Si me lees todas las semanas en este portal, debes haber notado que en el mes de agosto he estado ausente. La razón ha sido muy importante. No es que yo quiera. Mi pensamiento está con todos ustedes mis lectores, sin embargo cuando Dios llama a otras tareas hay que obedecer.
Todos los días en Austin, recibo personas en mi consulta para hablar de aquello que les preocupa, les hace sufrir, les está impidiendo ser feliz. Los días viernes manejo aproximadamente casi tres horas al norte de Austin, hacia un pueblito llamado Centerville. Ahí vive gente muy pobre. Dios me ha llamado a servirles a ellos.
¿Por qué a mí que soy tan vanidosa y cómoda? Dios es así. Le he dicho que sí, así es que dedico viernes, sábados y domingos a asistirlos.
He visto mucha gente llorar. Hombres y mujeres con unos traumas que pienso humildemente más personas deberían de conocer. La mayoría de estos pobres, provienen de rancho. En esos lugares, siendo niños fueron sometidos a vejaciones que les arrancaron el valor, la dignidad, el merecimiento. Todo esto que en la psicología se conoce como autoestima, eficacia, talent. Es como si Dios mismo me hubiera llevado hasta ahí para recibir un entrenamiento en comprensión del sufrimiento.
El pueblo de Dios, los pobres están muy heridos
Pienso nosotros los que tenemos algunos recursos, y nos podemos llamar ricos, nos hemos olvidado de los pobres. Para mí ser rico es vivir en una ciudad, tener comida todos los días en la mesa, tener una educación, quizá manejar un auto. Eso ya es mucha riqueza.
Estos pobres de los que te hablo, no tuvieron y no tienen recursos para soñar, para dares unas buenas vacaciones o educación y encima de esto han sido traumatizados.
Tenemos que volver la Mirada a ellos. No podemos, especialmente si somos amigos de Dios, quedarnos quietos, ignorando una realidad. Es como haberme ido a encontrar con el cuerpo de Cristo ensangrentado. Una experiencia así a cualquiera transforma, conmueve, reduce a nada porque uno se da cuenta que ha sido egoísta, que no ha sido suficiente amiga de Cristo.
Tener una relación con los pobres, sencillos, humildes, gente de rancho es algo profundamente humanizante.
Dios quiere que vayamos a ellos.
Recuerdo a una mujer de 50 años suplicando: “Ayúdeme Sheila, ayúdeme”.
Había recibido 7 balas en el cuerpo de manos de el hombre que a fuerza la quería para él. Le dijo que prefería matarla antes de que fuera de alguien más. Esta es solo una historia.
Hoy recibí una invitación hablar en un pueblo cercano, en una parroquia que se llama Saint Elizabeth Seton. La recibí por medio de María Luisa, la mujer que un día cualquiera me busco y me dijo; “Yo quiero que tú seas mi coach”. Así comenzó todo.
Su historia la contaré en otro momento, solo puede decirte, que por su medio, he amado con más profundidad a María Santísima. Ella fue por mí a platicar con el sacerdote de esta parroquia. En la conversación él le dijo: “Estoy muy interesado en conocerla porque quiero saber cómo alguien como ella quiera venir a ayudar a los pobres”.
¿Alguien como yo? Seguramente el Padre no sabe que soy vanidosa, ambiciosa y voluntariosa. Como tampoco sabe que he pedido intensamente en mis oraciones a Dios que me deje hacer mucho bien en el mundo y que me envíe ahí donde me necesita. El señor responde.
Al escribir estas líneas lloro y pienso en E. J. I. B. L. R. y tantos más que he tenido el privilegio de amar por medio del don de la terapia en estos pocos días. Tan sólo un mes.
¿Qué pasaría en el mundo si nos volcáramos a los pobres? ¿Cómo resplandecería el propósito del amor de Dios? Y ¿si Dios nos creó para amar a los pobres? Y no es que ésta que escribe no sepa lo que es la pobreza o que nunca antes hubiera servido a un pobre.
Ojalá tuviéramos la convicción y el amor suficiente para imitar a Santa Madre Teresa de Calcuta, quien dejó su convento de Loreto, donde vivía tranquila y segura sirviendo a Dios, para ir a meterse entre los pobres de los más pobres. Doy gracias a Dios.
Quisiera que al leer estas líneas Dios le hable a tu corazón. Quizá te toque el alma y te lleve a contemplar el misterio Sagrado del Corazón de Jesús. Uno que siendo Dios nació pobre. Ahora sé que ser pobre es ser manso, humilde, sencillo, desprendido.
VENI, SANCTE SPIRITUS.
Sheila Morataya
Austin, TX
sheilamorataya.co
Muchas gracias amiga. Seguiremos escribiendo para Dios!
Hola Shey!!!….yo sí he notado tu ausencia, porque siempre te sigo…quería decirte que tus palabras y todo lo que escribes, me llena de alegría, no hay una pagina tuya que no haya tocado mi corazón.
Estoy convencida de que eres un instrumento de Dios, rezo por ti y le pido a Dios que te bendiga, y nos permita tenerte por mucho tiempo.
Tú me has ayudado a amar mucho más a Jesús, José y María………unión de oraciones….