La pederastia de los clérigos y la ley de los grandes números

¿Cómo es posible que equipos como el Real Madrid y el Barcelona eliminados en la Copa del Rey, arrasen en la Liga?

Ruego al lector que siga leyendo para ver si consigue perdonarme por comenzar un tema de tanta gravedad con una cuestión un tanto frívola.

Muchos, o la mayoría de los lectores, saben lo que es la ley de los grandes números. De todas formas permítanme recordárselo. Supongamos que con gran paciencia lanzamos una moneda perfecta muchas veces, por ejemplo 20.000 y observamos el porcentaje de veces que sale cara. Podemos estar prácticamente seguros de que ese porcentaje va ser muy próximo al cincuenta por ciento. Sin embargo, si este experimento lo hubiéramos realizado un número pequeño de veces, el resultado sería bastante impredecible. Invito al lector a que haga la prueba con 10 lanzamientos en lugar de 20.000, vea el porcentaje que obtiene y repita esto varias veces. (Para ir más rápido, si lo prefiere, puede lanzar 10 monedas una vez, en lugar de una moneda 10 veces).

Esta ley explica también la asombrosa situación del Madrid y Barcelona, a que aludía al principio. No tiene nada de particular que estos equipos plagados de figuras pierdan un partido, que les lleve a la eliminación de una competición copera. En cambio si se juegan muchos partidos, como ocurre en la Liga, la cosa suele ocurrir de manera más predecible y ese misterio de la probabilidad funciona mejor.

Esta misma ley es la que permite pronosticar, de forma aproximada, el número de accidentes de automóviles que ocurrirán en un año. Este comportamiento tiene grandes aplicaciones: por ejemplo, a una aseguradora de coches el saber aproximadamente el número de accidentes previstos en un periodo, le faculta fijar el precio adecuado a cualquier póliza y obtener un beneficio económico, de tal forma que estas compañías de Seguros cuando tienen un número grande de asociados suelen ser -valga la redundancia- negocios bastante seguros.

Pero no son sólo los equipos de fútbol o las aseguradoras quienes utilizan esta ley matemática. Todos la usamos de una forma más o menos inconsciente. Cuando queremos ir en nuestra ciudad en autobús, preferimos, si es posible, elegir un lugar por donde pasen distintas líneas que nos lleven a nuestro destino, lo que nos proporciona una mayor probabilidad de esperar al autobús un espacio corto de tiempo.

Esta idea la aplicamos más en la medida en que los temas son más importantes. Continuemos con los viajes pero ahora más largos: Si hacemos un viaje a Helsinki probablemente no nos plantearemos el problema de la seguridad personal; ya que la capital de Finlandia es una de las más seguras del mundo. Pero “otro gallo cantaría”si nos planteáramos ir a Bagdag, considerada como la más insegura.

¿De lo dicho en el párrafo anterior, hemos de deducir qué tenemos una seguridad total de que en la primera ciudad no nos ocurrirá nada y sí en la segunda? Es evidente que no, pero también es obvio que cuando pensamos en la seguridad, como en tantos otros temas, contamos con el factor de la probabilidad.

Vamos viendo que ese aspecto cuantitativo que conlleva la probabilidad es importante en nuestra vida. Solemos expresarlo de forma no numérica, pero no menos válida, al decir es probable que no llueva o se prevé un gran atasco en una carretera, etc.

Manipulación en los números

Vamos a dar un paso más con un ejemplo que ha sido de rabiosa actualidad en los últimos meses y en el que la manipulación de la probabilidad ha generado sustanciosas ganancias. Veámoslo extrayendo algunos párrafos de un artículo titulado « “La gripe A o cómo enriquecerse creando alarma social”. Dicen así algunos de estos textos:

“La predicción catastrofista de la OMS, que elevó el nivel de riesgo a \\’pandemia\\’ (de esta gripe) modificando incluso la definición del término, nada tiene que ver con la realidad” .

“Lo único que importaba y que condujo a la formidable campaña de pánico, es que la gripe A constituía una oportunidad de oro para los laboratorios cuyos dirigentes sabían que les tocaría el premio gordo en caso de que se declarase una pandemia”.

