No existen ‘supercontagiadores’ que tras la vacuna tengan que vacunarse más a menudo que el resto

Estas semanas está circulando por WhatsApp un mensaje que asegura que las personas, aun vacunadas, corren el riesgo de ser “grandes contagiadoras”, es decir, que son susceptibles de seguir contagiando a otros, y tendrán que vacunarse con más frecuencia. Es FALSO. Los estudios realizados hasta la fecha solo hablan de la capacidad que tiene la vacuna contra la covid-19 de evitar los cuadros más graves. También hay evidencia de que tras recibir una vacuna, una persona puede seguir contagiando, pero en ningún estudio menciona que haya grupos específicos que deban recibir la vacuna más habitualmente que el resto por una cuestión de transmisibilidad. 

“Aunque te vacunes, puedes ser un gran contagiador y tendrás que vacunarte una y otra vez”

Al inicio de la pandemia del SARS-CoV-2 se debatió mucho sobre la figura del supercontagiadorpues en algunos pre-prints (investigaciones no validadas por la comunidad científica) y estudios se había observado que el 80% de las transmisiones podrían producirse por el 20% de los individuos, aunque no se aportó mucha información sobre las características concretas de los supuestos supercontagiadores. Un estudio reciente de las universidades de Tulane y Harvard ha observado que existe una correlación entre obesidad, edad e infección de covid-19 y la propensión a exhalar más gotitas respiratorias (y ser, por tanto, más susceptibles de transmitir el virus).

El texto viral no aclara si se refiere realmente a los supercontagiadores o si simplemente pone de manifiesto que la vacuna no evita que alguien pueda seguir contagiando con la misma carga viral que la que tendría sin haber recibido la inyección. En cualquier caso, y como explica a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), “los ensayos clínicos de las vacunas se diseñaron con el objetivo principal de evaluar si protegían contra las infecciones sintomáticas, no para saber si también reducían infecciones asintomáticas”. Por lo tanto, prosigue la experta, “todavía es pronto para saber con certeza si las vacunas solo protegen de la enfermedad o también protegen de la infección (y por lo tanto reducen la transmisión)”.

Menor carga viral

Estudios recientes han analizado las infecciones de personas vacunadas y se ha observado que, cuando se infectan, presentan una carga viral mucho menor: “Esto hace pensar que las personas vacunadas, aunque se pueden infectar, son menos contagiosas. Por lo tanto, la probabilidad de que una persona vacunada sea gran contagiadora es muy baja”, apunta la inmunóloga. “Hasta ahora, los estudios en la vida real apuntan a que, en mayor o menor medida, las vacunas evitan [también] la infección sin síntomas”, apunta José Antonio Navarro-Alonso, especialista en Pediatría, experto en vacunación covid-19 y uno de los fundadores de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Eso significa que “pueden impedir la replicación del virus (menor infecciosidad), por tanto su diseminación a los contactos del vacunado (menor contagiosidad) y, en definitiva, contribuir a la aparición de una protección comunitaria”, concluye.

Acaba de publicarse en Reino Unido uno de los primeros estudios (cuyos datos no se han hecho públicos en un paper aún) sobre transmisión por personas infectadas, vacunadas o no, a otras personas (en este caso, convivientes) y se ha visto que la probabilidad de que una persona infectada pero vacunada —tanto con la inyección de Pfizer como de AstraZeneca— contagie a un conviviente es de entre un 40 y un 50% menor comparado con una persona infectada pero no vacunada: “Es decir, las vacunas podrían reducir a la mitad la transmisión”, concluye Sarukhan.

La transmisibilidad que tengas no determinará la frecuencia con la que te vacunes

En el mensaje también se asume que aunque hayas recibido la inyección tocará vacunarse “una y otra vez” porque “aunque te vacunes, puedes ser un gran contagiador”.

Esto es falso: la frecuencia con la que deberemos adquirir dosis de recuerdo no vendrá determinada por la transmisibilidad, sino por la duración de la inmunidad. De momento, algunos estudios en curso ya han asegurado que algunas vacunas, como la de Pfizer, generan una inmunidad que dura por lo menos 6 meses. De momento, no se tienen datos concretos porque no ha pasado suficiente tiempo, pero hay ejemplos de otros tipos de vacunas, como la hepatitis B, que ofrece protección de hasta 12 años.

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