Benedicto XVI: Ángelus

ÁNGELUS

Domingo 12 de octubre

Palabras que pronunció Benedicto XVI al rezar la oración mariana del Ángelus desde la plaza de San Pedro del Vaticano, al final de la misa en la que canonizó a los santos Gaetano Errico; María Bernarda Bütler; Alfonsa de la Inmaculada Concepción; y Narcisa de Jesús Martillo Morán.

* * *

[En italiano]

Mientras nos disponemos a concluir esta celebración con el rezo del Ángelus, deseo dirigir mi saludo a los peregrinos que, de diferentes países, han venido en gran número a rendir homenaje a los nuevos santos.

[En inglés]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua inglesa, en particular a la delegación oficial de la India y a todos los que han venido para celebrar la canonización de santa Alfonsa de la Inmaculada Concepción. Sus virtudes heroicas de paciencia, fortaleza y perseverancia en medio de profundos sufrimientos nos recuerdan que Dios siempre ofrece la fuerza que necesitamos para superar toda prueba. Mientras los fieles cristianos de India dan gracias a Dios por su primera hija presentada a la veneración pública, quiero asegurarles mis oraciones durante estos momentos difíciles. Encomendando al cuidado providencial de Dios todopoderoso a todos los que luchan por la paz y la reconciliación, pido a los autores de la violencia que renuncien a estos actos y se unan a sus hermanos y hermanas en la construcción de una civilización del amor. ¡Dios os bendiga a todos!

[En alemán]

Con alegría doy la bienvenida a todos los fieles de lengua alemana; en especial, saludo a la delegación oficial y los numerosos peregrinos procedentes de Suiza y a las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora. Santa María Bernarda encomendó toda su vida al Señor. Se convirtió así en un instrumento del amor de Dios, que anunció hasta los confines de la tierra. Siguiendo su ejemplo, también nosotros queremos llevar al Dios de amor y de la esperanza a los hombres. Que el Señor os dé para ello la plenitud de su gracia.

[En español]

Dirijo un caluroso saludo a los peregrinos que han venido a Roma para participar en la gozosa celebración de proclamación de nuevos santos. En especial a los señores arzobispos y obispos que les acompañan, a las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, así como a las delegaciones y demás autoridades de Colombia y Ecuador que han venido en representación de aquellas tierras tan fecundas en frutos de santidad. Que las nuevas santas intercedan por todos sus conciudadanos de hoy para que, siguiendo su ejemplo de coherencia en la fe y de caridad hacia los hermanos, den constantemente testimonio del amor de Cristo por todos los hombres, aportando así nuevo vigor a las raíces cristianas de sus pueblos e iluminando la construcción de una sociedad más justa y solidaria, inspirándose en los valores del Evangelio. Muchas gracias.

[En francés]

Os saludo cordialmente, queridos peregrinos francófonos. Hoy, siguiendo el llamamiento del Señor y el ejemplo de los santos que acaban de ser canonizados, estamos invitados a ser, en el cruce de caminos, testigos audaces de la Palabra de Dios para invitar a las bodas del Evangelio a todos aquellos con quienes nos encontramos. ¡Que nuestra oración acompañe la asamblea general del Sínodo de los Obispos durante sus sesiones de trabajo! Os imparto mi bendición apostólica.

[En polaco]

Entre los participantes a esta solemne canonización, saludo también a los peregrinos polacos. En vuestra patria se celebra hoy la jornada dedicada a la memoria de mi amado predecesor, Juan Pablo II. Bendigo todas las iniciativas que conmemoran su persona. Os encomiendo a todos a Dios con la oración.

[En italiano]

Dirijo, por último, un cordial saludo a los peregrinos de lengua italiana, en especial a los hijos espirituales de san Gaetano Errico y a los fieles procedentes de Nápoles y de Campania. Queridos amigos: en la vida de los santos y en sus realizaciones siempre se constata la fuerte presencia espiritual de la Virgen María. Me gusta subrayar, en este mes de octubre, su apego a la oración del Rosario, como medio de unión cotidiana con Jesús, como fuente de inspiración y de consuelo, como instrumento de intercesión por las necesidades de la Iglesia, según las intenciones del Papa. Por este motivo, os invito a rezar por la reconciliación y la paz en algunas situaciones alarmantes, que provocan sufrimiento: pienso en las poblaciones del norte de Kivu, en la República Democrática del Congo, y pienso en las violencias contra los cristianos en Irak y en la India, a quienes recuerdo diariamente ante el Señor. Invocamos la protección de María, Reina de los santos, también sobre las sesiones de trabajo del Sínodo de los Obispos, que se encuentra reunido en estos días en el Vaticano.

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