10 ideas sobre el
AÑO DE LA MISERICORDIA
Pbro. Dr. Rafael Arce Gargollo
8 diciembre 2015 – 20 noviembre 2016
- ¿Qué es un Año Santo?
El Año Santo es tradicionalmente un año de perdón y penitencia en la Iglesia Universal por los pecados de cada uno. También es un año de reconciliación entre enemigos y de conversión para recibir el Sacramento de la Reconciliación. Es un tiempo en que se conceden más abundantemente indulgencias plenarias.
Los Años Santos ordinarios tienen lugar cada 25 años. Hasta ahora (desde el año 1300) se han realizado 26 celebraciones jubilares ordinarias, la última de las cuales fue el Jubileo del año 2000 convocado por San Juan Pablo II. También, cuando el Papa lo decida, puede convocar en otras fechas un Año Santo Extraordinario; los últimos dos anteriores fueron en 1933 y 1983.
El de este año 2016 es un Año Santo Extraordinario.
- ¿Por qué “de la Misericordia”?
El Papa Francisco considera que “es obvio que el mundo de hoy tiene necesidad de misericordia, tiene necesidad de compasión”. “Estamos habituados a las malas noticias, a las noticias crueles y a las atrocidades más grandes que ofenden el nombre y la vida de Dios. El mundo tiene necesidad de descubrir que Dios es Padre, que tiene misericordia, que la crueldad no es el camino”.
Las situaciones de conflicto y violencia que se viven en la actualidad en muchos lugares del mundo hacen que se cometa “un sacrilegio contra la humanidad, porque el hombre es sagrado, es la imagen del Dios vivo”. “Entonces el Padre (Dios) dice: ‘deténganse y vengan a mi’. Esto es lo que yo veo en el mundo”.
El Santo Padre propone el Jubileo como una ayuda a las personas que están heridas y destruidas y recuerda la imagen “de la Iglesia como un hospital de campaña después de la batalla”.
«Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia».
El Año Santo quiere mostrar también el perdón y la reconciliación. “He sentido –dice el Papa- que Jesús quiere abrir la puerta de Su corazón, que el Padre quiere mostrar sus entrañas de misericordia, y por eso nos manda el Espíritu: para moverse y para movernos”.
«he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes» en un momento en que la Iglesia vive un tiempo de nueva evangelización. Se trata de renovar el espíritu del Concilio Vaticano II en su quincuagésimo aniversario; con el concilio «la Iglesia sintió la responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del Padre», ahora «la Iglesia siente la necesidad de mantenerlo vivo”.
“que la celebración del Año Santo sea un auténtico momento de encuentro con la misericordia de Dios para todos los creyentes. Es mi deseo, en efecto, que el Jubileo sea experiencia viva de la cercanía del Padre, como si se quisiese tocar con la mano su ternura, para que se fortalezca la fe de cada creyente y, así, el testimonio sea cada vez más eficaz”.
- Qué es la misericordia?
- «Es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad.» Lo más propio de Dios es su Amor y Misericordia.
- «Es el acto último y supremo con el que Dios acude a nuestro encuentro.»
- «Es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros el hermano que encuentra en el camino de la vida.»
- «Es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser estimados a pesar del límite de nuestro pecado.»
- ¿Cómo propone el Papa Francisco vivir este año santo?
El lema de este año santo es «misericordiosos como el Padre«. «Es mi vivo deseo, dice el Papa, que el pueblo de Dios reflexione durante el Jubileo sobre obras de misericordia corporales y espirituales«.
Redescubrir las obras de misericordia corporales: dar de comer al que pasa hambre, acoger al forastero, asistir a los enfermos y visitar a los presos, etc. Y obras de misericordia espirituales: dar consejo a quien lo necesite, consolar al afligido, corregir al que se equivoca, perdonar ofensas, rezar por los vivos y los difuntos …
- ¿Qué hacer respecto de recibir el Sacramento del perdón?
Se pone otra vez el Sacramento de la Confesión en el centro de la vida cristiana. Porque permite vivir la grandeza de la misericordia, en el sacramento de la reconciliación Dios perdona todos los pecados con la mediación de la Iglesia. Acudir bien preparados a la confesión será fuente de verdadera paz interior.
- ¿El año santo habla de oración?
Para ser capaces de misericordia, en primer lugar debemos colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar «el valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige» . De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida.
- ¿Quién llega a cruzar la Puerta Santa de la misericordia?
