañas al cristianismo como la Dianética, el Control mental y la yoga, las cuales se presentan como buenas e inofensivas pero la realidad es que con el tiempo desvían la fe y le pueden dar oportunidad al demonio de perturbar nuestra vida. El demonio es un ser real, capaz de destruir o perturbar nuestra vida y nuestra felicidad; la gracia, la oración y la vida sacramental nos protegen de su acción y sobre todo nos hacen vivir en el amor de Dios. Con gran razon nos dice el Catrecismo que: «Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo – aunque sea para procurar la salud -, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo» CIC 2117

 d. El uso de la Ouija

Un juego que parece inofensivo e incluso divertido puede no serlo tanto. Es común encontrar en los supermercados un “Juego” que se llama “Ouija”. Este consiste en una tabla con una serie de números y letras y una pequeña tablilla en forma de aguja sobre la cual se ponen las manos.  El “juego” consiste en preguntarle a la “Ouija” sobre algunos aspectos para que ella nos adivine guiando la pequeña tablilla en forma de aguja hacia las letras y números para formar palabras.  Esto no es un juego… sino una TRAMPA DEL DEMONIO.  Es cierto, que algunas veces, la tabla es dirigida por la persona de manera intencional, sin embargo, con el tiempo se darán cuenta que la tabla comienza verdaderamente a guiar a quien tiene sus manos puestas en ella y a indicar palabras que van formando frases sobre aspectos “secretos” o “futuros” de las personas.  Esto es ADIVINACION, la cual está prohibida por Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.  Algunos padres de Familia no le dan importancia a esto (y lamentablemente algunos sacerdotes tampoco) pensando que es un juego inofensivo… ¡NO LO ES! No es raro encontrarse con personas que tienen serios trastornos de tipo emocional, psicológico e incluso físicos, sin una causa aparente.  Estados crónicos de depresión, angustia, insomnio, e incluso alteraciones de la salud física sin que los médicos identifiquen cuál es la causa de la enfermedad.  Es interesante descubrir que la mayoría de estos casos (por no decir que todos) han “jugado” alguna vez en su vida con la Ouija.

EL ENGAÑO DEL DEMONIO AL MUNDO DE HOY

a. La indiferencia religiosa – el olvido de Dios

Ya decíamos más arriba como una de las tácticas favoritas del demonio, para poder actuar con más libertad y eficacia es el de persuadir a la gente de que él no existe. De hecho, podemos decir que el gran éxito en nuestros días de Satanás, es el haber sustituido su acción directa, la cual suscitaba miedo, por una acción orgánica y anónima, invisible, la cual avanza en el tejido social sin ruido, sin dejar la firma del príncipe de este mundo, el cual se sirve de agentes humanos, estratégicamente colocados para lograr su presencia y su acción en el mundo. De esta manera busca gobernar sin aparecer. Es de esta manera como está logrando (y de esto somos testigos todos nosotros), la exaltación del hombre y la marginación de Dios; la tentación del Paraíso, tenida como mito, ha venido tomando forma concreta en nuestra sociedad: «Serán como dioses» (Gen 3,5). Esto ha causado un rechazo sistemático de Dios en muchos sectores de la humanidad, el cual enmascarado en el «laicismo» va haciendo de Dios, no el órgano rector de las conciencias, sino simplemente un ser marginal al cual se le da culto el domingo (si acaso), pero que está, más aún, que debe estar al margen de la vida, pues su acción solo impide el crecimiento del hombre. Así Dios no solo deja de ser el rector de la vida, sino que su figura se convierte en la de un tirano que oprime al hombre y lo confina a la oscuridad de la razón, principio de la gran estratagema del demonio con Adán y Eva. (cf. Gen 3,3).

Podemos decir que después de la fase agresiva del siglo XIX y al principio del XX, Dios, desintegrado de las conciencias, ha venido a ser el gran ausente. Podemos constatar como el ateísmo ha tomado ahora la forma de «agnosticismo», que según algunos datos, se calcula que de seguir esta tendencia secularizante, para el siglo XXI habrá una proporción de 4 a 1 (de cada cuatro individuos tres serán agnósticos y uno creyente).

