Ángeles en las Sagradas Escrituras y el Catecismo

Conoce algunos de los pasajes bíblicos y puntos del catecismo que se refieren a los ángeles.

Ángeles en el Antiguo Testamento

Tobit y Daniel los libros más ricos del Antiguo Testamento respecto de los ángeles. Allí encontramos ángeles que comunican al hombre mensajes o revelaciones de parte de Dios. Estos ángeles son siempre criaturas de Dios, subordinados a El. No son seres divinos, aunque sean seres celestiales. El monoteísmo de Israel es absoluto en esta época. Los ángeles son enviados, pues, a los hombres como mensajeros (Dan 14,33), les ayudan y protegen (Dan 3,49; 2 Mac 11,6), presentan ante Dios las oraciones de los hombres e interceden por ellos (Tob 12,15). Cada pueblo tiene asignado un ángel custodio (Dan 10,13.20). Ya fuera del Antiguo Testamento será a cada persona a quien se le asigne un ángel custodio.

En este proceso de desarrollo de la angelología, los ángeles se Irán conociendo por su nombre propio. Por el Antiguo Testamento conocemos el nombre de tres ángeles: Rafael, en el libro de Tobit, y Miguel y Gabriel, en el libro de Daniel. Es preciso indicar que estos tres nombres pueden traducirse y ello nos da una pista sobre su significado. Rafael significa «Dios cura», y esa es la misión que el ángel desempeña en el libro de Tobit: cura al anciano Tobit de su ceguera y libra a Sara de las asechanzas del demonio Asmodeo. Por su intervención, Dios premia con la felicidad a aquella familia de justos sobre quienes hasta entonces había acaecido la desgracia. Miguel significa «¿quién como Dios?» Es el ángel protector de Israel y capitanea los ejércitos celestiales en su lucha contra las fuerzas del mal. En concreto contra la opresión del poder político absolutizado que intenta ocupar el lugar de Dios. Gabriel, que significa «fuerza de Dios», es el ángel que revela a Daniel el momento en que tendrá lugar el fin del mal y el comienzo de la justicia perfecta que sólo la fuerza de Dios hará posible.

Estas tres figuras angélicas son, en el fondo, recursos literarios para indicar diversas actuaciones salvíficas de Dios en el mundo de los hombres. Su propio nombre, que siempre incluye a Dios, indica lo que son. En los escritos intertestamentarios se multiplicará la presencia y la actuación de los ángeles.

Algunas citas de los Ángeles en el Antiguo Testamento:


Y habiendo expulsado al hombre, puso [Yahvéh] delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.

Génesis 3, 24

Oyó Dios la voz del chico, y el Angel de Dios llamó a Agar desde los cielos y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del chico en donde está.

Génesis 21, 17

He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. Si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios.

Éxodo 23, 20-22

Angeles del Señor, bendecid al Señor, cantadle, exaltadle eternamente.

Daniel 3, 58

Ángeles en el Nuevo Testamento


En el Nuevo Testamento sus nombres aparecen en cada una de sus páginas y el número de referencias sobre ellos iguala aquellas dadas en la Antigua Dispensación. Fue su privilegio el anunciar a Zacarías y a María el albor de la Redención, y a los pastores su cumplimiento.

El Señor Jesús en Sus discursos habla de ellos con la autoridad de alguien que los ha visto, y que mientras «habla con los hombres», está siendo adorado inadvertida y silenciosamente por la hueste celestial. Él describe sus vidas en el cielo (Mt 22, 30; Lucas 20, 36); nos dice como se forman a su alrededor para protegerlo y que con sólo una palabra suya atacarían a Sus enemigos (Mt 26, 53); uno de ellos tuvo el privilegio de atenderlo en el momento de Su Agonía y que sudó sangre. Más de una vez, habla de ellos como de auxiliares y testigos del Juicio Final (Mt 16, 27), el cual ellos prepararán (ibid., 13, 39-49); y por último, ellos dan un alegre testimonio de Su triunfante Resurrección (ibid., 28, 2).

