El Sacramento de la Confirmación.
A los artistas humanos les ocurre algo singular: nunca están del todo satisfechos con sus obras. Así se trate de una pintura, de una escultura o de una obra literaria, ellos no dicen que la terminan: sencillamente la dejan. Saben que siempre podrían intentar una mejora, un cambio, una perfección ulterior.
Al Artista divino le pasa un poco lo mismo: busca siempre conducir a todos los seres del Universo a su plenitud última. En el orden de la gracia esto es aún más patente: el Padre quiere que seamos perfectos, verdaderas imágenes de su Hijo, ya que en Él, la Sabiduría increada, alcanza su culminación no solamente la criatura espiritual, sino la totalidad del Cosmos. Nuestra meta final no es otra sino formar, en el Hijo, una única realidad, para alabanza del Padre.
La disposición y el orden de los sacramentos pone en claro esa voluntad divina de encaminarnos al desenvolvimiento supremo de nuestra vida en Cristo. Después de que el Bautismo nos introduce en la familia divina, la Confirmación nos proporciona la plenitud del Espíritu y viene a hacer de cada uno de nosotros perfectos cristianos, testigos verdaderos y confiables de Aquel con quien nos identifica.
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porque debemos de ser testigos de Jesús, con su ejemplo de vida muerte y resurreción
donde debemos de hablar de un Jesús vivo, como verdaderos cristianos.
rubi. Al confirmarnos nos proporciona la plenitud del espíritu y a sernos poderosos cristianos testigos verdaderos.