La humanidad adolescente del siglo XIX, ha hecho del progreso un ídolo. Casi podríamos escuchar la voz burlona del Demonio: «¡Hombre! ya eres un adulto. Eres el rector y señor del mundo. Tú posees la ciencia. Tú no tienes necesidad de Dios y de la providencia. Con la ciencia tú podrás vencer la pobreza, la enfermedad, la guerra e incluso hasta la misma muerte. Dios te tenía como esclavo, pero mírate ahora hecho ya un adulto listo para la libertad. Date pues cuenta que Dios no existe, tú puedes ahora decretar IMPUNEMENTE, lo que tú quieras (incluida la muerte de Dios), pues tú eres ahora el Dios DEL FUTURO.

Gentes como Karl Marx (1818-1883), Lenin (1870-1924), Auguste Compte (1798-1857), Charles Darwin (1798-1857), Friedrich Nietzsche (1844-1900), Sigmund Freud (1856-1939) y Jean-Paul Sartre (1905-1980) son entre otros algunos de los que han contribuido poderosamente a diluir e incluso a erradicar la idea de Dios en la sociedad. Vemos hoy en día que pese a todos los esfuerzos hechos por el hombre para vencer el hambre, la pobreza, la enfermedad y la muerte, han sido en vano, y que incluso nunca como hoy el hombre vive en una situación de miseria física y/o espiritual como nunca en su historia la había vivido. Y es que el hombre al olvidar su origen y su destino ha venido a caer en el absurdo. Vemos con tristeza que la principal industria de nuestro planeta es la fabricación y venta de armamento. La droga se ha estructurado a un nivel mundial y es capaz de envenenar a toda nuestra juventud. El mismo amor se ha ido convirtiendo poco a poco, pero con paso firme, en simple erotismo, el cual se preocupa únicamente de gozar sin concebir, o lo que es peor de concebir pero sin generar, con lo cual se ha convertido en un instrumento de muerte. El aborto, legalizado e impulsado, muchas veces subvencionado, es causante hoy en día de más muertes de las que se realizaron en los campos de extermino en todo el mundo. Todo esto no es sino el rastro que va dejando el «príncipe de este mundo» en su afán por destruir la vida y la felicidad del hombre.

b. El satanismo

Todo lo anterior ha servido como caldo de cultivo para lo que conocemos como el Satanismo, el cual, puede ir desde su culto hasta el pacto diabólico, en el cual, el demonio continúa como lo hizo con Cristo, ofreciendo el mundo entero a cambio del alma de su adorador. El satanismo, aunque ha existido siempre, se puede decir que nunca como ahora ha tenido un desarrollo tan fuerte y sobre todo abierto y organizado, causado principalmente por el reconocimiento legal que en muchos lugares se le ha dado (bajo la premisa de la libertad de culto, sin pensar que este culto es el principal destructor de la misma libertad y de la sociedad). Como el principal exponente pude considerase a Aleister Crowley (1875-1947) nacido en Inglaterra, el cual, fue conocido como el «hombre más perverso de la historia», nombre del cual él mismo se vanagloriaba. Murió a los 70 años, totalmente destruido por la droga y abandonado de todos sus seguidores. En las «misas negras que practicaba», se realizaban sacrificios de animales y grandes orgías en medio de droga y masoquismo. En la actualidad, los seguidores de estas sectas, han llegado a practicar sacrificios humanos y a comerse el corazón de sus víctimas. Uno de los ejemplos más notorios a nivel mundial de estas sectas es la de «Final Church» la cual fue responsable de la muerte y masacre de la famosa artista Sharon Tate el 8 de agosto de 1969.

c. La música satánica y el Rock pesado

Uno de los medios por los cuales se ha difundido esta doctrina y perversidad, es sin lugar a dudas lo que se conoce como «Hard Rock» o «Rock Pesado» también conocido como «Heavy Metal Rock». Este medio ha sido usado por los seguidores del satanismo para promover sobre todo la violencia, el desenfreno sexual y la droga. Mick Jagger, cantante de los Rolling Stones decía hace unos años: «El Rock lo que necesita es más sexo, más droga y más satanismo». Algunos de sus éxitos fueron: Sympathy for the devil (Simpatía por el diablo); Dancing with Magíster D (Danzando con el «señor» diablo); To their satanic majesties (Dedicado a las «majestades» satánicas). Muchos de estos grupos usan sus discos para dar culto a Satanás, lo cual logran gravando en sentido contrario a como normalmente se oyen los discos, alabanzas a Satanás, sonidos de bestias, aullidos, etc… otras veces (las menos), hacen referencias a diferentes nombres satánicos en sus grabaciones y mezclan mensajes subliminales que invitan al desenfreno en todos los ordenes. En sus ropas llevan signos y frases dedicadas al demonio. En sus presentaciones se comportan como locos, o más bien como poseídos por espíritus satánicos, llegando en algunos de sus conciertos a arrojar tinas que contienen sangre y vísceras de animales.