Y a continuación veremos unos datos numéricos sobre el particular, que podremos analizar:

“Alrededor de 14.000 personas han muerto en el mundo como consecuencia de la gripe A, una cifra muy inferior a los 150 millones de fallecidos que pronosticó la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, el Ministerio de Salud alertó de que hasta 8.000 ciudadanos podrían perder la vida. Hasta hoy sólo 272 han muerto como consecuencia de la gripe A. Todos, salvo dos, arrastraban otras patologías antes de contraer el virus”»

Si estudiamos estos números podemos observar que al haberse producido 14.000 muertes de los más de 6.600.000.000 habitantes que tiene el mundo; el porcentaje correspondiente es del 0,00021 %. Lo que significa que de casi cada medio millón de personas, una sola persona moriría por la gripe A.

Sin embargo, en el caso de las previsiones de 150 millones representa el 2,27%. Es decir que de casi cada 45 personas fallecerá uno.

Aunque la cuestión en cualquier caso es muy grave -la muerte por gripe A- sin embargo, es bastante posible que en el primer supuesto no nos cree apenas preocupaciones; y sí que nos la genere en el segundo caso, en donde veríamos que algunos familiares, vecinos, colegas etc; cuando no, nosotros mismos, podríamos ser una de las víctimas mortales con relativa facilidad.

Por tanto; ante fenómenos, incluso graves, no sólo importa el aspecto cualitativo, sino también el cuantitativo. Precisamente cuando una enfermedad sobrepasa una cantidad o proporción de desgracias lleva adosada la etiqueta de pandemia.

Dificultades en el rigor matemático de la pederastia:

Vamos a trasladar unos conceptos similares al caso, que ha sido también tema de debate en estos días, de la pederastia de los sacerdotes. Aunque esperaba basar las conclusiones en datos suficientemente significativos, lamento no poder hacer el estudio con el rigor matemático que me gustaría, por los hechos siguientes:

  • A diferencia de la gripe Aviar, aquí la población no es tan uniforme. En el caso de la gripe, se podría admitir que las personas tienen probabilidades parecidas de padecerla. En este otro suceso no ocurre lo mismo. Por ejemplo, se estima que más del 50% de las víctimas tiene una relación familiar con el autor de ellas.
  • Las personas que tienen estas tendencias suelen elegir profesiones en las que trabajan con niños como entrenadores deportivos, profesores, voluntarios, personal que trabaja para la Iglesia… Con lo cual, una profesión como la de mecánico tendrá mucha menos probabilidad de tener desviaciones de este tipo.
  • Dentro del ambiente eclesiástico las conclusiones del CMR Christian Ministry Resource revelan también que « “los abusos se dan más entre los voluntarios (que ayudan en las iglesias) que entre el clero o el personal directivo. Y, lo que es más sorprendente, los menores son acusados de abusos contra otros menores con tanta frecuencia como el clero y los directivos. En 1999, por ejemplo, el 42% de los presuntos autores de abusos fueron voluntarios, un 25% profesionales de las iglesias (incluido el clero) y un 25% otros menores».
  • «A pesar de lo que se dice, la Iglesia Católica es la más seria en dar los datos y no omitirlos. Nigel Hamilton ha escrito “Ante este problema, la Iglesia es una de las pocas instituciones que no ha cerrado las ventanas ni atrancado las puertas hasta que pase la tormenta. No se ha acurrucado en sí misma hasta que los bárbaros se retiren a los bosques”. Ha plantado cara al problema, ha endurecido su legislación, ha pedido perdón a las víctimas, las ha indemnizado y se ha tornado implacable con los agresores».
  • Por otra parte La Iglesia Católica es mirada con lupa y a veces de gran aumento. Recuerdo un caso -desgraciadamente no es único- de un joven que destruyó la vida de un sacerdote al acusarle de haber abusado de él sexualmente. Años más tarde, el joven declaró que aquello era mentira; pero, además del daño ya hecho, los medios de comunicación -que habían sido extraordinariamente generosos en el número de noticias de la primera parte de la historia- fueron tan parcos o nulos en publicar la segunda parte, que la mayoría de la gente siguió pensando que aquél sacerdote era un pederasta.