La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es un peregrino que recorre su camino hasta llegar a la meta anhelada.
También para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar (en las iglesia señaladas por cada Obispo), cada uno deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación.
- ¿Qué es una indulgencia plenaria?
Un Año Santo trae consigo la posibilidad de que los fieles puedan ganar la indulgencia plenaria. De acuerdo con el párrafo 1471 del Catecismo, una indulgencia es: «…la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa (la pena que ha de sufrirse en el Purgatorio o en esta vida), que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos»
- ¿Cómo obtener una indulgencia durante un Año Santo?
a.- PEREGRINACIÓN hacia los lugares determinados donde esté la Puerta Santa en la Diócesis (en la Ciudad de México son: La Catedral Metropolitana, La Basílica de Guadalupe y las iglesias sede de las 8 vicarías episcopales)
b.- PROFESIÓN DE FE (rezar el Credo)
c.- CONFESIÓN.
d.- PARTICIPAR DE LA EUCARISTÍA.
e.- ORAR POR LAS INTENCIONES DEL SANTO PADRE: Padre nuestro, Avemaría y Gloria)
f.- HACER UNA OBRA DE MISERICORDIA
La indulgencia plenaria se puede aplicar por uno mismo o por un difunto.
- ¿Qué son las obras de misericordia?
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales.
OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
- Dar posada al necesitado
- Vestir al desnudo
- Visitar al enfermo
- Socorrer a los presos
- Enterrar a los muertos
OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA
- Enseñar al que no sabe
- Dar buen consejo al que lo necesita
- Corregir al que está en error
- Perdonar las injurias
- Consolar al triste
- Sufrir con paciencia los defectos de los demás
- Rogar a Dios por vivos y difuntos
Cada vez que un fiel viva personalmente una o más de estas obras obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar (con las otras condiciones señaladas antes).
“Un hombre que no reaccione ante las tribulaciones e injusticias y que no se esfuerce por aliviarlas, no es un hombre a la medida del amor del corazón de Cristo” Papa Francisco.
¿Por qué el Papa quiere que descubramos y nos ejercitemos en estas obras?
Nos ayudará a entenderlo recordando que la predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Nos dice el Santo Padre: Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.
(….) “Un hombre que no reaccione ante las tribulaciones e injusticias y que no se esfuerce por aliviarlas, no es un hombre a la medida del amor del corazón de Cristo.
Las obras de misericordia corporales: una breve explicación
San Mateo recoge la narración del Juicio Final (Mt 25,31-16): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me disteis de comer, sediento y me disteis de beber, era forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, encarcelado y fuisteis a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos ver?’. Y el rey les dirá: Os aseguro que, cuando lo hicisteis con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me disteis de comer, sediento y no me disteis de beber, era forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y encarcelado y no me visitasteis. Entonces ellos le responderán: Señor ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’ Y él les replicará: Os aseguro que, cuando no lo hicisteis con uno de aquellos más insignificante, tampoco lo hicisteis conmigo. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna.
1) Dar de comer al hambriento y 2) dar de beber al sediento.
Estas dos primeras se complementan y se refieren a la ayuda que debemos procurar en alimento y otros bienes a los más necesitados, a aquellos que no tienen lo indispensable para poder comer cada día. Jesús, según recoge el evangelio de san Lucas recomienda: «El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo» (Lc 3, 11).
3) Dar posada al peregrino.
En la antigüedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesías. No es el caso hoy en día. Pero, aún así, podría tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdadera necesidad.
4) Vestir al desnudo.
Esta obra de misericordia se dirige a paliar otra necesidad básica: el vestido. Muchas veces, se nos facilita con las recogidas de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros. A la hora de entregar nuestra ropa es bueno pensar que podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero también podemos dar de lo que aún es útil. En la carta de Santiago se nos anima a ser generosos: «Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2, 15-16).
5) Visitar al enfermo
Se trata de una verdadera atención a los enfermos y ancianos, tanto en el aspecto físico, como en hacerles un rato de compañía.
El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parábola del Buen Samaritano, que curó al herido y, al no poder continuar ocupándose directamente, confió los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreció pagarle. (ver Lc. 10, 30-37).
6) Visitar a los encarcelados
Consiste en visitar a los presos y prestarles no sólo ayuda material sino una asistencia espiritual que les sirva para mejorar como personas, enmendarse, aprender a desarrollar un trabajo que les pueda ser útil cuando terminen el tiempo asignado por la justicia, etc.
