Experimento social navideño

En algunos lugares se ha intentado evitar las celebraciones navideñas con el supuesto propósito de no herir susceptibilidades de otros credos religiosos, en realidad se convierten en manifestaciones de intolerancia religiosa disfrazada de tolerancia apelando a la laicidad, como bien expresa el historiador e investigador Jean Meyer quien ha sido reconocido con varios premios entre otros el Premio Nacional de Ciencias y Artes:

[La Navidad] “es una fiesta popular, (…) sus varios significados, todos superiores a las ideologías, instituciones, Iglesias y Estados: exaltación de la infancia, de la sencillez (para no decir pobreza), del inicio de la vida con tantas promesas.

Es común que en esta época haya quien nos prevenga de los excesos del consumismo, sin embargo también hay quien nos previene a los cristianos de vaciar el verdadero significado de la fecha: “es la forma inaudita como Dios irrumpe en nuestra historia y en la historia de cada hombre; se trata del Hijo eterno de Dios que se hace hombre, sin dejar de ser Dios, en el seno purísimo de una Virgen para destruir el pecado y la muerte y así liberar al hombre caído.

El mensaje de Dios llega primero a través de su testimonio, se despoja de su poder y gloria para presentarse de la manera más desprotegida y pobre, comprometiéndose al extremo de asumir nuestra naturaleza humana y ofrecerse en la cruz, el modelo de vida para todo cristiano, comprometerse con los demás hasta el extremo de dar la vida por ellos.

Para quienes somos padres es muy fácil experimentar la felicidad de ver a nuestros hijos reunidos, convivir y amarse, comportarse como hermanos, compartiendo sueños esperanzas, tristezas y alegrías; y sin embargo no nos resulta tan fácil darnos cuenta que nuestros padres también lo que más disfrutan es nuestra presencia, y el amor que podamos dispensar a ellos y a nuestros propios hermanos o amigos.

Y así sucesivamente con quienes nos son cercanos, con quienes convivimos por razones de trabajo o vecindad, los gestos de amabilidad y ternura que podamos llevar son mucho más importantes que cualquier regalo que estemos dispuestos a dar, sin embargo, muchas veces optamos mejor en invertir tiempo y dinero en buscar un regalo, en lugar de tratar de entregar nuestro tiempo, gestos o actitudes a esas personas a las que queremos regalar.

Si no han tenido la oportunidad de ver el video preparado por entrevistas a 27 jóvenes españoles sobre la manera como nos estamos preparando para la noche del 24 de diciembre, los invito a buscarlo como “experimento navideño” en YouTube, es muy útil para ayudarnos a reflexionar y a tomar decisiones sobre los regalos que estamos pensando dar en esta navidad.

El Papa Francisco nos recuerda que Dios nos confía un mensaje de esperanza para los demás: “El mensaje de la Buena Noticia que nos es confiado es urgente, debemos también nosotros correr como el mensajero sobre los montes, porque el mundo no puede esperar, la humanidad tiene hambre y sed de justicia, de verdad, de paz.” La navidad es un espacio de reflexión sobre los pobres y la esperanza, es un motivo de alegría por la celebración de la misericordia de Dios para la humanidad, y es un llamado a entregarnos con amor en el servicio a los demás. ¡Feliz Navidad!


 

OscarFidencioIbanez

Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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