Datos sobre la pederastia de clérigos y comparación con otros estratos sociales:

Y aquí van algunos datos sobre la pederastia de clérigos en comparación con otros estratos sociales:

«Hay 3.000 casos de sacerdotes diocesanos involucrados en delitos sexuales cometidos, aunque no todos declarados culpables por sentencia condenatoria. El 10%, de estos son de pederastia Es decir, unos trescientos. Si se tiene en cuenta que hoy existen unos 500.000 sacerdotes diocesanos y religiosos, esos datos –sin dejar de ser tristes, – suponen un tanto por ciento no superior al 0.6%.

Luigi Accatoli afirma que de los 210.000 casos de abusos sexuales registrados en Alemania desde 1995, solamente 94 corresponden a personas e instituciones de la Iglesia Católica. Eso supone un 0,045% . Viendo estas estadísticas me parecen muy acertadas las palabras del director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi “es conveniente preocuparse también por ellos”. En este caso por los otros 209.906 y no sólo por los 94.

Ahora viajamos a Estados Unidos, en donde tanto revuelo se armó en 2002. Los números en USA son 54 condenas en 42 años de un total de alrededor de los 109.000 sacerdotes y religiosos que hay en los Estados Unidos. Durante el mismo período hubo 6.000 condenas a profesores de gimnasia y entrenadores, declarados culpables de ese delito por tribunales de los EE.UU. Desconozco el número de estos profesionales, pero si los clérigos tuvieran la proporción de pederastia de los profesores deportivos de niños harían falta más de 12 millones de profesores de gimnasia y entrenadores para niños. ¡Claro, así ya se pueden conseguir medallas en las olimpiadas! Y como consecuencia de este número, tendrían que haber unos 100 millones de profesores (contando los universitarios). Y teniendo en cuenta la proporción de personas con edad para ser profesor deberíamos concluir que en Estados Unidos de cada dos personas una es profesor y cada alumno dispondría de 5 ó 6 profesores para él solito. (Desde luego, así ya se puede sacar gente como el Bill Gates.).

Y ahora vamos a la actualidad: Irlanda, en donde ha tenido lugar el último escándalo. En este lugar, «el Informe Ryan del año 2009 ha recogido los testimonios de 1090 personas con casos de violencia (no sólo sexuales, sino sobre todo física y psicológica) en el sistema escolar de la isla desde 1914 hasta 2000. Tras un examen minucioso de cientos de casos de violencia, los religiosos acusados de abuso sexual a niños fueron 23, si bien los datos no son completos porque en dos escuelas no se especifica el número. En las escuelas de niñas fueron acusados sólo 3 seglares empleadas. En varias escuelas los abusos fueron cometidos por el personal o por visitantes externos o por alumnos mayores y no por parte de sacerdotes. Cómo señala Introvigne, el informe muestra más que la pedofilia en la Iglesia, una clara situación de abandono, violencia física y depravación que han caracterizado los métodos educativos de todo el sistema escolar.

Se puede continuar con estadísticas que prueban de forma bastante significativa que los casos de pederastia en la IGLESIA CATÓLICA son proporcionalmente muy inferiores al resto de la población. También es inferior al de otras confesiones como prueba el profesor no católico «Philip Jenkins, Pedophiles and Priest, Anatomy of a Contemporary Crisis (Oxford University Press). Y, sobre todo, mucho menor que en otros modelos institucionales de convivencia organizada. Si en la Iglesia Católica pueden ahora resaltar más – y antes- es por la centralización eclesiástica de Roma, que permite recoger información, contabilizar y conocer los problemas con más inmediatez que en otras instituciones y organizaciones, confesionales o no. Incluso en estos días han surgido casos que nada tienen que ver con el clero católico, como los de la prestigiosa escuela Odenwald de Heppenheim; se habla de entre cincuenta y cien casos en sólo esa escuela a partir de 1971.»