Para pasar los mensajes subliminales utilizan frecuencias que el conciente no registra (debajo de 20 Hz o arriba de 17,000 Hz.) pero que son capaces de producir en el cuerpo una sustancia llamada «endorfina» el cual es una especie de droga natural. Esto hace que la gente se sienta elevada, y la mueve interiormente a buscar la droga, o si ya se es adicto a aumentar la dosis. Algunos mensajes subliminales encontrados en los discos son; Satanás es Dios (Back Sabat); Oh Señor Satanás, yo te deseo (Led Zeppeling); Bienvenido Satanás, acepta nuestro pacto, Bienvenido al Show (Electric Ligth Orchestra); Satanás está en mi (Michel Jackson) y otros más. Esto sin tomar en cuenta las cientos de canciones que hoy se escuchan, en los cuales hay mensajes abiertamente satánicos (sobre todo en Estados Unidos). De todo esto se ha derivado una serie de enfermedades que van desde la pérdida del odio (por los altos volúmenes y las frecuencias de las canciones), hasta enfermedades cardiovasculares, pérdida del equilibrio físico, perturbaciones de carácter físico-sexual y cambios importantes en el nivel de insulina de la sangre (propensión a la diabetes). Algunos bloqueos morales se desmoronan ante la influencia de este tipo de música, como claramente lo dice Bob Larson en su reporte sobre el Rock: «El rock no es un pasatiempo inofensivo. Es una droga más mortal que la misma heroína, la cual está envenenado la vida de nuestros jóvenes».

El Heavy Metal Rock y el satanismo han derivado en lo que hoy se conoce también como el Rock «satánico» el cual de acuerdo a algunas estadísticas es el responsable de una gran cantidad de suicidios en los jóvenes (sobre todo en Estados Unidos). Muchas de estas canciones en sus letras incitan a este comportamiento. Además de todo esto, los cultos satánicos y el satanismo en sí, invita y provoca a la criminalidad «satánica»: no solo a la profanación de cementerios o de las sepulturas, la necrofilia y los maleficios de todo genero, sino incluso a los homicidios rituales. Sin ir más lejos hace unos cuantos años, en la ciudad de Matamoros, Tamps., fueron asesinadas 24 personas, las cuales querrían asegurar la ayuda del demonio para el tráfico de drogas. Ante esto cabría preguntarse ¿por qué no se hace nada? La respuesta es la que hemos venido dando desde el inicio: Satanás sabe esconderse muy bien y ahora ha hecho creer a la gente que no existe. Así que los asesinatos y todos los demás desordenes tiene alguna explicación de tipo psicológico o moral. Es pues importante que sobre todo los jóvenes aprendan a reconocer su presencia y a huir de ella.

LOS FANTASMAS

Relacionado con todo este mundo espiritual del demonio están los “aparecidos” y los fantasmas. La Sagrada Escritura nos dice: “Está escrito que el hombre muera una salo vez y que después de ello venga el juicio.” Heb 9,27. Es decir, que una vez que uno muere no regresa más a este mundo. El mismo Jesús en la parábola del “rico epulón y Lázaro” así lo dice (puede ver Lc 16,16-31). Por lo tanto, todas esas historia de “aparecidos” y fantasmas pueden tener dos orígenes: Uno físico que estaría relacionado con situaciones psicológicas en donde las gentes imaginan las cosas, muchas veces con tal realismo (generalmente por situaciones de tipo esquizofrénico o paranoico) que incluso podrían decir que son tocadas por las personas que creen ver. El otro origen es de tipo demoníaco, en donde el Enemigo hace ver a las personas lo que él quiere. En estos casos, se pueden escuchar ruidos, e incluso moverse objetos de manera violeta (puertas que se abren, luces que se encienden, etc.,) Esto tiene la misma gravedad que la posesión, pues es real y evidente la presencia del demonio. En estos casos es necesario de nuevo recurrir al sacerdote, quien bendiciendo la casa e invitando a todos a vivir en gracia, generalmente los aparecidos y ruidos desaparecen. En ocasiones en donde se ha han tenido misas negras, se ha practicada la magia o la brujería, consultado la hija, etc., será necesario realizar incluso un exorcismo, el cual deberá ser hecho por un sacerdote que tenga esta potestad recibida del Obispo.

