Terminó el Adviento, ¿ahora qué pasa?

 

 

El Adviento se ordena a la Navidad como un tiempo de preparación. Por tanto, la plenitud de este tiempo llega con la Navidad. La espera ha terminado, y podemos recibir a Jesús como nuestro Salvador.


Poco a poco hemos visto encenderse las cuatro velas de la corona de Adviento. Hemos dicho las oraciones apropiadas y meditado sobre la venida de Jesús al mundo. ¿Qué pasa ahora? Si hemos seguido los ritos de la corona de Adviento y hemos meditado, entonces estamos listos para celebrar la Navidad.

El Adviento es un tiempo de preparación, por lo que no tiene su finalidad en sí mismo. Por tanto, el Adviento adquiere su plenitud en la celebración de la Navidad. Hemos podido celebrar el Adviento con adornos y buenos deseos, sin embargo, si no lo hemos celebrado con verdadero dese de cambio y voluntad recta para hacer acciones buenas, de poco sirve su celebración.

La Navidad ya está aquí, y la mejor forma que tenemos para prepararnos a ella es el Adviento. El ambiente de reflexión que reinó en estos días, ahora se convierte en júbilo y felicidad por el nacimiento de Jesús entre nosotros.

Ahora celebremos el nacimiento de Jesús que es presencia salvadora y redentora entre nosotros. Dejemos que Él nazca en nuestros corazones y se haga presente en nuestras acciones con nuestro prójimo. Recordemos que nosotros también estamos llamados a ser «otros Cristos», pero esto no se puede lograr si no dejamos que Él tenga presencia entre nosotros.

 

 

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