Otro aspecto muy debatido ha sido si los célibes estén más inclinados a incurrir en abusos sexuales. En este sentido «El Prof. Hans-Ludwig Kröber, director del Instituto de Psiquiatría Forense de la Universidad Libre de Berlín, uno de los más prestigiosos profesores de su especialidad en Alemania, al ser preguntado sobre los abusos de menores cometidos por clérigos o religiosos, de los que se habla en las últimas semanas, niega que el problema tenga su origen en el celibato. La probabilidad de que un célibe cometa un abuso sexual es de uno contra 40, dice. El problema viene más bien de que los culpables son homosexuales incontinentes.

«Otra muestra de información no ya sesgada sino falsa ha sido el intento de involucrar en el escándalo de los abusos sexuales al hermano del Papa, Georg Ratzinger, por casos sucedidos en el coro de Ratisbona (Domspatzen) del que fue director musical de 1964 a 1993. Pero ninguno de los casos declarados se refieren a este periodo ni al coro en sí. »

«Pero también al mismo Papa han querido implicarle: Algunos medios han afirmado que el Card. Joseph Ratzinger autorizó en 1980 –cuando era arzobispo de Múnich– el traslado de un sacerdote pederasta de la diócesis de Essen a una parroquia de Múnich, donde el clérigo cometió nuevos abusos. Pero en realidad el actual Papa no tomó la decisión de reintegrar al clérigo».

Ley de los grandes números y alarma social

Volvemos con nuestra ley de los grandes números y la vamos a aplicar a una ciudad superpoblada. En este lugar podemos estar prácticamente seguros de que habrá policías corruptos, médicos a los que no les guste la medicina y hasta, supongo yo, bomberos pirómanos. También, me atrevo a decir que, por mucho que se esfuercen el Papa y los obispos, quizá siempre habrá sacerdotes capaces de cometer abusos sexuales.

Fijémonos, ahora, en el ejemplo de los policías: Si en lugar de casos aislados de corrupción, ocurriese, que al encontrarnos por la calle con un policía, y sin que nosotros hayamos cometido ninguna fechoría, nos viéramos en peligro -como me han contado amigos mejicanos con lo de la “mordida”de su país- entonces se podría deducir que ahí pasa algo. Ahí no hay una casualidad, sino más bien una causalidad. (Por supuesto, que cualquier ente social tiene que luchar contra cualquier problema grave, aunque sea en una proporción muy pequeña. Y ahí debe estar incluida la Iglesia, en primer lugar). De hecho hay que reconocer que en todas las épocas han existido personas que sin vocación sacerdotal se meten de sacerdotes para tener ganancias de uno u otro tipo..

Por tanto, podemos decir que no vamos a conseguir nunca una perfección absoluta en la sociedad, pero sí hablar de una especie de barrera o tope tal que al sobrepasarla se produce una alarma social. Por ejemplo, si ocurre un accidente de tráfico en una carretera inaugurada muchos años antes, sin que se hubiera producido ningún accidente, en este caso la noticia sería el accidente y no la carretera; pero si el accidente fuera en un punto de una carretera en el que el número de accidentes sobrepasa lo que es normal, la noticia sería más ese lugar más incluso que el accidente. Aplique, el inteligente lector, esto al caso que estamos tratando y deduzca, a partir de los datos, si la noticia lógica no debería ser la pederastia en lugar de la Iglesia.

Posturas farisaicas

Seguimos con nuestra ley de los grandes números, que voy a aplicar ahora a los que de verdad dan los “grandes números”en la pederastia y tiran la piedra para otro lado, generalmente contra la Iglesia Católica. Comenzamos con algunos párrafos muy suculentos de un artículo de Diego Contreras en Aceprensa titulado ¿Detectives en los seminarios de Estados Unidos?

1 «Cuando en 2002 estalló en Estados Unidos el escándalo de los abusos de menores cometidos por algunos sacerdotes, una comisión de cardenales y obispos del país mantuvo un encuentro en Roma con Juan Pablo II y algunos miembros de la Curia romana para afrontar de nuevo el problema.

Una de las conclusiones prácticas fue "promover sin retraso una nueva y seria visita apostólica en los seminarios y otros centros de formación, en la que se haga especial énfasis en la necesidad de la fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia, especialmente en el campo moral, y la necesidad de un estudio más profundo de los criterios de admisión de los candidatos al sacerdocio".

