Quiero Matar a mi Jefe (Reseña cine)

Tres compañeros que comparten la desgracia de tener en sus trabajos jefes abusivos, llegan a la conclusión de que la única forma de librarse de ellos es eliminándolos.

Título Original: Horrible Bosses

Director: Seth Gordon

Intérpretes: Jason Bateman, Charlie Day, Jason Sudeikis, Jennifer Aniston, Colin Farrell, Donald Sutherland

Año: 2011, Warner Bros.

Género: Comedia

Contenidos Específicos:

Lenguaje vulgar: Extremo

Violencia: Alto

Sexo/Desnudos: Extremo

Temas éticamente conflictivos: Extremo

Clasificación MPAA*: R (RESTRINGIDA Sólo para mayores, los menores de 17 años requieren ser acompañados por alguno de sus padres o un adulto con criterio)

Clasificación Cinesíntesis: Adultos con Reservas

*MPAA: The Motion Picture Association of America

Reseña:

Nick (Jason Bateman) es constantemente humillado por Dave (Kevin Spacey), su supervisor, un tipo opresivo que lo hace trabajar en exceso bajo la promesa de un ascenso que nunca llega. Kurt (Jason Sudeikis) es el contador de una compañía de productos químicos dirigida sabiamente por Jack Pellit (Donald Sutherland), un hombre prudente y compasivo que fallece repentinamente, por lo que su hijo Bobby (Colin Farrell) queda al frente de la empresa. Bobby es cocainómano, mujeriego y déspota. En cuanto asume la dirección, las finanzas se van a pique y empieza a presionar a Kurt para despedir empleados. Finalmente está Dale (Charly Day) que trabaja para una dentista ninfómana (Jennifer Aniston ) que lo acosa sexualmente todo el tiempo, al grado de poner en riesgo su reciente compromiso matrimonial. Nick, Kurt y Dale son amigos, en las reuniones se cuentan sus infortunios y concluyen que, para terminar con la opresión de su situación laboral, la única alternativa es contratar a un asesino a sueldo para que “despache” a sus jefes. Una tarea de suyo azarosa que será embrollada por la torpeza de los tres amigos.

Cuando uno piensa que en cuestión de gamberrismo fílmico se ha tocado fondo, siempre hay alguien dispuesto a alcanzar nuevas marcas. Tal es el caso de “Horrible Bosses”, una comedia que cuenta con un reparto excelente y un planteamiento interesante que prometía algo mejor pero que, lamentablemente, desbarra por el camino de situaciones sexuales groseras, algunas de ellas aberrantes, para buscar el humor barato. El lenguaje utilizado es una verdadera ofensa contra el más elemental sentido de la decencia, en un caso más que confirma la regla: donde termina la creatividad empieza la vulgaridad. Nos recuerda además el agudo análisis que sobre la vulgarización creciente de los medios hace Steve Allen en su libro “Vulgarians at the Gate”. (Cinesíntesis)

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