Debemos eliminar, como contraria a la fe recibida de la Iglesia el hecho que estas apariciones sean, lo que se conoce como: “almas en pena”. Es decir personas que habiendo muerto su alma continúa vagando por el mundo. Esto no es verdad y solo promueve la superstición y acerca a los incrédulos a los terrenos del demonio.

LA DEFENSA CONTRA LA ACCIÓN DEL DEMONIO

Mencionemos cuales son las armas con las que cuenta el cristiano y el modo de mantener este «combate» espiritual contra Satanás y sus aliados. Podemos decir que existen «armas» ordinarias y extraordinarias. Dentro de las armas ordinarias toma el primer plano LA ORACIÓN, la que junto con la PENITENCIA forman el bloque que dificulta y restringe la acción del demonio (Cf. Mt 26,41). De manera que podemos decir que cuando el cristiano ora y ayuna (hace penitencia), no solo fortalece la acción contra la tentación y el pecado, sino que se mantiene en guardia contra las acechanzas del demonio. A esto se puede añadir algunas oraciones especificas que la Iglesia siempre ha recomendado contra la acción del demonio como son: La consagración a Dios por medio de María Santísima, ya que ella es la enemiga victoriosa de la «serpiente» de acuerdo a Gen 3,15 y Ap 12. Una oración que refuerza nuestra unión con Dios es la del «Regina Caeli», así como la oración de San Miguel Arcángel, atribuida a San León XIII, quien la prescribió para que se rezara después de cada misa, como producto de una visión que tuvo sobre el terrible proyecto de Satanás sobre la Iglesia. De hecho, el Papa Juan Pablo II invita continuamente a que no se olvide el rezo cotidiano de tan poderosa oración.

Por otro lado tenemos la práctica del ayuno y en general todas las prácticas ascéticas, las cuales de acuerdo a Jesús son una de las armas más importantes para protegerse y luchar contra el «adversario» del Reino («Este tipo de demonios no salen sino es con el ayuno y la oración» Mc 9,29). La renuncia voluntaria a las cosas buenas de la vida, nos ejercitan para renunciar a aquellas que se nos presentan como una tentación. Todos los santos, quienes han tenido que combatir contra el pecado y en muchas ocasiones con manifestaciones expresas del demonio, no cesan de recomendar el ayuno como una de las armas más eficaces contra las acechanzas del maligno. Las otras dos armas con las que cuenta el cristiano para su lucha espiritual contra el pecado y las acechanzas de Satanás, son los sacramentos y los sacramentales. Los primeros, siendo una acción y participación directa de Jesús en el cristiano, son la mejor defensa contra el poder del Maligno y fuente de fortaleza espiritual para prevenir el pecado. La Eucaristía y la Reconciliación frecuente, hacen que el cristiano pueda avanzar en la vida con la victoria de Cristo. Estos dos sacramentos fortalecen toda la vida espiritual de quien los recibe imposibilitando la acción del demonio. Esto trae por consecuencia, paz y armonía interior. Finalmente tenemos los sacramentales como son los crucifijos, las imágenes de Jesús y de la Santísima Virgen, las medallas benditas, y de manera particular la «Cruz de san Benito» a cuya bendición está ligado un exorcismo. Todos estos sacramentales, en la medida en que se usan con fe y con la aprobación de la Iglesia, vienen a ser una importante herramienta para mantenerse en santidad y en guardia contra las acechanzas del demonio.

Sobre las prácticas acéticas debemos decir que el mismo Jesús nos ha dado muestras de la eficacia del ayuno, en el combate contra el demonio y la tentación cuando al inicio de su ministerio ayunó durante 40 días con el fin de estar preparado para el momento de la prueba (Lc 4,5.9). Después de la resurrección del Maestro, sus discípulos lo imitaron y con ello iniciaron la evangelización de las naciones (Hech 13,3). Y es que al abastecerse de alimento que es la fuerza y la energía del cuerpo, el hombre se abandona a la fuerza y a la eficacia del poder de Dios. Es de alguna manera renunciar a nuestras propias fuerzas, para darle a Dios toda la libertad de actuar en nosotros y a través de nosotros. Es al mismo tiempo una privación que permite al Espíritu Santo dar al hombre más lucidez en la toma de sus decisiones. Si el cristiano quiere vivir una vida plena en la gracia y dejar que se desarrolle en él la vida del amor y de esta manera estar protegido contra las acechanzas del demonio, debe orar y ayunar con frecuencia.