La reunión atrajo la atención de prensa y televisión, sobre todo estadounidense. Por lo general, los medios de comunicación postulaban la actitud de "tolerancia cero”con los supuestos autores de los abusos sexuales, en su gran mayoría de naturaleza homosexual y con menores de 15 años, mientras que por parte eclesiástica se subrayaba la necesidad de llevar a cabo los procesos previstos por el derecho canónico antes de emitir sentencias. Algunos vieron en ese matiz una señal de debilidad. Las medidas sonaban a poco.

Pues bien al poco tiempo ocurría lo siguiente según el mismo artículo:

Ahora se tiene noticia de que la Congregación para la Educación Católica, el organismo vaticano encargado de los seminarios y otros institutos de estudio eclesiásticos, está poniendo en marcha esa visita apostólica en los 229 centros de este tipo presentes en Estados Unidos. La sorpresa es que esa medida ha sido calificada ahora, por los mismos que antes defendían el populismo de la "tolerancia cero", como una "caza de brujas contra los homosexuales en los seminarios",

2 En un editorial, The Wall Street Journal señalaba la ironía de que una cultura permisiva reproche ahora su laxismo a la Iglesia: "La erotizada cultura mediática americana reprende ahora a la Iglesia católica por ser demasiado condescendiente con una conducta sexual licenciosa. Una cultura que ha aprendido a tolerar todo (faltar a los compromisos no importa si se trata del sexo) esgrime ahora que los obispos no han adoptado la \\’tolerancia cero\\’ frente al mal comportamiento de sacerdotes»

3 El psiquiatra y teólogo alemán Manfred Lütz en un artículo publicado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung el 22 de Febrero de 2010 sobre los casos de abusos sexuales, se refiere a la reacción en la opinión pública a propósito de los casos de abusos sexuales a niños que se remontan a los años setenta y ochenta, y que se acaban de conocer ahora. Sin embargo, la tesis de Lütz es que este tipo de escándalos –de los que tampoco se libran, lamentablemente, las instituciones seculares que trabajan con niños– se debe a un ambiente de banalización de la sexualidad y la pederastia.

Durante los años setenta, algunos ideólogos de Mayo del 68 intentaron crear un clima de opinión favorable a las “relaciones sexuales no violentas”con niños. Una década después, este planteamiento cristalizó en una serie de propuestas disparatadas.

«Lütz lo ilustra con dos ejemplos: “Entre los Verdes, en 1985 se solicitó que se despenalizara el sexo con los niños; y, en 1989, la célebre editorial Deutscher Ärtzteverlag publicó un libro que pedía abiertamente que se permitieran los contactos sexuales pederastas”.

Para los artífices de estas propuestas, el enemigo a combatir eran precisamente las prohibiciones de la Iglesia: “En aquella época se libraba una batalla en particular contra la moral sexual católica porque constituía un obstáculo represivo para la ‘emancipación de la sexualidad infantil’”.

Cuando a finales de los ochenta se desterró la idea de mantener relaciones sexuales con niños, quienes habían sostenido la despenalización de la pederastia se encontraron en la incómoda situación de que “eran ellos los verdaderos malhechores a causa de su laxismo”, y no la Iglesia católica, a la que habían criticado “por su moral rígida y completamente pasada de moda”.

Por eso, como señala Lütz, no deja de ser paradójico que ahora los críticos de la Iglesia aprovechen “la grata oportunidad”que les brindan los casos de abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes para repetir la misma cantinela de siempre: “La culpa es de las estructuras eclesiásticas, de la moral sexual, del celibato”.

4 No hace falta ir a Estados Unidos: «aunque el episodio fuera esperpéntico, basta ver los elogios con que buena parte de la prensa española saludó, en enero, al sacerdote andaluz que declaró con orgullo su homosexualidad activa: desde las columnas de muchos diarios se defendía que continuara ejerciendo el ministerio.

5 Es curioso también, como señala la REDACCIÓN de HO, «que Cuando el pederasta es “progresista”y alardea de izquierdismo, nadie arremete contra él. A menudo incluso se le llama artista. Este es un listado de nombres míticos de la progresía. En él figuran sus grandes referentes culturales.

