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Francisco se reúne con los miembros de la red de oración mariana, nacida hace diez años en Bélgica y hoy extendida por todo el mundo comprometida en la oración diaria a la Virgen por la Iglesia y el mundo. A las integrantes del movimiento, todas mujeres, el Pontífice les pide que «lleven las intenciones del mundo desgarrado por los conflictos, la violencia y la indiferencia y también las de tantas personas que sufren, abandonadas, rechazadas».