Es fácil para las mentes escépticas ver en esta hueste angélica la obra de la imaginación hebrea y de la superstición, pero, ¿los relatos sobre ángeles que figuran en la Biblia no nos proporcionan una progresión bastante natural y armoniosa? En la página de apertura de la historia sagrada de la nación judía, esta es escogida como depositaria de las promesas de Dios; como el pueblo en el que nacería el Redentor. Los ángeles aparecen en el curso de la historia de este pueblo escogido, como mensajeros de Dios, como guías; como quienes anuncian la ley de Dios, en otra ocasión prefiguran al Redentor cuya misión divina ayudan a madurar. Conversan con los profetas, con David y Elías, con Daniel y Zacarías; acaban con las huestes acampadas para atacar a Israel, sirven como guías a los siervos de Dios, y el último profeta, Malaquias, lleva un nombre de importancia especial; «el Ángel de Yahvéh». Parece resumir en su mismo nombre el anterior «ministerio realizado por las manos de los ángeles», como si Dios con ello recordara las antiguas glorias del Éxodo y del Sinaí.

Todo este ministerio amoroso realizado por los ángeles es sólo por la causa del Salvador, Cuyo rostro ellos desean contemplar. Por ello, cuando la plenitud de los tiempos llegó, fueron ellos quienes lo proclamaron alegremente cantando «Gloria in excelsis Deo». Ellos guiaron al recién nacido Rey de los Ángeles en Su huida a Egipto, y lo atendieron en el desierto. Su segunda venida y los temibles eventos que le precederán, han sido revelados a su siervo predilecto en la isla de Patmos. Nuevamente se trata de una revelación, y por ello, sus antiguos ministros y mensajeros aparecen nuevamente en la historia sagrada, y el relato final del amor de Dios acaba casi como lo había empezado: «Yo, Jesús, he enviado a mi Ángel para daros testimonio de lo referente a las Iglesias» (Ap 22, 16).

Algunas citas de los Ángeles en el Nuevo Testamento:

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»

San Lucas 1, 26-28

El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;

San Lucas 2, 10-11

Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»

San Lucas 2, 13-14

De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel: «Cíñete y cálzate las sandalias.» Así lo hizo. Añadió: «Ponte el manto y sígueme.» Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión. Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó. Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.»

Hechos de los Apóstoles 12, 7-11

Los Ángeles en el Catecismo de la Iglesia Católica

332. «Desde la creación y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal protegen a Lot, salvan a Agar y a su hijo, detienen la mano de Abraham, la ley es comunicada por su ministerio [cf. Hch 7,53 .], conducen el pueblo de Dios, anuncian nacimientos y vocaciones, asisten a los profetas, por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús.»

329. «San Agustín dice respecto a ellos: «Angelus officii nomen est, non naturae. Quaeris nomen huius naturae, spiritus est; quaeris officium, angelus est: ex eo quod est, spiritus est, ex eo quod agit, angelus» [«El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel»]. Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan «constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos» [Mt 18,10 .], son «agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra» [Sal 103,20 .].»

336. «Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. «Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida». Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.»

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5 comentarios

  1. Me ciento feliz con mi amigo del alma mi ángel custodio y sumamente agradecida con mi Señor x haberlo puesto como mi amigo íntimo…estoy feliz…

  2. Pongan atención hermanos que los ángeles de manifiestan en sus vidas a veces de manera discreta a veces de manera contundente. No se distraigan en la vanidad del mundo y presten sus ojos y sus oídos que muchos ángeles han participado en su vida desde su nacimiento hasta lo que será su muerte. Yo ya tuve ese privilegio inmerecido y agradezco a Dios su manifestación en mi vida. Alabado seas Señor Jesucristo

  3. los amo me encomiendo mucho a mi ángel y le pido también mucho alos ángeles de mis hijos y mis padres que les proteja los amo porque se que llevan nuestros mensajes a nuestro PADRE DIOS estoy muy emocionada y quiero llorar que bonito me siento

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