  • Pedro Almodóvar ha tratado de dos maneras distintas la pederastia. En una de sus películas se presenta al pederasta de manera positiva y divertida. En la otra, condenándolo. Un alegre Javier Gurruchaga interpreta en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? a un dentista pedófilo que acuerda con una mujer (Carmen Maura) mantener relaciones sexuales con su hijo de 8 años. En cambio, en La mala educación, los papeles pederastas (curas) son sórdidos y despreciables.
  • A los 12 años Brooke Shields protagonizó La petite, una película de Louis Malle. Su papel era el de una prostituta. La cinta incluía desnudos de la niña, que mantenía relaciones sexuales con adultos.
  • Otra vez Javier Gurruchaga, en esta ocasión al frente de la Orquesta Mondragón. En su primer álbum había una canción titulada El hombre de los caramelos, compuesta por Eduardo Haro Ibars, hijo de Eduardo Haro Tecglen, director de Triunfo, en la que se escuchaba:

"El hombre de los caramelos a la puerta del colegio

espera para hacerte feliz.

Y si deseas con él disfrutar

no te debes, niño, asustar.

Él tiene siempre lo que té hará gozar».

La actitud de la Iglesia: reconocimiento del daño y todo lo que ha hecho

Es clarificador en este tema el libro El coraje de ser católico (1), escrito por George Weigel, el conocido biógrafo de Juan Pablo II, que con la suficiente perspectiva y sin perder de vista la actualidad describe la crisis, analiza sus causas y sugiere las inevitables reformas sobre abusos sexuales del clero de la Iglesia católica en Estados Unidos a principios de 2002 y que crearon la mayor crisis que ha sufrido esta institución en dicho país. Aconsejo este libro para profundizar en el tema, del que entresacaré algunos párrafos:

«Aunque la prensa no creó la crisis, la información no reflejaba bien la realidad. Se difundió "la errónea impresión de que la crisis de abusos sexuales del clero era un fenómeno que seguía produciéndose en ese mismo instante, que era de una magnitud sin precedentes y que estaba fuera de control, cuando, en realidad, salieron a la luz poquísimos casos de abusos que hubieran sido cometidos en la década de los noventa".

En efecto, desde finales de los setenta venía habiendo un goteo de revelaciones semejantes. Lo que produjo la crisis definitiva fue los casos de dos ex sacerdotes de la diócesis de Boston, pederastas sistemáticos, y la gradual revelación de lo que claramente fue encubrimiento o grave imprudencia por parte del ordinario del lugar y sus obispos auxiliares, que una y otra vez pusieron a aquellos dos en tratamiento, siempre para darles luego encargos pastorales que les daban ocasión de volver a abusar de niños. Weigel lo atribuye no a mala voluntad sino a extraordinaria imprudencia por parte de algunos obispos que parecían dar más importancia a la opinión de psicólogos o terapeutas, para quienes se podía rehabilitar a los reincidentes, que al bien de las familias confiadas a su cuidado pastoral.» (11)

Y volviendo al momento actual « “¿Por qué entonces la atención mediática se centra solo en la Iglesia católica? Según Accattoli, que ha trabajado durante cuarenta años para diarios como La Repubblica y Corriere della Sera, es fácil explicarse el ensañamiento de los medios con el clero católico: “El mundo de los periodistas apoya espontáneamente la ‘revolución sexual’ y encuentra la mayor resistencia a tal orientación en el clero católico: de ahí el ímpetu con el que resalta –si puede– las contradicciones”.

En los casos norteamericanos e irlandeses las autoridades decidieron no atender a muchísimas denuncias. Entonces en realidad quien está fallando ahí también es el estado. Lo cierto es que las estructuras de la Iglesia son una ayuda para prevenir casos de abusos sexuales, ya que “puede reaccionar de un modo más coordinado y profesional que una asociación deportiva local”

Junto a las estructuras, el verdadero seguro de vida para los niños es la propia doctrina de la Iglesia: “Se piense lo que se piense de la moral sexual católica, incluso en los tiempos de la banalización de la pederastia, era para cualquiera que la respetase un baluarte contra el abuso de los niños”.

