Las ONG trabajan con chicos de familias multiproblemáticas
Noticias de Suplemento Comunidad: Sábado 25 de marzo de 2006
El método de trabajo más difundido hasta el momento es el de la comunidad terapéutica
"Antes la droga era un problema de marginación y hoy es un elemento de inclusión de sociedad. El adicto no es una persona contraria al sistema, es una persona que quiere incluirse, que usa para eso los narcóticos o el alcohol." Esta definición de Guillermo Arcuati, director de la Asociación Betania, de Salta, ilustra el mal que subyace a las adicciones del siglo XXI: la necesidad de ser aceptado. Algo a lo que son especialmente sensibles los más jóvenes.
"La edad promedio de los pacientes oscila entre los 19 y 28 años. Y lo que notamos es que los chicos vienen con familias multiproblemáticas y físicamente más deteriorados que hace una década. Cuando llegan, son adictos con la salud muy quebrantada, por lo que tenemos que acompañar al tratamiento psicológico con uno farmacológico, para poderlos ayudar a sobrellevar la abstinencia", explicó Daniel Barac, uno de los impulsores del Programa Andrés Córdoba, que trabaja desde hace más de diez años en esta provincia.
Los dichos de Barac y Arcuati confirman algo: la adicción a la droga o al alcohol en los jóvenes no es un simple pasatiempo y es la portavoz de problemas más profundos, generalmente nacidos de núcleos conflictivos o que no saben contener las necesidades del adolescente.
Para esto, ambas asociaciones trabajan con el método más difundido y efectivo, hasta el momento: el de comunidad terapéutica (técnica interdisciplinaria en la cual participan todas las personas que rodean al paciente, como psiquiatras, psicólogos, familiares). "Se trabaja así porque el problema de la toxicodependencia es complejo y polideterminado, por lo que hay que tratarlos desde la transdisciplina", explicó Arcuati.
Las modalidades de tratamiento que usan Betania y el Programa Andrés son consultorio externo (dos o tres veces por semana), hospital de día (con media jornada y jornada completa, de lunes a viernes) e internación completa.
"El hecho de que cada vez vengan más jóvenes (la mayor parte de nuestros chicos tienen entre 14 y 25 años) condiciona el tratamiento. No es lo mismo tratar a un adolescente, en el cual el problema está unido a las características de una edad particular como es la adolescencia, que a un joven. También, a la hora de tratar a cada uno, tenemos en cuenta las diferencias de personalidad", explicó Arcuati
Tanto el Programa Andrés como Betania se financian en parte de las becas otorgadas por la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico, en parte de los pagos que hacen los pacientes que hacen cuyas obras sociales cubren el tratamiento y en parte de recursos propios, aunque reconocen que mantener estas estructuras es complicado, sobre todo en el caso de la asociación salteña.
Mercedes Colombres
La Nación