BENEDICTO XVI AUDIENCIA GENERAL Miércoles 22 de octubre de 2008 Queridos hermanos y hermanas: Como hemos visto en las catequesis de las pasadas semanas, San Pablo no se preocupó tanto de contar los hechos aislados de la vida de Jesús, sino de anunciar a la comunidad naciente a Cristo como el “Señor”, vivo y presente entre nosotros. Él es el mismo, encarnado, crucificado, resucitado y vivo. Para comprender esto hay que tener en cuenta la idea de la Sabiduría preexistente al mundo de la cual habla el Antiguo Testamento. Cristo, en su condición de Hijo, es coeterno con el Padre. Con su Encarnación, sin dejar de ser Dios, adquiere ciertamente algo que no tenía, la condición humana hasta hacerse siervo, para rescatarla y salvarla. Con su glorificación, Cristo, que es “fuerza de Dios y sabiduría de Dios”, es también para nosotros sabiduría justicia santificación y redención (cf. 1 Co 1,25.30). Otra formulación de la cristología paulina exalta el primado de Cristo sobre todas las cosas, el “primogénito” de los que aman a Dios y han sido llamados a ser imagen de su Hijo. * * * Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de Argentina, España, México, Panamá, Perú y otros Países latinoamericanos. Invito a todos a contemplar el plan de salvación que San Pablo nos muestra con hondura, y al que nos exhorta a participar uniéndonos íntimamente a Cristo. Muchas gracias.