María Reina

Durante la semana que recién termina me llamó la atención el nombramiento que el Papa Francisco hizo del nuevo obispo de Tacámbaro en Michoacán el día de María Reina, ya que dicha designación recayó en Gerardo Díaz quien hasta entonces era el párroco de María Reina y Madre de los campesinos en la diócesis de San Juan de los Lagos. ¡Seguramente ese día fue de doble fiesta en la parroquia!

En diversas ocasiones me he encontrado con personas que por alguna razón les parece controversial la figura de la Virgen María en la espiritualidad católica. Por supuesto para algunos fieles de otras religiones, el trato que los católicos damos a la madre de Jesús es incluso motivo de escándalo.

En la enseñanza de Jesucristo, quien quiera ser mayor en el reino de los cielos debe servir a sus hermanos (Mt. 20,27). En el caso de María, habría que recordar la bellísima imagen de la anunciación del ángel Gabriel -cuyo saludo recordamos en el Ave María-, y quien le da a conocer que concebirá a un hijo por gracia del Espíritu Santo, la respuesta de María -que repetimos en el rezo del Ángelus– es ejemplar: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra.” (Lc. 1, 26-31)

Inmediatamente después, María que acaba de recibir la noticia que su prima Isabel de edad avanzada estaba esperando un hijo, va presurosa a ayudarle, nuevamente la actitud de servicio de aquella que recién ha sido llamada a recibir una gracia especial; y en el encuentro de las dos mujeres hay otra imagen bellísima que nos habla del reconocimiento de los bebes en los vientres de sus mamás, y nuevamente en el Magnificat, María se describe como esclava: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.”

Este abajamiento de la madre de Dios, su humildad y su actitud de servicio son precisamente las condiciones que Jesús después definiría como el camino para ser ensalzado, y son además un gran ejemplo para todo cristiano que ha recibido una vocación, esto es, una tarea que desempeñar en servicio de los demás, hacerlo con humildad y reconocer que es un don de Dios. Por su actitud humilde María Reina merece ser y es ensalzada.

A Jesucristo le fue dado todo el poder sobre la tierra por su Padre el creador del universo, y por eso es Rey, a María por ser la madre de Él le corresponde con toda propiedad el título de María Reina y Madre, como lo expresa San Bernardo de Claraval en la hermosa oración de la Salve que muchos rezamos, y disfrutamos además en sus versiones corales.

En la Biblia encontramos además otra estampa del quehacer de la mamá del joven Jesús de Nazaret que es clave en la espiritualidad del cristiano. El pasaje de las bodas de Caná muestra con claridad la intercesión que la madre hace en favor de los novios cuando se termina el vino, aun a pesar de la renuencia del Hijo, ella sutilmente insiste y consigue el milagro para los recién casados (Jn. 2, 1-11).

Hay otro momento muy importante donde la Virgen intercede, cuando todos los discípulos de Jesús estaban escondidos, con miedo y derrotados, ella está reunida con ellos en oración, y entonces se manifiesta el Espíritu Santo en Pentecostés, las lenguas de fuego y el cambio radical de la fuerza evangelizadora de los apóstoles a partir de ese momento, marcan el inicio de la vida de la Iglesia.

Mientras recordaba a mí cuñado sacerdote que es párroco en un templo consagrado a María Reina, yo le pedía a ella que intercediera ante su Hijo para que nos diera a los cristianos tres regalos: ser humildes y dispuestos a servir a otros, como ella; hacer oración con perseverancia para pedir por los cristianos que sufren persecución cruenta en particular por los de Irak, Siria y Nigeria, y para qué termine la violencia en nuestro país; y finalmente que igual que en las bodas de Caná le pida a Nuestro Señor Jesucristo, que transforme nuestra agua estancada en vino nuevo para dar alegría a este mundo.

Santa María de Guadalupe Reina de México, ¡salva nuestra patria y aumenta nuestra Fe!

 


Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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