Una joven mujer desconsolada busca abortar al bebé fruto de su infidelidad, y no sabe cómo reparar la relación con su esposo que la ama y que lucha por mantener su familia. En su angustia encuentra apoyo de mujeres que se dedican voluntariamente a ayudar a otras como ella, la apoyan y acompañan a enfrentar su situación con ayuda sicológica, espiritual y material, mujeres que creen en la vida y la familia y ofrecen su trabajo callado.
Otra joven mujer semanas después se acerca con la intención de abortar al hijo que lleva en su seno también fruto de una infidelidad, ella ya tiene dos hijos de parejas previas, hoy vive con un hombre que por su edad podría ser su padre, sin embargo lo quiere y le ha dado estabilidad a su familia a pesar de que no están casados, la angustia de haber sido infiel porque cayó en una tentación, la hace llorar y no sabe qué hacer. También las voluntarias que han decidido hacer algo por la realidad de estas mujeres la apoyan, y la vida sigue.
Ninguna de estas sufrientes mujeres recibe apoyo del gobierno y miles más como ellas tampoco, y muchos políticos como queriendo cerrar los ojos, como no queriendo enterarse, la única opción que ofrecen es facilitar el aborto, nada de comprender o acompañar la tragedia de las mujeres que muchas veces solas tiene que enfrentar el estigma social o familiar, con la carga de niños como madres solas, recibiendo solo el apoyo de otras mujeres y algunas parejas que ven más allá de las caídas, y están dispuestas a ayudarles a levantarse junto con la preciosa vida que llevan en su seno.
A pesar de un ambiente erotizado lleno de mercadotecnia que apela a los deseos sexuales, a la promiscuidad y a la exaltación de la infidelidad, a las relaciones pasajeras sin considerar las graves consecuencias asociadas, la familia sigue siendo la base de la sociedad y el lugar al que se vuelve aun después de las caídas y las infidelidades.
En México según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 96.8 % de las personas forma parte de un hogar familiar, con el 62.8 % de papás con hijos, y el 20.1 % con solo uno de los padres e hijos, el resto son parejas que ya no viven con sus hijos o que no han tenido hijos.
Es verdad que el ambiente cultural que apela a las relaciones sin compromiso y pasajeras son un incentivo a la infidelidad aun ya en parejas comprometidas que viven juntos o que están casados. Y aunque todos saben que la felicidad en la familia pasa por el respeto y la fidelidad que son signos del amor, pocas veces se promueve la fidelidad para fortalecer la familia, la seguridad y autoestima de sus miembros, y la solidez de toda la sociedad.
Los escándalos son eso, tragedias que llaman la atención por el morbo, por la vergüenza o por la condición de famosos de sus protagonistas, por lo que no es extraño que en el medio artístico o político se den a conocer escándalos de infidelidad, y lamentablemente para muchas personas que no cuentan con ejemplos de fidelidad en su entorno familiar o afectivo, los escándalos se convierten en una tentación para justificar las propias infidelidades.
Hoy festejamos el día de la familia y la mejor manera de hacerlo es a través del amor mutuo, con gestos prácticos de amabilidad y ternura, con palabras y actos cariñosos, con escucha atenta, con respeto y fidelidad, asumiendo que esta última es una lucha constante en un mundo que apela a la infidelidad como fuente de “libertad”, como instrumento de venta para el consumo, sin considerar que es la raíz del dolor de traicionar y sentirse traicionado.
Que el respeto propio y por los demás nos haga valorar y practicar la fidelidad, hagámoslo siguiendo el ejemplo de Jesucristo que en sus cuarenta días de ayuno se preparó para resistir las tentaciones de la infidelidad y la desobediencia a Dios, y demos gracias que su fidelidad y obediencia significó la redención y salvación de toda la humanidad.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
Muy terrible la infidelidad y pueden ser muchas sus «razones», egoísmo, deseo de libertad, mercadotecnia, moda, demonio, búsqueda de amor y comprensión, concupiscencia, falta de disciplina, falta de autocontrol, pero el resultado es que separa o destruye familias, causa dolor, desamor, amargura, resentimiento, todos efectos y afectos tristes. La cura para la infidelidad es el Amor, amor que se concibe y crece dentro de una familia.