Uno de los elementos más efectivos para tener a raya al demonio y todas sus seducciones, es el amor a María Santísima a quien Satanás teme y lo hace temblar de rabia y de impotencia. Mientras que el demonio combate desde el exterior, por medio de la violencia y la seducción, María inspira, desde nuestro interior, la fuerza que viene solo de Dios. Satanás inspira el odio que destruye y desintegra mientras, que María nos inspira el amor que reinará por siempre. De ahí la necesidad de una piedad mariana que mantenga a distancia al enemigo y que nos ayude a resistir en el momento de la tentación. Es testimonio de todos los santos la eficacia de la intercesión de María, en los momentos de tentación y acoso del demonio. Por ello, arma indispensable del cristiano es el rezo diario del rosario, el uso del escapulario de la Virgen del Carmen y alguna medallita.

Finalizamos esta catequesis sobre nuestro adversario el diablo, con 10 sugerencias o prácticas que nos ayudan en nuestra lucha espiritual:

1)     Mantén la puerta de tu corazón siempre limpia. Ciérrala al mal y al maligno.

2)     Conserva tu vida en orden: el tener, el poder, el saber, el amor, deben estar referidos siempre solo a Dios, pues él es la fuente de todo bien. Toma la vía excelsa del ayuno.

3)     No tomar parte en ninguna práctica de espiritismo o de ocultismo bajo ninguna de sus formas (Ouija, lectura de cartas, meditación trascendental, Fidencismo, etc.) Son trampas que envenenan tu vida.

4)     Escoge bien los proyectos y los objetivos de tu vida. Estos deben ayudarte a construir tu vida como una ciudad abierta a Dios y bien protegida contra los ataques del enemigo.

5)     En las tentaciones violentas u obsesivas de un bien o de un placer, aléjate y no te dejes provocar ni absorber. Busca inmediatamente otras cosas en que pensar o en que entretenerte, para mantener ocupado tu espíritu y movilizar tus fuerzas. De esta manera la obsesión que busca engañarte desaparecerá.

Por lo que ser refiere a las tentaciones:

6)     Es importante saber que si has ofrecido todo a Dios, y después de haber vivido en Él en la paz y en el gozo, incomprensiblemente te encuentras rodeado de oscuridad, de tentaciones, desgracias, e incluso de padecimientos físicos, y tienes la sensación de estar nuevamente abandonado de Dios, o de ser un extraño para él, debes saber que este supremo asalto del demonio puede ser una prueba saludable. En la noche, incluso en la desesperación que nos lleva hasta la locura, abandónate a Dios. El es la única esperanza, la única cuerda que puede sostenerte cuando estás en el túnel oscuro, en el cual has sido despojado de todo. En este túnel, en el cual tienes la sensación de precipitarte vertiginosamente hacia el vacío, Dios te elevará hacia sí, en un estado de ligeraza que nunca antes habías probado. Sin embargo, la luz está solo hasta el final.

7)     No olvides que tienes un Ángel de la Guarda. Encomiéndate a este guardián y a san Miguel Arcángel, que es el número uno de la milicia celestial, el cual se bate por Dios y por ti contra el demonio. Como ya hemos dicho, es fundamental en nuestro camino hacia Dios y en nuestra lucha contra el pecado y el demonio, nuestra relación con María, por ello:

8)     Abandónate totalmente a la Virgen. Es tu madre en la verdad. Ella puede ver más lejos que tú y te protege. No puedes estar en mejores manos. Mantente siempre en su presencia, pues ella te guiará hasta Dios.

9)     Sobre todo, entrégate TOTALMENTE a Cristo victorioso, Dios omnipotente, el cual quiso participar incluso de nuestra debilidad humana. El te guiará en el Amor, hacia el Amor, sobre las alas del Espíritu Santo que él mismo te ha enviado.

10) El demonio está vencido. No tengas miedo y confía en la victoria, no en la tuya pues eres débil, sino de la de Cristo; no en la de tus débiles fuerzas, sino en la del Amor. Mantén siempre en tu corazón la palabra del apóstol Santiago: «Resistan al Diablo, y él se apartará de ustedes» (St 4,7)

Espero que todo lo dicho aclare tu mente y tu corazón y te dé los elementos para no caer ni en la superstición, y mucho menos en las redes del demonio. Que el Señor esté siempre en tu corazón y que tu mano permanezca tomada de la amorosa mano de María Santísima.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Ernesto María, Sac.
https://mercaba.org

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