Significa también rescatar a los inocentes y secuestrados. En la antigüedad los cristianos pagaban para liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.
7) Enterrar a los difuntos
Cristo no tenía lugar sobre el que reposar. Un amigo, José de Arimatea, le cedió su tumba. Pero no sólo eso, sino que tuvo valor para presentarse ante Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. También participó Nicodemo, quien ayudó a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)
Enterrar a los muertos parece un mandato superfluo, porque –de hecho- todos son enterrados. Pero, por ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente. ¿Por qué es importante dar digna sepultura al cuerpo humano? Por que el cuerpo humano ha sido alojamiento del Espíritu Santo. Somos “templos del Espíritu Santo (1 Cor 6, 19).
Las obras de misericordia espirituales: una breve explicación
1) Enseñar al que no sabe
Consiste en enseñar al ignorante en cualquier materia: también sobre temas religiosos. Esta enseñanza puede ser a través de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunicación o directamente. Como dice el libro de Daniel, «los que enseñan la justicia a la multitud, brillarán como las estrellas a perpetua eternidad» (Dan. 12, 3b).
2) Dar buen consejo al que lo necesita
Uno de los dones del espíritu Santo es el don de consejo. Por ello, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintonía con Dios, ya que no se trata de dar opiniones personales, sino de aconsejar bien al necesitado de guía.
3) Corregir al que se equivoca
Esta obra de misericordia se refiere sobre todo al pecado. De hecho, otra manera de formular esta obra es: Corregir al pecador. La corrección fraterna es explicada por el mismo Jesús en el evangelio de Mateo: “»Si tu hermano peca, vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano«. (Mt. 19, 15-17)
Debemos corregir a nuestro prójimo con mansedumbre y humildad. Muchas veces será difícil hacerlo pero, en esos momentos, podemos acordarnos de los que dice el apóstol Santiago al final de su carta: “el que endereza a un pecador de su mal camino, salvará su alma de la muerte y consigue el perdón de muchos pecados«(St. 5, 20).
4) Perdonar las injurias
En el Padrenuestro decimos: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»»y el mismo Señor aclara: “si perdonáis las ofensas de los hombres, también el Padre Celestial os perdonará. En cambio, si no perdonáis las ofensas de los hombres, tampoco el Padre os perdonará a vosotros (Mt. 6, 14-15).
Perdonar las ofensas significa superar la venganza y el resentimiento. Significa tratar amablemente a quien nos ha ofendido. El mejor ejemplo de perdón en el Antiguo Testamento es el de José, que perdonó a sus hermanos el que hubieran tratado de matarlo y luego venderlo. “» Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido aquí; pues para preservar vidas me envió Dios delante de vosotros» (Gen. 45, 5). Y el mayor perdón del Nuevo Testamento es el de Cristo en la Cruz, que nos enseña que debemos perdonar todo y siempre: “»Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». (Lc. 23, 34).
5) Consolar al triste
El consuelo para el triste, para el que sufre alguna dificultad, es otra obra de misericordia espiritual. Muchas veces, se complementará con dar un buen consejo, que ayude a superar esas situación de dolor o tristeza. Acompañar a nuestros hermanos en todos los momentos, pero sobre todo en los más difíciles, es poner en práctica el comportamiento de Jesús que se compadecía del dolor ajeno. Un ejemplo viene recogido en el evangelio de Lucas. Se trata de la resurrección del hijo de la viuda de Naím: “Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: Joven, a ti te digo: Levántate. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre.»
6) Sufrir con paciencia los defectos de los demás
La paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia. Sin embargo, hay un consejo muy útil: cuando el soportar esos defectos causa más daño que bien, con mucha caridad y suavidad, debe hacerse la advertencia.
7) Orar por vivos y difuntos
San Pablo recomienda orar por todos, sin distinción, también por gobernantes y personas de responsabilidad, pues “El quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad». (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que están en el Purgatorio dependen de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por éstos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46).
Por fin alguien nos dice algo práctico y concreto sobre el Año Santo de la Misericordia. Este texto debe imprimirse y distribuirse en todas las parroquias. ¿Por qué algunos padres no pueden explicar las cosas de manera clara? Felicito a encuentra.com que siempre nos ofrece material de primera. Gracias de verdad y felicidades al autor.
Es magnífica la exposición, abreviada y completa acerca del significado del Jubileo extraordinario de la Misericordia. Que todos podamos aprovecharlo al máximo, con todas estas orientaciones fáciles que se nos ofrecen. Muchas gracias! Bendiciones!