Cuida tus pasos

Cuenta una leyenda que en medio de un camino pedregoso y peligroso, iban pasando un padre y su hijo, entre la maleza y el terreno difícil de andar, el padre le dijo a su pequeño… “Ten cuidado por donde caminas” a lo que el hijo le respondió: “Ten cuidado tú, recuerda que yo sigo tus pasos”… El padre se quedó asombrado por la respuesta, se detuvo un momento, miró al cielo y asintió pensando que tendría que tener mucho cuidado para poder guiarlo por el mejor camino para llegar sano y salvo a su destino.

Un camino así, es fácil de imaginar,  terroso, rugoso, lleno de piedras, pequeños y grandes obstáculos, algunas plantas espinosas, animales ponzoñosos, tal vez alguna barranca… ¡Qué responsabilidad del padre! Donde pisara él pisaría su hijo amado y de él dependería en buena parte que llegara con bien al final del camino.

Metafóricamente, así es la vida, un camino a veces llano, a veces pedregoso e incluso peligroso en el que hay que andar alerta, con la cara en alto, fijándose bien por donde se pisa para no caer y menos desbarrancarse… Realmente deja mucho que pensar a cualquiera de nosotros, padre o madre ¡Qué compromiso! Eres el modelo a seguir de tus hijos, de tus hijas… No basta hablar de valores ¡Hay que vivirlos! Ser testimonio en palabras y  actos.

 

Tu primero

¿Cuántas veces has escuchado que las palabras llaman pero el ejemplo arrastra?… ¡Tantas que hasta ya cansa! ¿No? Pero… al pensar esto con seriedad y en relación a los propios hijos, no es posible dejar escapar su significado, porque lo cierto, es que los actos de un padre o de una madre hablan más alto que su voz.

Por eso, tu primero siempre. Sé el primero en cuidar tus pasos,  buscar lo mejor y enséñales a hacerlo, a dar pasos firmes y seguros en el camino de la vida. Eres tú su punto de referencia para ser, para hacer, para vivir, aprenderá de ti ahora los criterios fundamentales para conducirse en su propia vida hoy, mañana y siempre. Haz que te admire, haz que te siga,  porque eres hombre o mujer de una sola pieza, inquebrantable, intachable con un espíritu fuerte y un alma grande en toda la extensión de la palabra.

Haz un examen hoy, ahora, cada noche y valora… ¿Eres como te gustaría que fueran tus pequeños al crecer? ¿Les enseñas el camino del bien con tu propia vida, con tu actitud, con tus palabras, tu trato, al tomar tus decisiones, al definir tus prioridades?

Recuerda que llegará algún día en el que  tu hijo ya no siga tu camino sino trace el suyo propio, teniendo como guía siempre la manera en la que te vio a ti recorrer tu propio sendero; aprovecha cada instante con el lenguaje silencioso de tu propia vida, para sembrar en tus “retoños” la sabiduría, el entendimiento, la fortaleza, la templanza, el amor al bien, a la verdad, a la belleza, cultiva su inteligencia y enséñales a ordenar su voluntad para llegar al Bien Mayor y cumplan así, ellos y tu, su misión única e irrepetible en la Historia de la Salvación. Ah! Y por cierto, para que sepas con certeza que pasos seguir tu… ¡Mira la Cruz, esa es Su más grande prueba!

 

Rosario Prieto

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