Oscar Ibáñez
Recuerdo a la mamá de un amigo que crio a tres hijos de nuestra edad, mi amigo terminó siendo un brillante maestro, un virtuoso de la guitarra y posteriormente un ingeniero civil con maestría; su hermano un buen muchacho, le perdí la pista; y una hermana que tenía alguna enfermedad mental que a veces le permitía convivir con todos, y otras le hacía aislarse sufriendo ataques y depresiones, se casó, tuvo un hijo y no supe más. Pero para mí el ejemplo siempre fue la madre, porque en la pobreza y drama de su familia, mantenía la paz, la sencillez, la formación de sus hijos, y una voluntad de trabajo que aún hoy respeto. Ella fue una madre sola que formó una familia, abandonada por su marido alcohólico.
Mujeres solas son las viudas, que llegaron a esa condición en distintas etapas de su vida, algunas con responsabilidades de criar hijos, unas con apoyos familiares, otras, solas, también quienes enviudaron ya grandes y enfrentan solas la parte de su vida donde son más débiles y requieren el apoyo de la familia. A ellas Dios nos las encomienda especialmente, y sé que deberían tener una consideración especial en las políticas de los gobiernos.
También solas son las mujeres separadas o divorciadas, que al dolor y circunstancias de ruptura no planeada de una relación, suman en la mayoría de los casos, la carga de sostener una familia en condiciones de desventaja, aun cuando algunas tienen el apoyo legal que puede alcanzar una separación. Cuento con varias amigas ejemplares con sus familias, que viven esa condición.
Y solas son también las madres solteras, a las que parece que se apoya con algunas políticas públicas, y sin embargo, en la práctica se fomenta la irresponsabilidad de los “padres solteros”, que lamentablemente en muchos casos son padres en otra familia. Con las pruebas científicas disponibles para determinar la paternidad de los hijos, estoy convencido que las políticas públicas de apoyo a las madres solteras y a sus hijos, deben enfocarse a que los padres biológicos asuman su responsabilidad. De esa manera el gobierno no subsidiaría la irresponsabilidad de algunos.
En casi todos los casos, la condición de mujeres solas no desaparece a las familias, pero si hace que su desarrollo sea más duro. Se estigmatiza a la mujer, y se le pone en desigualdad de circunstancias; la carga extra sobre madres, abuelas, e hijos, tiene evidentes repercusiones en toda la sociedad.
Según datos del INEGI del 2013, en México el 71 % de los hogares está formado por padres e hijos, de los cuáles el 70.4 % son formados por ambos padres, y el 15.4 % solo por uno de los padres; familias qué además de padres e hijos incluyen a otro familiar, constituyen el 26.5 % del total de los hogares familiares en México. Además, en el 22.3 % del total de los hogares del país, una mujer es la jefa de familia. Pero donde la inequidad de nuestra sociedad se manifiesta con mayor claridad es en las familias monoparentales, donde en el 86.7 % del total, la mujer está a cargo de la familia.
Las condiciones sociales que promueven promiscuidad, irresponsabilidad, inequidad y violencia en las relaciones de pareja atentan directamente contra la mujer, contra los hijos, y contra la familia. Las cifras presentadas nos deben hacer reflexionar y actuar para proteger a las mujeres; no porque sean débiles, sino por su dignidad, y para acabar con la inequidad de las reglas en las que hacen su aportación de múltiples formas a toda la sociedad.
Para los cristianos, denunciar y combatir el machismo, la violencia intrafamiliar, la discriminación de la mujer, en particular de las que están solas, y todo lo que atenta contra el matrimonio, son exigencias intrínsecas de nuestra fe; construir y apoyar políticas que apoyen a las viudas, corrijan la inequidad actual, y sancionen la irresponsabilidad e impunidad que muchos varones gozan hoy, es además un asunto de elemental justicia.
Recordemos que la madre de Jesús estuvo a punto de ser considerada una madre soltera por su embarazo divino, y muy probablemente hubiera muerto a pedradas si José no la acepta y protege; María se convirtió después en mujer sola al enviudar, vivió con su hijo, con sus parientes, y finalmente con el apóstol Juan. Además de su insustituible papel de Madre de Dios, la Virgen fue también parte del nacimiento de la Iglesia y continúa siendo un modelo de vida cristiana. Que el Dios-Hijo nos lleve a caminar con la mujer para que nuestra sociedad respete a plenitud su dignidad y servicio.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y aprendiz de bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
Bravo!
Bravo!
Bravo!
Muy acertado su publicación y necesaria en estos tiempos Doc, mi madre soltera no raja y sigue al pie del cañon, un abrazo!
Estimado Óscar Ibáñez, qué gusto haber encontrado este artículo respecto al tema mujeres solas (yo introduje en el buscador madre soltera), que desafortunadamente es olvidado y por lo tanto poco abordado por plumas calificadas como la tuya. Otro referente ha sido la comunicadora Julieta Lujambio que en carne propia vive esa situación y ha publicado algunos libros al respecto, además de ocuparse de dar atención a esta creciente problemática social formando grupos de mutuo apoyo. En su nombre Óscar, te felicito y agradezco te acuerdes de ellas en «Las mujeres solas y la familia. Si en alguna ocasión que nos visites en la CNA, puedes tomarte la molestia de visitarme en el jurídico -Procedimientos Administrativos, mucho te lo agradecería para poder tener el gusto de saludarte y agradecerte en persona.
Un jefe (que tu conoces bien) me dijo un día que el verdadero poder del hombre está en lograr que la mujer tenga todas las necesidades y condiciones cubiertas para que la mujer pueda cumplir con su papel mas importante, el de madre. Me impresiono mucho y creo que es verdad. Aún así, creo que la madre de familia que saca adelante a sus hijos, a sus papas (como la mía), merece todo el apoyo no solo del gobierno, si no de la sociedad. Aplausos para esas grandes mujeres. 🙂
No quisiera reducir tu comentario, pero me nace decir «que bonito», por lo cierto, bello, real y necesario que es hablar de la dignidad de la mujer y si la mujer esta sola, es por que el hombre no respeta su dignidad y en otros casos por que nosotras como mujeres no nos damos a respetar, ni creemos que valgamos lo suficiente para recibir un trato digno y por eso mujeres, o madres solas, aun las que estan solas por «decision propia» siento que en algunos casos esa decision la tomaron como un mecanismo de defensa contra la sociedad en la que vivimos.