“La verdad es que todas las instituciones relacionadas con niños y jóvenes atraen a personas que buscan un contacto ilícito con los menores. Esto vale para las asociaciones deportivas, para las instituciones de asistencia a los jóvenes y, naturalmente, también para la Iglesia.”» (12)

«La idea de que la Iglesia ha tendido a ocultar el problema y mirar a otro lado también está siendo matizada. A juicio de el Dr. Fred Berlin profesor de psiquiatría en la Universidad John Hopkins y uno de los especialistas americanos en estas cuestiones, "la gran mayoría de los casos han dado lugar a juicios públicos, a indemnizaciones, a decisiones de tratamiento psicológico para los sacerdotes implicados. A veces se olvida que nadie, empezando por las familias, quería que se hicieran públicos los escándalos. Pienso que, más que voluntad de encubrir, ha habido una falta de comprensión del conjunto del fenómeno".

Además, señala también Berlin que reconoce que los psicólogos tienen también parte de responsabilidad, ya que muchas veces por su consejo los obispos volvieron a confiar encargos pastorales a sacerdotes después de haber sido sometidos a un tratamiento. "Hubo una mala comprensión de lo que podía o no podía curarse. También hay que tener en cuenta que la pedofilia era uno de los sectores sobre los que había menos conocimientos".

¿Pero todo esto quiere decir que la Iglesia y en especial el Papa miran para otro lado y eluden su responsabilidad? (8)

«Rafael Navarro-Valls en un artículo en "el Mundo”afirma: Si se hurga un poco comprobaremos que algunos de los más inflexibles “moralistas”actuales, fueron apóstoles activos de la liberación sexual de los sesenta/setenta.

Al igual que toda una generación, algunos de los seminaristas no fueron inmunes y actuaron luego de modo indigno. Contra esa podredumbre se enfrentó decididamente Juan Pablo II, cancelando el permiso de enseñar en esas Universidades a algunos docentes, entre ellos a Charles Curran, exponente cualificado de aquella corriente.

Benedicto XVI, no obstante las raíces antiguas del problema, decidió actuar con tolerancia cero en algo que mancha el honor del sacerdocio y la integridad de las víctimas. De ahí sus reiteradas referencias al tema en Estados Unidos y su rápida reacción convocando a Roma a los responsables, cuando el problema estalló en algunas diócesis irlandesas. De hecho acaba de hacerse pública una dura carta a la Iglesia en Irlanda donde el Papa viene a llamar “traidores”a los culpables de los abusos y anuncia, entre otras medidas, una rigurosa inspección en diócesis, seminarios y organizaciones religiosas. Resulta sarcástico el intento de involucrarle ahora en escándalos sexuales de algún sacerdote de la diócesis que regentó hace años el arzobispo Ratzinger. Sobre todo si se piensa que fue precisamente el cardenal Ratzinger quien, como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, firmó el 18 de mayo de 2001 la circular De delictis gravioribus\\’ (“crímenes más graves”) con duras medidas ejecutivas contra esos comportamientos.

Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han reconocido la gravedad del tema, que en el caso de una institución religiosa es aún mayor. El actual Papa, en su primera reunión con los obispos estadounidenses, admitió que el escándalo de los abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes ‘fue pésimamente gestionado’ y pidió vigilancia ante la pornografía que rodea a jóvenes y niños.

En definitiva sobre los clérigos responsables caerá la justicia de la Iglesia, la de los hombres en los tribunales de justicia, y especialmente la de Dios, quien es misericordioso….. y justo. Y es evidente que la gravedad de estos casos añade la responsabilidad de que el ejecutor es un hombre que representa a Dios.

Ante los cerca de 400 obispos estadounidenses, que forman una de las más numerosas conferencias episcopales del mundo, el Papa reiteró su ‘profunda vergüenza’ por los casos de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes de la Iglesia de Estados Unidos.

Para Joseph Ratzinger, los obispos ahora tienen que ‘dar prioridad a ‘cerrar las heridas causadas por cada violación de la confianza, favorecer la curación, promover la reconciliación y acercase con afectuosa preocupación a cuantos han sido tan seriamente dañados’.

