Desde niño me divertía trepándome a los árboles en la casa, en la huerta, en la sierra; disfrutaba sentir la adrenalina por la altura y el movimiento de las ramas, o al “volar” en la “liana” o el columpio.
Era también una sensación de conquista, cada metro alejado del suelo, cada nueva rama; subir al árbol además de ocasionales rasguños, te da perspectiva, puedes ver el mundo desde “arriba”, y también te permite sentir la paz al escuchar los sonidos de las hojas.
Hoy sigo buscando los árboles incesantemente, en los paisajes, en los senderos, ahora sin subirme, disfruto caminar bajo su follaje y su sombra.
Cada segundo jueves de julio celebramos el día del árbol en México, y son muchas las razones para hacerlo, además de la relación personal que cada uno desarrollamos con ellos, los árboles son un elemento fundamental en cada ecosistema.
Los arboles proveen múltiples elementos para la vida del planeta, a los humanos nos dan alimento, sombra, microclimas, metáforas, herramientas, materiales de construcción y navegación, productos industriales desde el papel, pigmentos, y muchos otros. A la naturaleza le dan cobertura vegetal, se convierten en vivienda de múltiples plantas y animales; estabilizan suelos, capturan bióxido de carbono y producen oxígeno, son fundamentales en varios ciclos biogeoquímicos, particularmente en el ciclo hidrológico como “fábricas de agua”.
A pesar de los evidentes beneficios de proteger los árboles, el desorden y la falta de visión integral de algunos proyectos, ocasiona que grandes áreas boscosas sean destruidas sin considerar las ventajas que se tienen de armonizar desarrollos con su entorno. Tal es el caso de algunos de los proyectos emblemáticos del actual gobierno federal que incluyen tala de grandes áreas, como la refinería de dos bocas y el tren Maya.
Una política que promueve la forestación tiene amplios beneficios ambientales, sin embargo, muchos políticos ignoran que además produce grandes beneficios económicos y de calidad de vida para las comunidades, por lo que despreciar las inversiones institucionales en cuidado de bosques o en aplicación de la ley para protegerlos, solo genera más pobreza o incendios forestales como ya sucedió este año en varios estados del país.
El esfuerzo emblemático de protección y promoción de los árboles que realizó la Dra. Wangari Maathai a través del movimiento Greenbelt le valió obtener el Premio Nobel de Paz en 2004. Esta gran mujer, científica y activista kenyana se dio cuenta que la deforestación además de desertificación y erosión, ocasionaba mayor pobreza y que las fuentes de agua se agotaran, por lo que emprendió una labor de reforestación con mujeres; plantar árboles permitió restablecer la salud, la economía y el bienestar de comunidades pobres en áfrica y evitó los grandes recorridos que hacían mujeres y niños para obtener agua, ya que los arroyos reforestados volvieron a fluir y dieron vida al entorno.
Es necesario proteger y plantar árboles considerando la ecología de cada lugar para que las especies a plantar sean las adecuadas al clima y al suelo; también hay que cambiar los paradigmas de construcción para integrar áreas arboladas en los proyectos, que se diseñen ciudades con áreas arboladas y con mecanismos de drenaje pluvial que permitan regar con agua de lluvia las áreas verdes. Muchas veces un buen proyecto integral se convierte en una oportunidad para plantar más árboles y cuidar los que ya existen.
Valorar la integralidad de la creación y el respeto por los árboles a través de acciones afirmativas y políticas públicas que los cuiden es la mejor manera de celebrar el día del árbol. Los árboles nos dan vida, necesitamos hacernos conscientes y dar gracias por sus múltiples beneficios.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
Señor Oscar : Es maravillosa la sencibilidad con que describe la compañia y màs aun la convivencia con los àrboles, con la vegetaciòn, con Dios mismo gracias por compartir este valor tan grande y tan humilde de un invaluable precio.
Maricela Mùjica
Transformemos nuestro planeta, plantemos y cuidemos árboles.
Saludos Dr. Ibáñez