El Papa explicó que también es importante que ‘los niños crezcan con una sana comprensión de la sexualidad y de su justo papel’.

A los niños se les tiene que evitar ‘las manifestaciones degradantes y la vulgar manipulación de la sexualidad hoy tan preponderante’, añadió.

Denunció entonces que la tarea de la protección de los niños es difícil cuando ‘en tantas casas se pueden ver pornografía y violencia a través de los medios de comunicación ampliamente disponibles’.

Por ello, llamó a ‘reafirmar con urgencia los valores que sostienen la sociedad, a fin de ofrecer a jóvenes y adultos una solida formación moral’.

Una formación, dijo Ratzinger, de la que no solo se tienen que ocupar los padres, religiosos y catequistas, sino también ‘la información y la industria del ocio’.

En la extensa carta pastoral a los católicos de Irlanda de este año 2010, «Benedicto XVI ha subrayado el grave daño causado a las víctimas y el consiguiente escándalo. Para superar la crisis señala un camino de penitencia y renovación, que incluye terminar de esclarecer los hechos por completo y reconocer el mal cometido; ofrecer reparación a las víctimas y satisfacer las exigencias de la justicia; aplicar las medidas necesarias para proteger a los menores; elevar el nivel espiritual de todos, fieles y pastores. A la vez, no deja de recordar que la misericordia de Dios perdona y renueva a los culpables arrepentidos, y cura las heridas de quienes han sufrido el mal».

Es evidente que con un solo caso que hubiera, sería demasiado penoso, pero tampoco podemos olvidar aquello que nos decía Jesucristo del trigo y la cizaña. En definitiva Dios nos creó con el riesgo de la libertad. Si fuéramos autómatas no habríamos tenido estos problemas. Dios respeta las leyes físicas que él mismo ha creado y también la ley de los grandes números. Por supuesto que si quiere, también puede cambiarlas, pero Dios actúa de una forma tan discreta, que a veces nos parece que no interviene en la historia. Dios actúa a través de causas segundas y consigue que aún lo que parece una desgracia –eso pareció su muerte de cruz- colabore para el bien.

El positivo de la Iglesia

A pesar de todo lo dicho, el diario norteamericano, que más de una vez ha criticado las tomas de postura de los obispos en temas políticos y económicos, The Wall Street Journal advierte que «"no creemos que las acciones de unos pocos deban invalidar el trabajo de la mayoría de los sacerdotes que enseñan a nuestros hijos, cuidan a nuestros enfermos y han enriquecido el tejido social americano con su ministerio". "La Iglesia católica es uno de los grandes activos de la sociedad americana", escribe el diario. "El escándalo actual habrá servido para algo si obliga a los obispos a tomar más en serio las acusaciones contra las malas conductas de sacerdotes. Pero no queremos unirnos a aquellos cuyo verdadero propósito es aplastar y humillar a la Iglesia».

Si se me permite, quizá las instituciones de Iglesia no saben o no se preocupan de “vender el producto”ya que podemos preguntarnos ¿Quiénes están atendiendo generosamente a los enfermos del Sida? Precisamente quienes no tienen ninguna responsabilidad sobre esto, las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta ¿Quiénes se preocupan de los ancianos? Las hermanitas de la Caridad, aunque quizá pueda haber familiares de estos enfermos que abandonan a sus ancianos y que critican la acción de la Iglesia. Así podríamos seguir hablando de los hospitales de San Juan de Dios, la labor de Caritas y tantas asociaciones de la Iglesia que desarrollan una labor social impresionante. ¿Cuántos irán a comer a Caritas y no ponen la cruz en la casilla de la Iglesia? Desde luego la Iglesia no hace este tipo de preguntas».

Fernando Sivit

fesivit@ono.com

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Un comentario

  1. excelente tratabjo e investigacion, critico pero muy constructivo que nos sirve a nosotros que somos agentes de formacion en la pastoral familiar, que es el area eclesial en donde mucha veces se toma la decisuion y diferentes posturas para con nuetra amada iglesia. felicidades.

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